Capítulo 17

891 110 236
                                    

Tenía la respiración acelerada , conducía hacia el hogar de una persona que probablemente le daría la solución

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tenía la respiración acelerada , conducía hacia el hogar de una persona que probablemente le daría la solución. La country a la que buscaba no era muy sociable, tampoco era de tener amigos; de hecho, en las juntas se le veía todo el tiempo en el teléfono o leyendo algún documento, era deduciblemente tranquilo. Además, en el pasado se habían dejado en claro que se apoyarían en todo momento, así que, para México, aquel país podía ayudarlo.

Se estacionó, bajó el carro sin quitar la llave por las prisas -pero se aseguró de no poner llave a la puerta- y corrió hacia la puerta de esa gran casa.
Golpeó seis veces la puerta y se cruzó de brazos, golpeando el suelo con la suela de su zapato repetidas ocasiones para calmar su nerviosismo.

Por dentro, se escuchaban algunas cosas moverse, también pasos, pero en ningún momento alguien habló, por lo que México volvió a golpear la puerta.

-- Ya voy, ya voy... --se escuchó en el interior de la casa.

La puerta se abrió, quien se encontraba adentro se asustó al ser lo primero que vio un mexicano con lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras reía.

-- ¿M-méxico?

-- Wey, n-necesito tu ayuda, s-sé que mi visita es imprevista, pero tienes que ayudarme, p-por favor... --su llanto aumentó, soltando pequeños sonidos que lo hacían ver desesperado.

Al contrario le retorcía el estómago ver de esa forma al menor, jamás lo había visto de esa forma tan rota.

-- Ey, cálmate --lo tomó de los hombros, obligándolo a verlo a los ojos-- Respira y cuéntame qué ocurrió.

-- E-es que no sé como empezar --se soltó del agarre del otro y entró mientras que con la manga de su camisa limpiaba las gotas saladas de su rostro.

-- Claro, puedes pasar, no hay problema --murmuró molesto mientras cerraba la puerta.

No por el hecho de que se pasara sin permiso, que también, sino que había estado ocupado limpiando la casa y no le gustaba ser interrumpido, pues después le daría pereza continuar, y toda la motivación que se dió antes de comenzar no habría servido para nada.

Caminó hasta llegar al sofá donde ya estaba acomodado el latino, se encontraba en posición fetal mientras abrazaba la pequeña almohada que s3 encontraba decorando aquel sillón.

Suspiró, rendido;-- ¿Quieres algo de beber?

-- Agua, por favor --respondió con la voz rota (1*).

Se dirigió a la cocina, tomó un vaso y sirvió agua de la jarra que tenía dentro del refrigerador. Del congelador agarró dos hielos, los puso en el agua y volvió con México para dárselo y calmarlo.

-- ¿Ya estás mejor? --preguntó mientras el norteamericano tomaba agua y asentía-- Bien, ahora dime, ¿qué te trae a mi casa, después de no vernos ni hablarnos durante tanto tiempo? --esperaba que la razón valiera la pena.

¡Todos a por él!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora