CAPÍTULO 21

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Capítulo 21

La mujer se había quedado callada y un poco impactada por las fuertes y severas palabras de Vladimir, pues el hombre nunca había reaccionado de esa manera antes, y mucho menos la había amenazado con destruir el patrimonio de su familia. Se levantó de la silla con la frente en alto y acomodando su bolso Gucci de color negro sobre su hombro, volvió a encararlo.

—Me iré, pero esto no se quedará así— aseguró mirando a Vladimir a los ojos por unos segundos, para luego girar sobre sus propios pies e ir directo hacia la puerta, pero la fuerte y profunda voz de Vladimir frenó sus pasos.

—Será mejor que sí se quede así, Snezhana— volvió a advertir Vladimir, siendo ignorado por Snezhana, quien salió de la oficina sin darle una última respuesta.

Vladimir se dejó caer nuevamente en su silla de oficina, llevando sus manos hacia su rostro al mismo tiempo que cerraba los ojos. Al parecer no bastaba con el cansancio que lo estaba consumiendo cada día que pasaba, también tendría que soportar los berrinches de Snezhana, algo que no permitiría, ya tenía suficiente de toda su familia como para que ella viniese a hacerle la vida imposible.

Escuchó un golpeteo al otro lado de la puerta, y retiró las manos de su rostro, para indicarle a la persona al otro lado pasar.

—Adelante— dijo con uno tono de voz un tanto elevado.

La puerta no tardó en abrirse, y quién apareció detrás de ésta fue Sindy, llevaba su tableta de trabajo entre sus manos y, claramente, se encontraba apenada por haber dejado pasar a Snezhana a la oficina de su jefe sin el consentimiento de éste.

—Señor Ivanov, tuvo algunas llamadas mientras estuvo en la reunión— dijo la muchacha deslizando sus dedos por la pantalla del aparato que llevaba entre sus manos— El señor Sanders desea tener un encuentro con usted en el lugar de siempre.

—Bien, encuentra un espacio para mañana y reserva una cita en el Turandot— ordenó, y Sindy no tardó en comenzar a mover sus dedos con rapidez sobre la pantalla.

—También llamó su hermano menor— siguió hablando Sindy, luego de terminar de anotar— le dejó dicho que éste próximo domingo tienen una cena familiar, su padre y él esperan verlo allí.

Vladimir asintió.

—¿Algo más?— preguntó digiriéndole una mirada a Sindy, antes de comenzar a encender su computador.

—Sí — afirmó— también llamó una señorita llamada Irina Rinaldi, solicitaba hablar con usted.

En cuanto el nombre de Irina salió de los labios de Sindy, las acciones de Vladimir sobre encender el computador se detuvieron. Su corazón latió desembocado, llegando a sentirlo en la garganta por la fuerza con la que éste latía, por su cuerpo subió un estremecimiento y en sus labios se dibujó una sonrisa.

—¿Irina? — preguntó reflejando su emoción en su voz.

—Eso dije, señor— afirmó Sindy, siendo testigo de la felicidad de su jefe con tan solo escuchar el nombre de la desconocida mujer.

—¿Y por qué no me pasaste la llamada justo en cuanto llamó?— preguntó Vladimir, mirando a Sindy con el ceño fruncido.

La muchacha volvió a apenarse y desvió la mirada hacia el suelo.

—Estaba usted aún en la reunión, señor Ivanov, no quería interrumpir— susurró, llevando una de sus manos hacia uno de los bolsillos traseros de su pantalón de vestir para sacar el teléfono móvil de Vladimir— aquí está su teléfono— indicó poniéndolo sobre la mesa.

Bajo Los Encantos Del RusoWhere stories live. Discover now