EPISODE 8

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Xiao Zhan tuvo que salir de su habitación, aunque no deseaba hablar con su padre en ese momento no le quedaba otra opción, aun había un tema pendiente en la cual debían tocar.

—Este lugar me agrada mucho, es tranquilo y puedo pensar sobre muchas cosas. —Dijo Han mientras caminaba junto al pelinegro por el gran parque de la cuidad, Xiao Zhan pensaba si realmente su padre tenía conciencia—. La naturaleza es un buen elemento...

—Papá... —hablo Xiao Zhan interrumpió a Han.

—Dime.

—Olvídalo. —Han lo miró con curiosidad y se puso serio, sabía de qué quería hablarle.

—Hijo, cuando uno es mayor hace de su vida lo que mejor le parece.

—Soy mayor, y lo se, pero yo jamás dejaría sola a una mujer embarazada, me enseñaste a asumir responsabilidades.

—Lo sé pero Clara quiere mi dinero, ella cree que nado en él y como es algo mayor no vio otra cosa mejor que embarazarse, ¿Cómo crees que voy a caer en sus juegos? Tengo la edad suficiente para saber lo que hago, me regañas como si fuera un niño cuando no sabes los pormenores que hay detrás de mi vida privada. —Xiao Zhan estaba serio mirando hacia su padre, no sabía qué decirle y no pensó que así eran las cosas con él.

—Ese bebe no tiene por qué sufrir, no tiene la culpa, ¿no crees? —hablo Xiao Zhan y Han lo miro con incomodidad.

—No pienses que va a ser como un hermano para ti, no conocerás a Clara y ella no tendrá ese hijo, no te ilusiones.

El vientre de Xiao Zhan dolió, era la conversación más incómoda que había tenido y prefirió cambiar de tema, sabía que no podría cambiar los planes de su padre, eres un maldito terco cuando se lo proponía.

El día terminó de pasar y Han recibía llamadas telefónicas de más mujeres, Xiao Zhan se puso a pensar si eso era reciente o ya antes había pasado, pero recordaba su niñez como una de las mejores, sus padres eran unidos y Han era muy atento con mamá, los problemas comenzaron cuando él se hizo adolescente y su madre comenzó a ponerse un poco histérica, aunque quizá se puso así porque Han comenzó a cambiar...

Prefirió no pensar más en esas situaciones que de seguro iba quedar guardada en un rincón de su corazón. Se dio un baño y decidió descansar, recordando que Yibo lo llamaría y se quedó esperando en alerta. Quería hablar con él, escuchar su voz, aunque también sabía que no era buena idea, y no debía ilusionarse.

Cerró los ojos escuchando un poco de música para relajarse y luego se levantó bruscamente al escuchar su teléfono sonar, su corazón latió acelerado y se puso un poco frío de nervios, pero al ver la pantalla se desilusionó, era Dilraba y de seguro seria una llamada larga, así que contestó recostándose en la cama otra vez, Quizás Yibo no llamaría después de todo y era estúpido esperar algo de alguien como él.


—&—

Yibo entraba al comedor de su casa, era sábado por la noche y sus padres, se encontraban en casa, era lo que siempre había querido de pequeño, pero ahora era tarde y la convivencia dentro de esa casa se había enfriado.

Jin corría por todas partes, parecía como si su comportamiento empeoraba cuando su padres estaba y si nadie le hacía caso o si alguien le reclamaba por la bulla y las travesuras que hacía lloraba fuerte y fastidiaba a los demás, su padre, lo engría para callarlo mientras su madre evitaba tener que discutir con el pequeño pues tenía un carácter un poco desequilibrado cuando estaba estresada.

—¡Quieren sentarse a la mesa! —gritó Carman—. ¡Jin, deja ya de gritar y ven aquí! ¡Yibo, a la mesa! —gritó cuando lo vio titubear y querer irse.

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