La vida de Izuku Midoriya, algo normal y nada alarmante, pero todo cambiara durante el campamento de entrenamiento. Aquel chico alegre y capaz se topara con la verdadera realidad y lo que pueda ocurrir cuando el mundo se dispone a acabar con todo aq...
Podemos ver a Bakugo y Todoroki estudiando con relativa normalidad o al menos eso se puede apreciar a primera vista, siempre y cuando pases por alto la expresión de irá de Bakugo y la inexpresividad de Todoroki, aunque claro, esas eran sus personalidades más allá de lo que pudieran estar sintiendo en aquel momento. De un momento a otro, ambos lápices se detuvieron de escribir de forma repentina, una vez habiéndose detenido ambos lápices, parecieron estirar levemente, pero a todo esto, ¿Dónde se encontraban exactamente?
A muchos les podría parecer algo totalmente extraño, pero ambos chicos se encontraban en la habitación de Todoroki Shoto, aquella con el diseño las oriental de todos los alumnos presentes en aquella academia, como si se hubiese quedado estancado en el tiempo o meramente era demasiado arraigado a donde provenía, mucho mas apegado a sus tradiciones. Bakugo no pudo evitar mirar cada rincón de aquella habitación meramente con su mirada llena de colera, después de todo era una maldita broma para él estar allí, pero en cualquier otro momento de su vida de seguro hubiera volado por completo aquella habitación con una explosión o meramente no habría entrado a la misma cuando el mitad y mitad lo ofreció como una opción viable.
De no ser porque necesitaba estar allí para poder realizar sus tareas en conjunto, no se le hubiera pasado por la mente entrar aquel cuarto. Ambos parecían haber finalizado sus deberes, el proyecto incluso estaba terminado ya que Todoroki había mencionado que lo mejor para ello era que pintaran algo abstracto y, ¿Qué mejor que las explosiones para ello?, Ambos hicieron uso de sus propios dones para crear una obra de arte lo suficientemente abstracto como para poder considerarle arte y en su debido momento presentárselo a su profesor.
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Aunque pudiera verse como una simple maqueta con un pedazo de hielo bastante grande en ella, pero con ese pedazo de hielo quebrado en varios pedazos con algunos trozos faltantes mientras habían residuos de una explosión cerca del trozo de hielo y en la maqueta misma, dando a entender exactamente que había ocurrido, no hacía falta ser un científico para saber que aquella maqueta no era la cosa más artística de todo el mundo, pero quien sabe, actualmente todo era considerado arte. Katsuki se encontraba en el suelo frente al imbécil (para él) mitad y mitad.
Sin embargo si alguien entrara a la habitación en ese preciso momento de seguro se moriría de risa por un buen, buen rato, después de todo, se le quedaría grabada de imagen de Bakugo sentado frente a Todoroki en una mesa que estaba ubicada en el suelo, pero la verdad era que dicha mesa era una de esas portátiles que meramente se colocaban con una manta debajo de la misma para cubrir las piernas de los que se sentaran y usaran la misma al mismo tiempo, justamente eso estaban haciendo ambos.
Todoroki estaba cálidamente arropado por aquella cobija que poseía la mesa en la parte inferior provocando que sus piernas estuvieran calientes y cálidas para él, mientras que el peli cenizo solo deseaba retirarse, si se le observaba con cuidado, se le podía ver una vena en la frente muy remarcada, que palpitaba cada vez con más y más intensidad, Todoroki no le prestaba la menor atención ya que se encontraba demasiado cómodo en su habitación, casi como si ignorara por completo la presencia de Bakugo en ella, tras estirarse un poco y bostezar con sus ojos cerrados pudo notar que el peli cenizo no soporto más y estallo.
