Capítulo 3

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Intentaba regular su respiración, su mano yacía en el lado izquierdo inferior de su pecho mientras gotas de sudor recorrían su frente

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Intentaba regular su respiración, su mano yacía en el lado izquierdo inferior de su pecho mientras gotas de sudor recorrían su frente.
Exasperado, miró repetidas veces hacia los lados, pues la sensación de ser observado lo atormentaba.

ㅡ Puta madre.

Volvió a recostarse, intentando conciliar el sueño, pero el ambiente pesado que cargaba aquella habitación lo complicaba.
Rendido, se levantó y, a cada paso que daba, observaba todo a su alrededor. Sus manos temblaban levemente y la ansiedad junto con la paranoia se apoderaban de él.

Un pequeño ruido en el exterior lo hizo estremecerse y comenzar a bajar escaleras para llegar a la sala, la cual estaba sumida en completa oscuridad.
Corrió hacia el interruptor y, nada más encenderlo, el foco de prendió y al instante se fundió, asustándolo.

ㅡ Chingada madre cabrón ㅡsusurró temblando.

Sus pasos se apresuraron hacia la cocina, donde una vez ahí, abrió la puerta del refrigerador para poder tener algo de luz.

ㅡ Espera ㅡsusurró al tiempo de que su mirada se dirigía a un lado de la puertaㅡ Hahaha, no mames, también aquí hay focos hahaha ㅡy, soltando unas risas, se dirigió al interruptor de la cocina y prendió el foco, para después cerrar la puerta del refrigerador.

El sonido de las ramas chocando con la ventana lo alarmaron, mirando rápidamente hacia todos los lados.
Aquella sensación horrible de ser observado no se iba, e incluso el miedo crecía al escuchar ráfagas de viento sonando cual silbidos desincronizados.

ㅡ Sal, acosador de mierda ㅡsemi gritó tartamudeandoㅡ ¡Sal pa' darte tus madrazos!

Un salero se cayó de su lugar, haciéndolo pegar un pequeño salto. Corrió y se encerró en el baño, donde por primera vez pudo respirar tranquilo.
Sus ojos se abrieron de golpe al recordar algo que simplemente se le había pasado.

ㅡ ¡No mames, había junta de la ONU!

Removió sus prendas con rapidez, restándole importancia al hecho de sentirse observado. Giró la llave de la regadera y, sin importar lo frío del agua, entró de golpe.
Por su cuerpo recorría el agua combinada con el shampoo puesto brevemente en su cabello; luego frotó con rapidez el jabón con la esponja y talló sin cuidado alguno su piel, sacando leves quejidos por la temperatura del agua.

Tomó la toalla -la cual siempre estaba en su baño-, la colocó alrededor de su cintura y salió corriendo de ahí titubeante.
Divisó una camisa de manga larga color gris e inmediatamente se la puso, tomando después un pantalón de mezclilla y un bóxer azul.

Tomó unos calcetines de color negro con degradado gris y se los puso con rapidez, tomando después unos tenis blancos -los cuales por la suciedad se habían vuelto un poco grises- y con prisa volvió al baño.

Tomó su cepillo de dientes y la pasta, vaciando un poco de esta sobre el cepillo pero dejando la pasta abierta.
Mojó un poco el cepillo y comenzó a toda prisa a cepillarse los dientes, mientras que con su mano libre buscaba por el pequeño mueble arriba del espejo su desodorante.
Terminó de cepillarse los dientes y escupió la pasta, enjuagando un poco su cepillo y luego su boca y, después de dejar el cepillo en su lugar correspondiente, tomó el desodorante y -mientras salía de la habitación- se ponía un poco de cada lado.

¡Todos a por él!Where stories live. Discover now