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Uno, dos, y tres dedos, cayeron al piso al momento de ser cortados por el mismo yeonjun, aunque el hombre gritara con mucha fuerza era imposible que alguien los escuchara, todos eran espectadores de aquel cruel momento, incluso las miles de sonrisas se posaban en los rostros de los espectadores que pagaban miles de dólares para sólo ver como torturaban a gente inocente sin ningún escrúpulo, yeonjun era el principal, pero el no lo hacía por negocio si no porque le gustaba ver como sus víctimas rogaban por sus vidas mientras este les arrancaba cada pedazo de sus cuerpos, pero aquel sujeto era especial ya que no pedía ningún tipo de piedad para salvarse, sólo gritaba desgarradoramente esperando a que lo aniquilaran de una vez.

— joder, no ruegas para que me detenga, que molesto. — dijo yeon jun mirando al hombre, cual solo lo miraba más que serio evitando caer tan bajo para rogarle a ese asesino, prefería mil veces morir que hacer lo que esté le pedía.

— p-pudrete. —pronunció con difícultad, para después gritar nuevamente al sentir de nuevo otro dedo ser cortado con aquellas pinzas filosas, cuales ahora goteban de sangre.

— no digas eso, recuerda que tengo a tu hijo, y puedo hacer lo que se me plazca con el.

— ¿el sabe qué estoy aquí?. — a el hombre no le sorprendería si Soobin supiera que el en lugar de estar en el trabajo estaba siendo torturado por su mismo acosador en Japón.


— No seas ridículo anciano, incluso lo traje aquí para que mañana solo pueda ver tu cadáver.


— ¿que harás con el cuando me mates a mi? Soobin no tiene la culpa de mis errores, lo único que voy a rogar es por su vida que por la mía. — el hombre ahora si estaba implorando, pero yeonjun esperaba que le gritara incluso aunque estuviera en ella silla atado como un animal, lo miraba tan patético en como intentaba parecer el héroe cuándo el mismo no pudo proteger a su hijo de el.

—demasiado tarde, debiste escuchar todas las veces cuando lo abuse, siempre rogaba que parará y que lo dejará, pero me divertía tanto haciéndolo que no me importó si nos escuchaban, por un momento quería que tu estuvieras viendo como tocaba a tu hijo descaradamente, pero creo que ya no importa, te prometí que Soobin iba a ser mío y ahora estoy dispuesto a matar a todo aquel quien intente quitármelo. — el hombre no podía creer que todo lo que estuviera diciendo yeonjun sobre su hijo fuera cierto, el mando a Soobin lejos para que estuviera protegido, sinceramente no creía en ninguna palabra directamente del peliamarillo.

El tenía su rostro cubierto de sangre, su ropa tan elegante estaba arruinada por aquel líquido rojo, no tenía ni un poco de remordimiento por su futuro suegro, más bien terminaría su trabajo con el para regresar con Soobin, tenía pensando quedarse en Japón por un tiempo hasta que en corea se calmaran las cosas ya que lo estaban buscando por todas partes junto con Soobin aunque el pelinegro solo era más que su víctima y no su cómplice, no había recibido ninguna llamada por parte de kai sobre Soobin lo que significaba que no tenía problemas aún con el.

— Soobin es un doncel.

— lo se. — le responde yeonjun al hombre con mala gana, a la vez ordenando a sus hombres que se llevarán al sujeto de nuevo en la bodega, cual orden fue acatada, pues ahora solo quería estar más tiempo con Soobin antes de que viera a su padre morir.

Tomó su celular marcando al número de nombre "kai" con el que había dejado a soobin, no tardo ni un minuto en que este había respondido de manera tranquila, lo primero que pregunto fue como estaba Soobin pero el hombre solo respondió que el pelinegro estaba en el hotel donde había ordenado que lo dejara, Soobin no había hecho más que estar tranquilo sin hacer nada, ya que estaba siendo vigilado, yeonjun sintió un gran alivio de saber que su soobinnie estaba tranquilo sin hacer nada.

🌹 𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝 Where stories live. Discover now