Capítulo 24: Concierto II

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Pensé que iba a cantar con Alice pero a último momento me pide que cante sola, que spoilee alguno de mis "temazos". Me muero de vergüenza y le agradezco en todos los idiomas que se me ocurren porque el festival está repleto de gente y es la primera vez que voy a tocar después del confinamiento. Cuando nos abrazamos cruzo miradas con Natalia. Es el momento más "TIERRA TRÁGAME" de los últimos meses y sé que le duele porque me esquiva la mirada tan rápido que no soy capaz de hacer nada. Veo cómo sus manos se entrelazan con las de Polo y me aprieto contra Alice, buscando algún tipo de refugio en sus brazos. 

Diez minutos después, están arriba del escenario, cantándose el uno al otro como si realmente lo sintieran, y pienso que quizás lo hacen pero cuando Natalia cruza miradas conmigo lo único que hace es temblar por un instante y apretar más fuerte el micro. Él la toma de la mano y la gira un par de veces, no sé si tiene la intención de marearla o simplemente de distraerla pero cada vez que puede, sus ojos se cruzan con los míos y mi corazón arde un poquito más. La última vez que nos miramos, yo soy la que rompe el contacto cerrando mis ojos, incapaz de parar de sentir todo lo que siento.

Cuando terminan y la gente los aplaude, él parece molesto. La coge de la mano y bajan el escenario a toda prisa para perderse más allá entre un mundo de personas. Algo pesado se instala en mi estómago y se queda conmigo hasta que Alice apoya su mano en la espalda.

—¿Vas a cantar la nueva? —susurra en mi oído.

—Quizás —respondo escondiendo una sonrisa.

—Por favor, tía, es que es buenísima.

Sus ojos me convencen y cuando asiento con la cabeza ella se lanza a mis brazos, eufórica.

—¿Has bebido algo? —pregunto adivinando la verdadera razón de su felicidad.

—A ver... —se ríe —puede ser.

Mi amiga canta fabulosamente y la gente la ama tanto como yo. Me despido de ella unos diez minutos antes de subir al escenario con la excusa de que tengo que concentrarme. En realidad, intento hacerme a la idea de que puede que ella esté por ahí pero Alice me asegura que la vio irse incluso antes de subirse al escenario. El peso en mi estómago se mantiene pero esa información lo aliviana un poco.

Mis músicos se preparan con toda tranquilidad mientras que todo mi mundo está temblando. Alice me sonríe desde la otra punta del escenario una última vez y desaparece entre el público. Aprieto fuerte el micro entre mis manos y la música empieza a sonar. Es la primera vez que voy a tocar la canción que le da sentido a todo. Para ser sincera, cuando la escribí no pensé que iba a tocarla frente a todas estas personas y ahora, casi que me arrepiento, pero como sea, ya no puedo echarme atrás.

Las fans enloquecen cuando me ven aparecer y tengo que contener las lágrimas porque el ver tanta gente me emociona como nunca. El coro que hacen cuando canto Quimera es precioso y me anima tanto que casi pierdo el miedo a cantar ese tema, pero cuando canto su primer estrofa  siento mis pies temblar.

Mientras canto la letra las imágenes en mi cabeza se reproducen una y otra vez. La primera vez que los vi juntos y las veces que le siguieron a esa, el cómo me fui desplazando, el lugar en el que me puse a mí misma y lo mal que la pasé todo ese tiempo. La mirada de Natalia cuando le dije que no podía seguir y sus ojos llorosos que me persiguieron por meses... La mirada de Natalia. Esa con la que me estoy encontrando ahora, justo cuando empiezo a cantar el estribillo. 

Alice la sostiene del brazo y sus ojos están llenos de lágrimas silenciosas. La mascarilla tiene la culpa de que me haya tomado media canción encontrarla pero finalmente la encuentro, y en el momento en que la encuentro parece que el mundo se silencia de golpe y pierdo la capacidad de pensar en algo más que no sea ella y en cómo me está mirando. Me está mirando de la misma manera en que me miraba esa noche. Esa y todas nuestras noches. Me mira como si no existiera nada más que yo y cuando mi voz intenta quebrarse, sé que yo la estoy mirando de la misma manera.

Dejo de cantar en los coros para que los fans me ayuden porque el aire se volvió muy pesado de repente. Natalia sigue parada ahí, ya con las lágrimas corriendo libremente por sus mejillas y el público está eufórico. Alice me guiña un ojo y pienso en todo lo que le voy a decir después de bajarme del escenario. Pienso también en qué voy a decirle a Natalia o en si querrá que le diga algo más... después de escuchar mi canción. A pesar de todo, cuando canto el último "encuéntrate, pero vuelve a casa" lo hago mirándola a los ojos y creo que el sentimiento es demasiado porque veo cómo se suelta de la mano de Alice y sale corriendo.

Los músicos terminan de tocar y agradezco al público lo más alegremente que puedo, solo para bajar y encontrarme con los brazos abiertos de Alice esperándome. Intento enojarme con ella, de verdad que sí, pero cuando abro la boca lo único que me sale hacer es... llorar.

el amor después del amor | albaliaWhere stories live. Discover now