EPISODE 18

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Yibo manejó su moto hasta su casa casi anhelando regresar. No quería pensar en que regresaba para ser el mismo de antes, no, pero quería regresar para sentirse un poco como antes, solo un poco.

Entró a la casa y como era sábado, de seguro todos dormían un poco más, menos Arthur quien se sorprendió de verlo.

—Esta volvió a ser mi casa, ¿entendiste?

—Sí, joven Yibo, su madre ya me lo dijo.

—Bien, así me gusta.

Terminó de entrar y fue directo a su habitación. Suspiró al abrir la puerta de su cuarto con la llave que su mamá le había dado y encontrar todas sus cosas hechas un desastre. Maldijo por lo bajo, entró y cerró la puerta de un portazo, debía arreglar todo ahí.

Mientras levantaba sus cosas del suelo, se topaba con algunas pertenencias que le hacían recordar el chico que antes era. La tira de condones, las revistas de mujeres desnudas sobre motos, la libreta con números de teléfono de sus citas, algunas prendas femeninas que ellas le habían dejado y notas de su adolescencia. Tenía una especie de cuaderno donde pegaba notas de sus experiencias sexuales, lo había creado a los quince cuando su primo le dio la genial idea de tener escritas sus experiencias y luego comprobarlas. Frunció el ceño al percatarse que todo estaba regado por el suelo y era probable que su familia había estado ahí viendo todo eso.

Se sentó en su cama tratando de poner todas esas notas que encontró dentro de su libreta secreta. «Mei es espectacular, sabe cómo moverse en la cama», leyó parte de la nota y trató de recordar a esa tal Mei, compañera de su escuela cuando él tenía dieciséis años.

—Vaya, ¿Qué será de ella? Capaz y está casada —se dijo a sí mismo. «Hoy lo hicimos por detrás, creo que me enamoré, jajaja». Leyó otra de las frases escritas.

Suspiró cuando los recuerdos le vinieron a la mente y se recostó en su cama. «¿Con cuántas personas he estado y he podido vivir tranquilo, por qué Xiao Zhan tiene que atormentarme la mente?», pensó cerrando los ojos y se sintió extraño, «Eso te pasa por darle mucha importancia, ¿lo ves? Ahora que ya fue tuyo, escríbelo en la libreta y deja de pensar en eso».

—Pero no puedo hacer eso —dijo serio—. Aunque quisiera, perdería su magia. —«¿Magia, puto? ¡Qué pasa contigo! ¿Qué magia? ¿Las relaciones no son mágicas, qué piensas, Yibo?»—. Oh, maldita sea. —Se masajeó la cabeza, tenía sentimientos contradictorios que ya estaban hartándolo.

Decidió tomar una siesta y de paso arreglarla un poco, al menos hacerlo habitable. cada cosa que encontraba ahí le recordaba quien era.


—&—


Xiao Zhan tomaba desayuno en el hotel donde su padre se hospedó en estos días de su visita. Han le trataba de dar ánimos ya que podía verlo decaído y distante... Sentía que lo perdía y eso le preocupaba porque amaba a su hijo.

—¿Qué piensas? —preguntó cuando Xiao Zhan no se reía de sus comentarios. Este bajó la cabeza, no le podía decir que pensaba en Yibo y tenía la tremenda inseguridad que lo dejaría, que ayer había sido su primera vez y que Yibo simplemente se había ido sin decirle un adiós en la mañana.

—¿Sobre qué?

—No sé, estás por acabar la universidad este verano, ya no falta nada...

—Postularé a una beca, y me cambiare de universidad ya tengo casi todo listo.

—En Pekín si hacemos el intercambio estarías en la mejor universidad, o habrían muchas para escojas. —Xiao Zhan se puso triste, sabía lo que su padre quería decirle.

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