Extra 2/3

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Abrió los ojos.

Todo estaba cubierto de celeste, al margen de su vista había pastizal, se removía.

No sabría describirlo, su pecho se sentía tranquilo, aunque también sentía ¿miedo? ¿Nervios? ¿Inquietud? No lo comprendía muy bien.

Pero de igual forma sabía que nada malo podía pasar, aún no sabía del todo porqué, pero algo se lo decía.

Se levantó, sentándose, en un movimiento algo cómico, una de esas plantas logró entrar en su boca, y rápidamente comenzó a escupir los pedacitos mientras se quejaba.

Cuando terminó, ya estaba de pie para evitar de nuevo ese incidente.

Miró a su alrededor con más detalle, no había nada a la redonda.
Solo árboles, paisaje, brisas de aire exquisitas, un continuo escenario, infinito, no sería capaz de explorar nunca por completo.

A sus espaldas, en el suelo, pudo ver cómo había una manta tirada en el suelo, era ahí donde yacía antes de levantarse.
Era color rosa.

Miró su cabello, que se movió al soplo del viento, era café puro, sus manos completamente blancas, al igual que el resto de su cuerpo.
Era una pequeña niña otra vez, su vestido era un contraste gris, puro.

En su oreja derecha había una flor rosa, bastante linda, llamativa ante toda su blancura.

Las nubes parecían leves brochazos en el cielo, pedazos algo transparentes que le dejaban ver lo infinito e intangible.

Suspiró en cuanto lo procesó, no entendía nada, ni recordaba nada si era lo que debía, toda su mente estaba vacía, aun así la inquietud se mantenía.

Cerró los ojos, tal vez en cuanto se calmara, sabría qué hacer.

ㅡ ¡Oye, tú!

Rápidamente abrió sus párpados y volteó a sus espaldas.

Había un chico de su misma estatura, su ropaje de pantalón café y camisa de manga larga blanca, descalzo, al igual que ella.

Su cabello estaba revuelto, al igual que el de la pequeña, era café, y era un poco largo.

ㅡ ¡Tú!...

Se acercó dos pasos y luego calló, quiso llamarlo pero no supo cómo, ¿quién era?

La sensación en su pecho se intensificó, tenía impotencia de saber que pasaba pero a la vez no, sentía como si a pesar de querer moverse no pudiera, se sentía asfixiada.

ㅡ Oye, yo también me siento así.

ㅡ ¿Cómo?

Él se mantuvo callado, pensando en cómo expresarse.

ㅡ Así... de desalineado.

ㅡ ¿Tú tampoco sabes quién eres, o qué haces aquí?

Asintió;ㅡ Y tampoco recuerdo nada, yo...

ㅡ Ni siquiera sé qué es este lugar ㅡmurmuró, complementándolo.

ㅡ Supongo que no podemos hacer nada.

Hablar con él de alguna forma la tranquilizó, ya no estaba tan presionada, solo eran él y ella, en plena inocencia, sin ser conscientes de nada.

Ni de sus desdichas, desgracias si es que las tuvieron.

¿Quién era él? ¿Ella? ¿Qué era ese lugar? ¿Por qué solo estaban ellos?

A cada pregunta que se hacía se revolvía más, no encontraba respuesta, de nada.

ㅡ Es extraño este lugar...

ㅡ Sí, lo único que había cuando desperté era una mantita rosa.
Espera, ¿mantita? ¿Esa cosa tiene nombre? Y-y mi voz, ¿e-estoy hablando? ¿Qué es esto? No entiendo.

ㅡ ¿Cómo somos capaces de comunicarnos así? ¿Ya nos conocíamos? ㅡel pequeño pestañeó, y luego agitó la cabeza.

ㅡ Ay, ¡no lo sé! No sé nada de lo que está pasando, ni donde estoy, o quién eres tú, o quién soy yo, ni nada, ¡ni siquiera sé cómo me pregunto todo esto!

Rompió a quejidos, sentándose de nuevo en el pasto.

Cubrió sus cara con ambas manos, mientras sus cabellos caía a los lados de su cara y terminaba por ocultar su rostro.

Sintió una mano colarse por su hombro, dando leves palmadas, y luego un movimiento que era de el contrario, para quedar a su altura.

ㅡ Oye, tranquila, entiendo que te sientas mal por no entenderlo, yo tampoco, ni siquiera sé cómo es que estoy expresándome y eso.

Negó con la cabeza, haciendo que dejara de tocarle el hombro.

ㅡ Siento que me perdí de algo, y no debería estar aquí, ni tú ni yo.

ㅡ Si nos perdimos de algo, entonces ya no importa, creemos una nueva historia.

Subió la mirada, con un pequeño brillo blanco, siendo recibida por la sonrisa confiada del otro, tan calmada, como si supiera exactamente qué hacer, cuando en realidad ninguno sabe qué pasa.

Pero ahí están, en su eternidad, perdidos, en la nueva realidad que comparten, sin estar solos, y sin vagar, a través de la nada, por su suerte.

¡Todos a por él!Where stories live. Discover now