Invierno en la playa

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Cinco meses después

-¿Viene en ese? -inquirió ansiosa Jessica a mi lado, poniéndose en puntitas de pie para ver entre las ventanillas polarizadas del autobús.

Alex se encogió, bajando la nariz hasta que se la tapó su bufanda violeta.

-Debe ser ese, sí -murmuró, enredando los dedos de su mano con los de la muchacha y metiéndolas en su bolsillo para protegerse del frío.

-Ahh, ¿y por qué no saca la cabeza para saludar o algo? -se quejó Rafa dando saltitos. No sabía si estaba inquieto por la espera o se estaba muriendo de frío. Resopló, y un halo de humo blanco se le escapó entre los labios-. No sé, no creo que sea ese.

-Pues es la hora, y no creo que vengan muchos más autobuses de ese lado -objeté, alzando las manos para tirar de mi gorro de lana en un intento de que me tapara las orejas-. Tiene que venir en ese.

El autobús frenó con un resoplido y en un par de minutos el chofer se bajaba para estirar las piernas y abrir las puertas. El copiloto se acercó hasta la parte de carga y abrió el compartimiento para comenzar a bajar valijas. De las escaleras comenzaron a descender algunas personas. Una mujer con sus dos hijas, un señor mayor, un hombre con su novia de la mano...

Y ahí estaba él.

Mi corazón dio un vuelco tan impresionante dentro del pecho que me quedé sin aire, exhalando con fuerza y formando una humareda a mi alrededor. El muchacho descendió dos escalones y su mirada se encontró directamente con la mía. Los ojos redondos y oscuros, tiernos y sorprendidos mirándome con un amor y una añoranza descomunal. Tenía un suéter de cuello alto y un bolso colgado al hombro. Se había recortado el cabello de la última vez que le había visto, y éste le caía liso sobre las cejas. Cuando terminó de bajar todos los escalones con la vista aún fija en mí y una sonrisa que comenzaba a aparecer en sus labios, mi visión se vio borroneada por un cuerpo que corría hacia él y lo tacleaba.

-¡Aaah, mi hermano! -lloriqueó Rafa saltando sobre él y rodeando la cintura con sus piernas largas.

Jungkook se tambaleó un poco por el peso y el bolso se le cayó del hombro. Antes de que pudiera hacer o decir nada, Rafa le había zampado un beso en los labios.

-¡Yah! -se quejó, asombrado.

-¡Te extrañé tanto! -se quejó el chico lleno de piercings, bajando al suelo y tirando de sus mofletes-. ¿Cómo estuviste, princesa? ¿Comiste bien?

-Ya déjalo en paz -Alex estiró una mano para agarrar a Rafa del cuello de la camisa y tirar de él a un costado.

Cuando Rafa se movió, Jungkook medio despeinado y feliz volvió a mirarme. Entreabrí los labios, medio estática de la emoción, para decir algo, pero el muchacho acortó la distancia que nos separaba de tres grandes zancadas, tomó mi rostro entre sus manos, lo alzó un poco para que le mirara y me besó.

Mi corazón aleteó de nuevo, feliz. Todos los músculos tensos por el frío de mi cuerpo reaccionando al cálido contacto de ese beso con el que había soñado desde la última vez que nos habíamos besado justo allí. En ese momento, hacía el calor húmedo del verano. Pero tras tachar día tras día, semana tras semana, mes tras mes cuadraditos en mi calendario por fin estaba besándolo esa tarde de invierno.

-¿Tú tienes la cámara? -susurró Alex, aunque pudimos oírla perfectamente-. ¡Apúrate y saca la foto!

-No me deja clickear -se quejó Rafa entre murmullos.

-Tienes que pasar el rollo, renacuajo. ¡Apúrate!

-Aaah, ya está -se oyó un click-. No sé si enfoqué bien, la verdad.

Let's Not Fall in Love [Jeon Jungkook]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora