Contemplando las escenas de infidelidad [BL]

26

Wen Qing empacó su equipaje, compró un boleto de avión y regresó al día siguiente.

Ya era de noche cuando llegó al aeropuerto.

Tenía sueño y se sentía especialmente cansado.

No llamó a Yan Han y en su lugar tomó un taxi para irse directamente a casa.

Cuando llegó, todo estaba envuelto en oscuridad.

"¿Yan Han no estaba en casa de nuevo?".

Se cambió de zapatos y estaba a punto de subir cuando escuchó unos débiles gritos sensuales resonando en el piso de arriba.

Wen Qing instantáneamente se quedó allí aturdido, su mano que estaba sosteniendo su abrigo tembló ligeramente.

En realidad, desde que supo de los asuntos de Yan Han, a menudo pensaba en cómo se vería Yan Han cuando se acostaba con otros.

¿También les mordería el hombro de manera descortés, pero gentil como cuando ellos lo hacían?

Incluso podía imaginar cómo las gotas de sudor caerían por las puntas del cabello de Yan Han cuando llegara al clímax. Era lo suficientemente sexy como para hacer que el corazón de uno se detuviera.

Imaginó cuidadosamente cada pequeño detalle. Cada minuto de acto de solicitud que Yan Han mostró. Cada expresión amable que Yan Han le dio a alguien más por la noche.

Como un loco, no podía detener su imaginación. Era como si tal abuso de sí mismo pudiera hacer que amara un poco menos a la otra persona.

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Después de que Yan Han terminó sus actividades en la cama, bajó las escaleras para tomar un trago de agua con una toalla envuelta alrededor de su cintura cuando vio a Wen Qing sentado en el sofá tan quieto como si fuera una estatua. Lucía un poco aterrador con sus ojos inyectados en sangre.

Yan Han no dijo nada mientras observaba a Wen Qing en silencio.

Wen Qing levantó lentamente la cabeza para encontrarse con los ojos del otro.

La atmósfera estaba tristemente sin vida.

Wen Qing luego escuchó a su propia voz decir...

Vamos a romper.

Yan Han se quedó así en el pasillo con el ceño fruncido. Parecía que en realidad estaba ligeramente herido.

Wen Qing resopló cuando sintió que se formaban lágrimas en sus ojos. Repitió: —Vamos a romper.

Yan Han luego arqueó una ceja y levantó las comisuras de su boca: —Está bien.

Wen Qing parpadeó un par de veces y volvió la cabeza.

Escuchó a Yan Han decir con indiferencia: —Dejaré esta casa por ti. Llamaré a la gente para que venga mañana y empaque mis pertenencias.

Wen Wing asintió y se puso de pie antes de llevar su equipaje detrás de él y caminar hacia la puerta.

—Deberías darte prisa y regresar. No te resfríes.

Su último impulso se parecía al de un suspiro, pero también al de un sollozo.

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