Capítulo 12

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-- Puto Sonora

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-- Puto Sonora.

Había repetido muchas veces esa frase, y es que los mexicanos son conocidos por ser rencorosos y tercos, podían dar vueltas y vueltas a un mismo problema y su neciedad los haría mantener su postura.

Su mañana y la mitad de ma tarde se había basado en caminar mientras maldecía a su hermano, el sol dejaba un margen de hora de, mas o menos, cuatro o cinco de la tarde.

Estado de México, el estado al que mas amaba, en realidad lo amaba mas de lo que demostraba en público: era posesivo, controlador, celoso, ¿qué había hecho su pareja para atraer a otro estado?
¿Cómo lo había hecho? No entendía, siempre tuvo todo bajo control.

Y Sonora, había cometido un error, enamorarse del estado que le pertenecía; lo insultó, aunque aquello lo ignoró, pero dijo algo que logró atravesar su ego: "¿Jamas pensaste que Edo. Méx está contigo por pena?"

-- Ya hasta me aprendí la pinche frase, puto Sonor- ¡ah!

Tropezó y cayó en un pequeño hoyo, no tenía mucha profundidad, pero igual se llevó un susto y un golpe.

-- Estoy pero si bien pendejo --quedó de rodillas mientras limpiaba las palmas de sus manos, pues en estas había pequeños fragmentos de piedras.

-- ¿Puedo ayudarte? --tendió su mano para ayudar al estado.

Mas este no respondió, se paralizó mientras sus ojos viajaban del suelo hacia aquella persona, entrando en pánico al verla.

-- ¡N-no mames!

Se levantó rápidamente, dió una vuelta dándole la espalda y comenzando a correr.

La persona empezó a perseguirlo;-- Oye, ¡calma! No voy a hacerte daño --habló mientras corría.

Tropezó;-- Ah puta madre conmigo, ¡déjame en paz! --siguió corriendo.

-- ¡Solo quiero ayudarte!

Corría tanto como podía, su respiración se aceleraba; joder, solo quería tener una tranquila tarde mentando madres a uno de sus hermanos.
Miró hacia atrás, disminuyendo la velocidad.

-- ¿Qué chingados? --ya no estaba aquella mujer.

Se detuvo por completo mirando el camino que había recorrido, mas nada, no había nadie.

-- Escuché que tenías problemas con Sonora.

Dió la vuelta mientras daba un leve jadeo;-- ¿C-cómo...? --no podía hablar, mucho menos moverse, simplemente su cuerpo no respondía.

Frente a él, Centro estaba apoyada en un árbol mientras miraba sonriente al estado.

-- Solo no vayas a desmayarte --miró con indiferencia las uñas de su mano, como si estas fueran mas interesantes-- No quiero tener que cargarte, que molestia.

¡Todos a por él!Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora