AMORES EXTRAÑOS "Yo Soy Betty, La Fea"

AMORES EXTRAÑOS, CAPITULO 14, Yo soy Betty la fea.

Habían pasado dos años desde que Betty había desaparecido, como era de esperarse, es escándalo explotó y todos se enteraron del embargo que Terramoda tenía sobre Ecomoda, en ausencia de Betty, Nicolás asumió la presidencia de Ecomoda hasta sanearla, a regañadientes y por petición de Marcela se la devolvió a Armando.

Armando paso los últimos meses buscando cualquier pista que diera con su paradero, cada tanto tenía una pelea semanal con Nicolás pues nunca le decía nada sobre  Betty, lo cual era cierto, él solo sabía que viajaba por trabajo con Doña Catalina, pero nunca supo a donde, no le dijo nada a sus papás, ellos tampoco sabían dónde estaba, ya que al llamar a Doña Catalina esta les informo que ella quedo en confirmarle si aceptaba el empleo y si encontraba vuelo pero no la volvió a contactar nunca más. Los Pinzón renegaban de Armando, era el único culpable del autoexilio y desaparición de Beatriz.

Ecomoda era diferente, ya no se respirará el ambiente de alegría y jocosidad de antes, perdieron su alegría el día que se enteraron que Betty huyó, Freddy no volvió a cantar y las del cuartel no les interesaba el chisme, resentían el vació que dejo su amiga. Armando por su parte se apartó de todos, era frio y melancólico, nadie le conoció pareja alguna, se sentía culpable por la huida de Betty, nunca más se juntó con Mario, no lo soportaba sentía que su pena por Betty era hipocresía pura, razón por la que no le permitió acercarse más a él y daño su relación, Mario fue destituido de la vicepresidencia y se fue a Ciudad de México, nadie más supo de él.

Don Roberto se enteró del amor que Armando profesaba hacia Beatriz de la boca de la misma Marcela, quien mejoró su relación con Armando, ella era ahora su confidente, su amiga, Marcela sufría mucho al verlo así, Nicolás también había cambiado, se había vuelto lúgubre pero seguía amando a ciegas a Marcela, Roberto y Margarita sintieron compasión por Armando y el sufrimiento que cargaba, así que se mudaron de nuevo a Bogotá para acompañarlo y no dejarlo solo por todo esto.

En Cartagena

Betty lucía unos rasgos mas finos y menos marcados, trabaja como vendedora ambulante en el centro histórico de Cartagena, vendía cigarros, dulces, chicles y mentas para poder mantenerse, paso largo tiempo tratando de averiguar quién era y si tenía familia en la ciudad pero nadie nunca le dio razón,  lo más frustrante de haber perdido la memoria era sentirse tan sola, siempre cansada llegaba a dormir a su pequeña y mínima pieza, era lo único que su trabajo le permitía pagar, era de pocos amigos, todos la veían como el bicho raro, esta vez no era su belleza o más bien falta de ella, era su pérdida de memoria lo que hacía que todo el que la conociera la mirara como un engendro de feria. Su ritual nocturno consistía siempre en el mismo deseo "Envíame un ángel, devuélveme a casa", siempre fantaseaba con que un día cualquiera, caminando por ahí, alguien la reconocería y la llamara por su verdadero nombre.

Todos en el barrio la conocían como Sara, era el nombre que le habían dado temporalmente, pero esa era la única identidad que ella reconocía, por más esfuerzos que hiciera, ella solo conocía a Sara y a su triste y solitaria vida.

Armando tenía todo un santuario en honor de Betty en su oficina, cada día con la misma rutina, entraba y aseaba la que fue por mucho tiempo su espacio, no permitía entrar a nadie que no fuese él, incluso, cuando Nicolás era el presidente interino tenía prohibido el acceso a ese lugar, Armando almorzaba siempre a solas en la oficina de Betty, cumplía con sus deberes en Ecomoda y como robot se retiraba a su apartamento, día tras día, sin pena, ni gloria.

Ese mañana Betty se despertó con un gran sensación de tristeza, no recordaba bien el rostro del hombre, pero este arrodillado le imploraba perdón, le pedía que volviera a él, que la amaba y anhelaba su regreso, sentía conocerlo, pero no sabía de donde, ni mucho menos su nombre, era un sueño muy recurrente, que iba y venía cada cierta temporada, pero al igual que las veces anteriores que lo soñó olvidaba su cara.