CAPÍTULO 7

51.9K 2.9K 3K
                                    

Nonstop- Drake

Es martes por la mañana y la primera fase de mi plan de vigilancia está a punto de ponerse en marcha. Tengo que admitir que me he venido un poco arriba con el tema. No es la primera vez que vigilo a alguien, claro que no, pero nunca a una persona como Aiden. Tengo que vigilarme muy bien las espaldas.

Lo primero es colocar un dispositivo de rastreo a su coche y también un micrófono, nunca se sabe lo que se puede cocer dentro de un coche. Esto es relativamente sencillo, lo que realmente me pone los pelos de punta es pasar tantas horas vigilándolo porque eso significa muchas horas caminando por el filo de un cuchillo.

He preparado un pequeño teatro que espero que funcione, siendo realistas es un teatro un poco cutre, pero es lo único que tengo. Es eso o intentar pegarme un revolcón con el y así distraerlo. No es la mejor opción. Cuando acaba la última clase del día veo como Aiden sale dirección al parking donde está su lujoso coche. Camina tranquilo, sin prestarle mucha atención a nada que lo rodea porque claro, todo para el es insignificante. Su familia debe ser importante para que el tenga esos aires de grandeza descontrolados.

—Perdona. —Me cruzo en su camino. —Necesito hablar contigo un momento.

—¿Por fin vas a reconocer que quieres acostarte conmigo? —Dice levantando una de las comisuras en una sonrisa cargada de arrogancia.

Que el altísimo me asistiera. No se puede tener una conversación normal con este tipo. Empiezo a pensar que tiene solo dos neuronas en funcionamiento, una que impide que se cague encima y otra que solo piensa en sexo.

—¿Qué? —Frunzo el ceño. —No. Aiden, deberías ir a mirártelo. Algo no funciona bien en tu cabeza. No todas las mujeres que pisan la tierra quieren tenerte entre sus piernas, asúmelo.

La verdad es que la cosa se está torciendo un poco. Si pretendo que me deje acercarme a su coche, esta no es la mejor forma. Aunque la verdad es que no parece quedar ni rastro del enfado de la otra noche. Definitivamente, este chico tiene o bien problemas de ira o una bipolaridad que ni el mismo puede aguantarla.

—Oh vamos Katherine. —Se acerca tanto que su pecho casi roza el mío. —Ya te dije que puedo tener a todas las mujeres, solo tengo que sonreír.

—¿Estás seguro? —Sonrío orgullosa de lo que estoy apunto de decir. —¿Puedes tenerlas a todas o todas pueden tenerte a ti? Pareces muy fácil de complacer.

—No te engañes. —Susurra cerca de mi oído. —Yo solo me conformo con lo mejor, siempre.

Decido que es momento de reconducir la conversación a lo realmente importante: El plan.

—Simplemente quería preguntarte si me dejarías mirar en tu coche. —Pongo la voz más inocente y dulce que soy capaz de poner. —Creo que se me cayó la otra noche uno de mis pendientes.

El entrecierra los ojos, sé que no se cree del todo este teatro. Se lo piensa bastante hasta que finalmente se encoje de hombros y me hace un gesto para que lo siga. Cuando nos encontramos cerca de su coche, presiona un botón y se abren las puertas. Intento no parecer muy ansiosa, así que abro la puerta del lado del copiloto con toda la paciencia que soy capaz de reunir. Me agacho, quedando en una postura un tanto sugerente, mientras miro debajo del asiento. Hago ademán de estar buscando y cuando veo por el rabillo del ojo como Aiden me está mirando descaradamente el culo, procedo con el verdadero objetivo. De la manga de mi sudadera dejo que se escurra muy lentamente el dispositivo de rastreo. Es algo más pequeño que un botón por lo que no me da muchos problemas para colocarlo justo entre uno de los recovecos de abajo del asiento.

—¿Lo has encontrado? —Pregunta Aiden a mi espalda haciendo que mi corazón haga como mínimo, un triple mortal dentro de mi pecho. —Si quieres puedo ayudarte.

El Juego de la ArañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora