CAPÍTULO 40

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Capítulo 40

Vladimir miraba embobado a Irina, mientras hacía caso a sus órdenes y se recostaba en la cama, acomodando su cabeza en un par de almohadas para tener una mejor vista de su mujer.

Desde su lugar, fue testigo de cómo la mujer dejó un frasco de chocolate a los pies de la cama, para luego caminar hacia la ropa que él había debajo tirada a un lado del baño y tomar la corbata entre sus manos. Fue inevitable para Vladimir no admirar la belleza de Irina, parecía una diosa y estaba seguro de que ella lo sabía, porque, la seguridad que transmitía solo la hacía ver más bella.

Cuando Irina volvió a girar su cuerpo hacia él, una sonrisa se dibujó en sus labios, y con pasos lentos comenzó a caminar hacia la cama. Una vez cerca de esta, se subió, y colocándose sobre el cuerpo de Vladimir, levantó la corbata con una de sus manos, y mordió su labio inferior cuando sintió las manos del hombre apoderándose de su cintura.

—Hoy vendaré tus ojos— le dijo en un susurro— así que quieto y sumiso.

Cuando esas palabras salieron de su boca, una de las cejas de Vladimir se arqueó.

—Trataré— le respondió con voz ronca, bajando sus manos hasta sus muslos dejando un suave apretón— pero no prometo nada.

Un suspiro salió de los labios de Irina, y se dispuso a cubrir los ojos de Vladimir con la corbata de color negro. Cuando terminó se estiró hacia adelante para unir sus labios con los de él, en un beso lento, suave y pausado, mientras que una de sus manos comenzaba a acariciar el pecho de Vladimir, y con la otra se mantenía apoyada en la cama.

Cuando el beso terminó, ambos estaban un poco agitados, pero aun así Irina dejó un casto beso en sus labios antes de alejarse por completo de él, sentándose a sus pies y tomar el frasco de chocolate, retirarle la tapa, y derramar un poco en su mano para llevársela a los labios. De inmediato Vladimir reaccionó al gemido que salió de sus labios relamiendo los suyos, y removiéndose un poco en su lugar, su miembro se encontraba erecto, a la espera por las atenciones de Irina, y sus manos estaban cerradas en puños.

Con una sonrisa en los labios, Irina volvió a colocarse sobre él, sentándose justo sobre su erección, provocando que sus intimidades se rozaran entre la delgada tela de la lencería que ella llevaba puesta, y que de sus labios salieran gemidos.

—Mordiéndose el labio inferior, Irina comenzó a derramar el chocolate por el cuerpo de Vladimir. Iniciando por su cuello, hará bajar a su pecho, donde derramó bastante hasta llegar a su abdomen.

Irina siguió derramando chocolate en el cuerpo de Vladimir, hasta llegar a su miembro, donde dudó un poco, pero al final, y tomando valentía, cubrió el miembro erecto de Vladimir del adictivo dulce.

Cuando terminó, dejó el frasco de chocolate a un lado, y colocando sus piernas a cada lado del cuerpo del hombre, llevó sus labios a su cuello, comenzando a lamer lentamente, al mismo tiempo que mordía la delicada piel, sacándole gruñidos a Vladimir debido a las sensaciones que le provocaba.

Sus labios fueron descendiendo lentamente, lamiendo todo el chocolate del cuello, para luego dirigirse hacia su pecho, al mismo tiempo que sentía las manos de Vladimir colocarse en cada uno de sus muslos, apretando fuerte.

Los labios de Irina vagaron por toda la superficie de su cuerpo, hasta llegar a su miembro, donde lentamente, y sin ningún arrepentimiento, comenzó a pasar su lengua tibia por toda la longitud. Enloqueciendo a Vladimir con su aliento cálido e impacientándolo con sus lentos movimientos.

—Demonios— gruñó en voz baja, Justo cuando Irina introdujo la mitad de su miembro en su boca, al mismo tiempo que con sus manos acariciaba la otra mitad y sus testículos— lo siento cariño, pero quiero verte— logró decir con ronca.

Bajo Los Encantos Del RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora