Capítulo 19: si volvemos a querernos.

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Fígaro es más inquieto de lo que pensé en un principio. Se trepa a todos lados y Pol no está muy contento, pero sé que intenta disimularlo. Yo al contrario, estoy en una nube. Conectamos al instante, y aunque hace poco caso, mis palabras sí que las atiende.

—¿Por qué Fígaro? —pregunta Polo, ofreciéndome una taza de un café fuertísimo que apenas puedo probar.
—No lo sé, supongo que de pequeña me pusieron muchas veces la peli de Pinocho...

Él hace una mueca.

—No te la has visto, ¿verdad?

Niega con la cabeza y se encoje de hombros.

—Disney no era mucho lo mío.
—¿Y qué era lo tuyo?
—No sé, ¿las carreras?

No sé si quiero saber qué tipo de carreras. De todas maneras parece algo molesto esta mañana.

—¿Está todo bien? —pregunto, anticipándome a la respuesta.
—¿No has entrado a las redes hoy, ¿no?

Definitivamente está cabreado. Dejo el café a un lado para coger el móvil y lo veo levantarse velozmente.

—¿A dónde vas?
—Al estudio.
—¿Cenamos juntos?
—No... —responde sin mirarme —no me esperes.

Lo próximo que escucho es un portazo furioso y después, el piso está en paz. Suspiro profundamente. Fígaro se acerca a donde estoy y me lame la cara cariñosamente, como si supiera que lo que acaba de pasar me arruinó un poco el día.

Tiro el café que estaba tomando y me preparo uno nuevo, mucho menos fuerte, mucho más rico.

Cuando vuelvo a la mesa, abro Twitter. Enseguida entiendo los nervios y el mal humor de Polo. Todo mi inicio está lleno de videos de Alba cantando alguna canción... Y relacionándonos, como siempre. Acto seguido, entro a instagram. Busco su perfil y enseguida llego al vídeo en cuestión.

Está cantando la canción que le dediqué esa tarde, sin decirle nada, con los ojos, con el alma, con el corazón en la mano. ¿Puede ser que nuestra conexión siga intacta? ¿Es una señal? ¿Es un pedido de tregua? ¿O simplemente se levantó con ganas de cantar una canción aleatoria y la primera que saltó fue esa?

Reproduzco el video por lo menos veinte veces más. Ni siquiera me doy cuenta en qué momento empiezo a llorar pero para cuando salgo de Instagram, tengo las mejillas empapadas. Intento recomponerme fumando en el balcón pero todo lo que hago, todo lo que toco y sobre todo, todo lo que siento me recuerda a ella.

Los balcones están repletos de sus recuerdos y cada vez que fumo, sus palabras retumban en mi cabeza una y otra vez "cuándo lo vas a dejar? sabes que no es bueno para tu voz, nat". No es que no lo haya intentado pero después de que terminamos todo se hizo cuesta arriba.

Me pregunto cómo hubiera sido... Todo el tiempo vuelvo a ese día. Sus maletas, mis súplicas, las chicas quedándose a un lado, viendo cómo nos lástimábamos mutuamente sin poder hacer nada. Esos putos premios de mierda, la prensa, las fotos, las explicaciones que no quería dar.

Los últimos meses pasan frente a mis ojos mientras me refugio en los leguetazos de Fígaro.

—Te hubiera encantado ella —le digo, más para mí que para él —Tiene un encanto natural, todos la quieren, en especial los gatos.

Pienso que a Alba también le hubiera encantado Fígaro, y pienso en lo bien que lo hubiera criado, en lo bien que lo hubiéramos criado juntas... Pienso en todo lo que podría tener y no tengo.

Últimamente, todo lo que me sale componer es triste. Es como si de repente, no pudiera tocar ni una melodía alegre, porque por supuesto, todas me recuerdan a ella. Quiero desesperadamente ser capaz de escribir sobre esos días felices que pasamos juntas pero de alguna u otra manera siempre termino escribiendo sobre su ausencia y la mierda en la que estoy metida.

el amor después del amor | albaliaWhere stories live. Discover now