14- En el gris

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Inspiré profundo y lo dejé salir en un suspiro exasperado. El cabello continuaba cayéndome sobre los ojos, escapándose de detrás de mis orejas por mucho que lo pusiera allí continuamente. Rodé los ojos, molesta, y dejé el trapo con el que estaba limpiando para sacarme la cinta de la muñeca y hacerme una rápida cola de caballo. Todavía no me acostumbraba a tener el pelo corto; aunque debía agradecer haber conseguido aquel empleo de medio tiempo en la heladería ya que pasar todo el día con el ambiente climatizado por las heladeras no me hacía sudar como cerdo. Volví a tomar el trapo húmedo y a pasarlo una vez más sobre la vitrina de cristal. Cuando lo saqué vi el reflejo de mi rostro pomuloso y comprendí que ya estaba perfectamente limpio. Que, de hecho, estaba perfectamente limpio hacía como una hora.

La campanita de la puerta blanca tintineó y yo pegué un salto, asustada por la fuerza con la que el cliente había entrado. Me sorprendía, la verdad, había abierto hacía apenas unos diez minutos y la gente normalmente no entraba a pedir helados en el mediodía.

-¡Buenos días! ¿En qué puedo...? -me corté de golpe al ver el rostro malhumorado que tenía en frente.

Aunque decir malhumorado era decir poco: ésta persona sacaba chispas por los ojos. Con los labios apretados, así como lo hacía siempre que algo le molestaba muchísimo pero trataba de contenerse; Jungkook me miraba de brazos cruzados. Las venas parecían laterle con fuerza al contraer los brazos, y la camisa se le pegaba al pecho allí donde había sudado el pecho. Había estado corriendo. Su flequillo también estaba sudado y aunque respiraba con dificultad lo ocultaba muy bien en una pose tal vez demasiado estática.

-Jungkook -murmuré -retrayéndome contra la mesada que tenía detrás y pegando un segundo respingo al sentir que mi espalda chocaba con las salsas para helado. Sacudí la cabeza, confundida-. ¿Qué haces aquí?

-Dos días -dijo. Aparté la mirada, tomé el trapo y seguí limpiando como quien no quiere la cosa-. ¡Cathy, dos días! ¿Me quieres decir por qué no me respondes los mensajes? ¿Vuelves a lo mismo?

-Estoy trabajando, Jungkook -dejé la mano quieta un segundo sobre el cristal y levanté los ojos hacia él en el más lento y desapasionado de los movimientos-. No puedes venir a hacer una escena aquí.

-¡Bien! -chistó, alzando los brazos. Se pasó la lengua por el labio superior y soltó una risita sarcástica que me puso los pelos de punta. Miró un segundo la pancarta sobre mi cabeza y luego volvió a mirarme a mí-. Dame un jodido cono de chocolate, entonces -me quedé mirándolo y él sacudió la cabeza con arrogancia-. ¿Qué? ¿No haces tu trabajo?

Me enderecé tratando de no perder la paciencia y me acerqué a la caja. Jungkook me dio un billete, y antes de que pudiera darle el vuelto agregó:

-Quédate con el cambio.

Por alguna razón, me molestó sobremanera.

Bueno no, no por "alguna razón"; sino por lo que era: le valía poco el cono, sólo quería quedarse a hacerme la mañana miserable.

-No pienses que no sé lo que estás haciendo -murmuró, viéndome en silencio hacer su helado.

-¿Ah sí? -inquirí con sorna, sin mirarlo.

-No vienes al Club, las chicas de fotografía preguntan por ti.

-No me necesitan.

-No, tú no las necesitas.

Solté una exhalación sarcástica y lo miré completamente fuera de mí.

-¿Ahora me vas a dar un discurso barato de lealtad y moral? No me jodas -levanté la mano y le di su helado. Jungkook lo tomó y luego lo lanzó inmediatamente al cesto de basura que tenía el lado. Abrí los ojos como platos-. ¿¡Me estás jodiendo!?

Let's Not Fall in Love [Jeon Jungkook]©Where stories live. Discover now