18- El arenero

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Me gustaría decir que amanecí con el canto matutino de los pajaritos en mi ventana, pero lo cierto es que lo que despertó fue una sacudida de hombros que me dejó sin aire

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Me gustaría decir que amanecí con el canto matutino de los pajaritos en mi ventana, pero lo cierto es que lo que despertó fue una sacudida de hombros que me dejó sin aire.

-¿¡Cathy!? -gritó Jungkook. Su rostro se relajó de golpe cuando lo miré asombrada. Se dejó caer a mi lado, sacudiéndose el cabello-. Nos quedamos dormidos.

-Oh -me senté en la cama y me estiré, alzando los brazos sobre la cabeza. Luego llevé una mano a la parte trasera de mi cabello y toque. No dolía a no ser que hundiera los dedos-. Casi muero anoche.

-Ni me lo recuerdes -se puso en pie, bostezando. Le vi dar un par de pasos hasta su baño. Cuando salió nuevamente me señaló con el cepillo de dientes lleno de dentífrico-. Eres una estúpida -luego lo metió en su boca y se metió al baño. Pude oír cómo se cepillaba los dientes.

Me puse en pie y me metí en el baño tras él. Obsevé mi cabello completamente parado, exageradamente despeinado por haber dormido con éste mojado. Las ojeras que surcaban mis ojos eran espantosas, pero mis pómulos estaban sonrojados del calor que tenía al haber dormido pegada al muchacho.

Jungkook a mi lado tenía el pelo igual de parado. Parecíamos una pareja de trolls.

Me agaché para abrir el cajón bajo el lavabo y saqué un cepillo dental empaquetado, para abrirlo, ponerle dentífrico y llevármelo a la boca. Comencé a cepillar mis dientes con parsimonia, viendo como el muchacho a mi lado lo hacía con demasiada fuerza y rapidez.

-Te vas a lastimar -murmuré justo cuando se agachó para escupir.

-Puedes dejar el cepillo en el vaso para la próxima.

Para la próxima. Aquellas palabras se repitieron en mi cabeza como un eco. Me quedé atontada frente al espejo hasta que vi que se giraba frente al retrete.

-¡Jungkook! -exclamé, saliendo del baño y cerrando la puerta rápidamente, escuchando que el muchacho soltaba una risita.


Me metí una tostada en la boca y la mastiqué con lentitud. De repente era plenamente consciente de cada uno de mis movimientos, como si temiera hacer algo muy apresurado o con demasiada brusquedad. Frente a mí, Jungkook escribía rápidamente un mensaje de texto.

-¿A quién le escribes? -inquirí.

-A Sathia. Pregunta cómo estás.

-Hum -asentí y rodeé la mesa de la cocina para acercarme al ventanal que daba a la playa. Del otro día, la mañana era clara y despejada-. Oye...

-No tienes que sentir celos de Sathia, ¿sabes?

-¿Disculpa? -me giré hacia él con una ceja enarcada.

-Digo, porque ella y yo... O sea de verdad, da igual.

-Oh, sí, claro -respondí con acento filoso. Sathia me daba igual, lo que me molestaba era mi orgullo y que él creyera que a mi me conflictuaba la vida-. Pues tu tampoco tienes que preocuparte de Dorian. Porque él y yo...

Let's Not Fall in Love [Jeon Jungkook]©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ