Capítulo 30

408 62 29
                                    

Era un ambiente muy incómodo, nuevo, era extraño no ver o hablar con nadie, nunca en su vida se había sentido tan solo, o abandonado, aunque fue él quien abandonó todo, ¿qué se creía para atreverse a sentirse así?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Era un ambiente muy incómodo, nuevo, era extraño no ver o hablar con nadie, nunca en su vida se había sentido tan solo, o abandonado, aunque fue él quien abandonó todo, ¿qué se creía para atreverse a sentirse así?

"Ah... ¿Qué hubiera pasado si no los hubiese dejado atrás? ¿Estarían aquí conmigo? ¿Qué hubiera pasado si no me hubiera separado de Austria? ¿O si no hubiera cortado contacto con mis hermanos? Si alguien me hablara...".

Probablemente estaba pagando alguna especie de castigo por todas las mierdas que había hecho en el pasado, o por todo lo que había vivido. No era un niño inocente, no era un country con despreocupaciones; tenía tantas cosas en la mente, tantas veces que fue expuesto ante tantas personas, sus debilidades, su personalidad, sus defectos, cualquier cosa que pudiera contaminarse en su triste vida, ya estaba contaminado.

Y nadie se disculpó con él, nadie jamás le ofreció apoyo mientras le daba palmadas, comprendiendo su posición y problemas; no por vivirlos, sino por entender que eran realmente jodidas para el mexicano.

Pero está bien, supone, porque eso significaría que todo su pasado se expondría ante alguien, y no es lo que realmente quiere.

Solo hay al menos en ese lugar lleno de personas un país que de verdad sabía todo de él, que lo vio romper en llanto alguna vez, que aborrece tanto como él a España, que le ayudó a cavar dos tumbas, y que comprendió de todas formas que él no era un monstruo tanto como su propia alma se lo aclamaba.

De hecho, en cuanto ambos cruzaron miradas de pura casualidad, le sonrió mientras levantaba un poco la mano para saludarlo.
El austriaco le sonrió de vuelta; los demás no lo sabía, pero era realmente difícil hacer sonreír al bicolor.

Bueno, al menos contaba con aquel hombre de cabello rojo para no sentirse tan mal, aunque sean exesposos, realmente no quiere decir que deban llevarse mal, terminaron bien, ambos no se amaban, o más bien México no amaba a Austria.

Pero, aún así, centrado completamente en sus pensamientos, y rodeado de un mar de personas, debería ser imposible que la soledad abundara en él, pero estaba ahí, arrastrándola como un espesa y pesada nube abrumadora y gris, a cada paso que daba solo quería volver a casa y no hacer nada, tal vez cocinar.

Jamás creyó que tendría que enfrentarse a ello solo, lo había estado básicamente todo lo que hasta ese momento vivió, pero al parecer jamás le dio importancia, estaba más ocupado luchando contra todas las cosas malas de la vida como para plantearse si el nivel de soledad que arrastraba era soportable.

Al menos contaba con sus estados, todavía tenía la esperanza de llegar y hablar con CDMX acerca de su día y de cómo estuvo, comer mientras hablan, reír un rato, al menos su estado sí que conocía en parte su pasado porque él fue parte de ello.

Aunque la soledad sigue sintiéndose como algo tan desesperante de lo que jamás podrá escapar a menos que el universo se apiade de él.

Pero toda su vida ha sido así, ¿por qué lo complacería ahora? No tenía sentido, simplemente no ocurriría un milagro aleatorio.

¡Todos a por él!Where stories live. Discover now