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Yeonjun logró deshacerse de los vigilantes que habían intentado llevarse a soobin del lugar, pues la mafia había llegado para recoger su paquete, en ese mismo instante solo había una poca posibilidad de que ambos salieran con vida.

Las alarmas se habían activado cuando lograron darse cuenta de que habían escapado, ambos podían esconderse entre aquella grande casa, pero no por mucho tiempo.
Bajaban con prisa las escaleras, pero soobin se negaba a escapar sólo, temía por la vida de ambos y no quería que yeonjun se quedara en ese lugar donde solo encontraría la muerte.

—¡No voy a escapar!. — se negó nuevamente cuando ya estaban en la salida, pero eso no le importo a Yeonjun.

Sujetaba fuertemente al doncel para que solamente saliera por aquella puerta de una vez, pero sólo al abrir ya habían varios hombres corriendo para buscarlos, y ninguno tenía buenas intenciones, la salida estaba bloqueada por lo cual tenía que encontrar una manera de que solo soo pudiera salir de ahí.

—Tienes que irte lo más lejos posible de aquí y no me obligues a sacarte por las malas.

La mafia no eran personas fáciles con las cuales el solo podría tratar, el hecho de haber rechazado ser el líder de el negocio de su padre era por el simple hecho de que tendría que renunciar a soobin y convertirse en lo que verdaderamente su madre no deseo para el, al menos no se sentía culpable de haber matado personas que verdaderamente merecían morir, como los padres de soobin quienes habían negociado con su hijo sólo para tener un buen trato de su parte, pero ellos no eran nada tontos, querían más que eso, lastima que su destino fue la tumba.
Entre pasillos largos, pero no pudieron escapar tan lejos ya que uno de aquellos hombres le había disparado a Yeonjun por enfrente, y la sangre salpico en el rostro del doncel, y soobin no pudo más que hecha un grito.



—Corre. — el ojo izquierdo de Yeonjun había recibido la bala, y ahora se veía bastante tétrico como la sangre salía sin parar de este.
— ¡Maldita sea, lárgate!. — ordenó más enojado aún teniendo fuera para estar de pie.




—Te amo. — dijo para finalmente irse corriendo con lo más que podía, sin mirar atrás ya que estaba seguro de que no lo iba a soportar.

El cruzó el siguiente pasillo donde estaba justo la segunda salida, los disparos de donde estaba Yeonjun se hicieron escuchar, el se hizo de oídos sordos sin querer regresar, además ya había tomado una decisión, iba a regresar a corea en cuanto antes después de aquel.

Para su dolor, regresaría sólo.


Al cruzar tras la puerta dio hacia el exterior, sin ningún hombre afuera, pues ahora todos se estaban ocupando seguramente del ahora cuerpo de Yeonjun.
Corrió lo más lejos que pudo de aquel lugar, como le había dicho Yeonjun desde el principio, no quería llorar en ese momento porque debía ser fuerte ante la situación, no contaba con nadie y menos a un lugar a done ir.

En medio de la calle no había nadie, pues era casi de noche, sin embargo, los autos de esos sujetos lo habían perseguido y el estaba acorralado, pensaba que iban atraparlo o algo así, pero el dolor en su vientre se hizo presente y el abrió los ojos asustado pensando en lo peor que podría pasar, antes de que pudiera salir en medio de la calle, aquel auto negro lo había atropellado.

Todo fue tan rápido para el doncel, en la manera en que tan pronto se encontraba aura rodeado en un charco de su misma sangre, y con un bebé que insistía en nacer pronto, el no tenía la fuerza para levantarse y enfrentar al que le había hecho aquello, o tan siquiera de pode escapar.

Apenas puede observar cómo el auto frena después de ocasionar aquel accidente, y el conductor baja del mismo auto negro y camina hacia su cuerpo tranquilo como si fuera lo más normal del mundo atropellar a un embarazado en plena noche.


Beomgyu sonríe al verlo de esa manera, la mafia ya no querían al doncel por no tener esa pureza de antes, ya que este ya tenía un niño en su ser, ahora tenía el único trabajo de deshacerse de ambos.


—tú... E-Eres un... —.



—shhh, guarda silencio, estas muy débil, en cuanto nazca tu hijo me encargaré de que ambos no estén aquí. — y simplemente después de sus palabras, inyectó el cuerpo de soobin, pero este no se podía defender.

Rápidamente soobin cerró los ojos.
Beom ordena a sus demás hombres a recoger al cuerpo y que limpien el lugar antes de que alguien pudiera darse cuenta de que hubo algo en ese lugar.


—¿Que hacemos con el?. —pregunta el hombre preocupado, pues soobin estaba inconsciente y tenía que estar en labor para recibir al pequeño, lo cual ahora era imposible por su estado débil.



—Quiero que le saquen a ese ingedro, después te diré que hacemos con el. — el hombre solo asiente a su petición.







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Horas después.



Aquella sala de operaciones era dirigida por los mismos cirujanos privados de aquella mafia  eran encargados de llevar la cesárea del doncel, unos eran principiantes y otros profesionales, no importaban si eran novatos, en fin de igual manera el bebé iba a terminar muerto en sus manos.

Beomgyu observaba con atención a través del cristal con cierta curiosidad, como los guantes de látex de los cirujanos ahora estaban manchados de la sangre del peli negro, tan solo unos minutos uno logró sacar lo que era un pequeño bulto, cual no había llorado al nacer, entonces gyu sonrió pensando que efectivamente había muerto.

Se levantó con la satisfacción de saber aquella noticia, pero antes de que pudiera irse tras la puerta, unos llantos se escucharon de nuevo, el corrió de regreso e incluso se adentro al mismo lugar interrumpiendo el trabajo de los doctores, quienes estaban confusos por su reacción.

Beomgyu reviso al bebé con la mirada, esperando encontrar algo que dijera que era un verdadero choi y heredero de la familia, se sorprendió al encontrar ese peculiar lunarcito por su pequeño pechito, el no podía creer que en verdad aque bebé era hijo de su hermano.
Todos en aquella familia tenían ese lunar de nacimiento que los representaba, y ese nuevo ser que esperaba el doncel ahora tenía esa marca que se suponía que no debería tener.


—Es un varón.— dijo el doctor con temor, pues la reacción del menor de los chois no había sido la mejor.


—Este niño no puede ser hijo de mi hermano. —dice desesperado.



—Tiene el lunar, y dejeme decirle que incluso yo fui quien atendió a su madre al parir.


—De todas formas, yo seré el único heredero de todo, deshaganse de el.

🌹 𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝 Where stories live. Discover now