Capítulo 5: Ya está.

1.6K 93 22
                                    

No sé cuántas cervezas tengo encima pero Sebastián está más gracioso de lo normal así que imagino que más de cinco. Terminamos de grabar un par de covers que quizá algún día compartiré en mis redes, y nos relajamos un rato en el sofá. Quizás demasiado.

—Natalia, basta de tomar —dice mi compañero de piso, con su voz seria.

—Puf, "tomar" —me río de su forma de hablar —todavía estás muy serio... ¡Otra más!

Destapo una lata contra su voluntad y me mira casi cabreado, pero al final cede. Como siempre.

— ¿Por dónde me había quedado? —pregunto desconcertada.

—Alba te había dicho que bañases a Queen... —repite, tomando un largo respiro.

— ¡Ah sí! —Chasqueo la lengua —y Queen no se quedaba quieta y acabé empapada antes de empezar, y Albi se enojó muchísimo —sonrío con nostalgia ante la atenta mirada de Sebastián —al final terminamos jugando todas en el baño, pero fue imposible bañar a esa diabólica gata, solo Albi puede con ella.

Mi amigo me mira expectante.

—Las extraño... —suspiro —La extraño, tío —digo finalmente y veo que relaja su postura —joder, ¿estabas esperando eso?

Asiente con una sonrisa gigante.

—Albi, Albi y más Albi —dice, imitando mi voz ridículamente y le arrojo un cojín directo a la cara — ¡Natalia, basta! —grita sin poder contener la risa.

Le sigo aventando cojines hasta que está tapado de ellos, me parto de risa con la escena, porque aunque no es tan gracioso el alcohol me está haciendo efecto.

Mi móvil suena de repente, sacándonos de nuestra burbuja pero yo no le doy importancia.

— ¿No vas a atender? —pregunta sorprendido.

—No me apetece —respondo, encogiéndome de hombros —además, ¿quién llama a las... —chequeo la hora —...tres de la madrugada?

Sebastián no me contesta pero coge mi móvil en sus manos y me mira por unos segundos, desencajado. Pienso que es alguien de mi familia, y espero a que me dé alguna respuesta, pero no lo hace. En vez de eso, atiende la llamada mirándome fijamente a los ojos al hablar.

—Hola, Alba —dice, para mi sorpresa.

Siento que la borrachera se me pasa de golpe y empiezo a sudar escandalosamente. Me acomodo muy erguida en el sofá esperando el próximo movimiento de mi amigo, que sonríe muy campante con mi reacción.

Hijo de puta.

—Estábamos tomando unas cervecitas —cuenta, sacudiendo la lata de cerveza empezada cerca de mi rostro — ¿Quérés hablar con ella?

Hay una pausa en la conversación. Una pausa que se me hace eterna. El rostro de Sebastián no me muestra nada y me empiezo a desesperar.

De repente, se pone de pie, me mira, me sonríe y me pasa el móvil. Casi se me cae de las manos. Me pega una palmadita en la espalda para después salir de la habitación, no sin antes susurrarme un "no la cagues".

Hijo de puta.

— ¿Hola? —pregunta su voz temblorosa.

Un mes sin escuchar su voz. Un puto mes y la vengo a escuchar ahora que estoy un poquito perdía'.

Silencio.

No reacciono, porque no asimilo.

— ¿Natalia? —Vuelve a preguntar, esta vez, su voz más dulce todavía, si es que se puede — ¿te pillo en mal momento? dímelo que, llamo otro día, joder, es que quería decirte... quería felicitarte, quería...

el amor después del amor | albaliaWhere stories live. Discover now