Compás de Espera |XXV|

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Misión cumplida y con el corazón latente, el cuarteto se prepara despedirse en el aeropuerto. Dinamarca siendo el primero en partir, tanto USA como Rusia insistieron en acompañarlo en su partida. México también quería ir pero tenía que encargarse del papeleo que conllevaba el arresto y juicio de los criminales. Lo que ninguno de los tres nunca sabría es que el pobre latino no pudo ni dormir con todo el trabajo que se desbordaría de la captura. Pues el santo cartel estaba conectado a varias "sucursales" en diferentes estados. Ce podría decir que pocos días después de la intervención de los extranjeros, México solo hico una gran purga de diferentes grupos de crimen organizados. Al terminar el joven moreno quedó tan muerto en vida que ni siquiera Quetzalcóatl y los seiscientos santos serian capases de revivirlo. Pero se sentía feliz, estaba al tanto que quedaba mucho por hacer pero se sentía orgulloso de haber conseguido tanto en tan poco tiempo.

Ahora bien, volviendo con el trio en el aeropuerto, dos rubios y un peliplata estaban parados frente a Inmigración y se daban sus despedidas. El mayor de los tres conversaba amenamente con el segundo mientras que el cadete del trio los miraba a ambos sin entender lo que tomaba lugar frente a sus ojos. Puesto que tanto el eslavo como el escandinavo hablaban de cosas de antaño de guerras que USA no había visto ni vivido. De historias de guerrillas y carabinas, de cimitarras y espadas, de moneda y religión. Hablaban de conceptos que USA nunca había vivido y frente a los cuales se sentía pequeño. Ambos países tenían una historia tan extensa que los 240 años de los que tanto se enorgullecía parecían un suspiro en la vida de los dos gigantes frente a él. Ambos antiguos imperios, conquistadores, guerreros, sobrevivientes de más de una revolución, creadores de más de una dinastía. USA escuchaba maravillado la conversación y su lado arqueológico le daba impulso de querer tomar notas. Lamentó tristemente entonces el joven el olvido de su libreta de viajes. Porque si bien el sentimiento de inferioridad estaba latente, aún más grande era la brillante admiración y curiosidad que le llevaban a querer saber más. Porque si algo marcaba realmente a Estados Unidos, no era su extenso armamento o su siempre creciente economía, sino su sed de conocimiento y su extensa creatividad que llevaban a relevar cualquier desafío que la vida le impusiera.

Así que por una de las pocas veces en su vida USA se calló. Atentamente escuchó la conversación guardando en su memoria varios términos y detalles de los que tendría que preguntarle a Google después. Mientras, cierto ruso se percataba de la ausencia de la joven voz que casi siempre le acompañaba. Así que le echó un pequeño vistazo hacia su joven acompañante y cruzaron miradas. USA quien miraba directamente hacia el eslavo fue sorprendida al encontrarse con la mirada del mismo. No era en si nada especial, varias veces antes ambos habían tenido batallas de miradas donde sus ojos no se separaban del contrario hasta que apareciese una distracción. Mas esta vez era diferente, esta vez los ojos de USA brillaron al encontrarse con los de Rusia y viceversa, no era odio o furor, sino algo más dulce que la miel y más suave que la ceda. Ninguno tardó en apartar su mirada, avergonzados ya sea por haber sido atrapados mirando al otro o simplemente por el hecho de saber que el otro le miraba. Dinamarca quien vio como todo ocurría no pudo más que suspirar para cubrir sus crecientes ganas de reír.

- ¿Voy a comprar una soda, alguien quiere? – preguntó USA tratando de cubrir su vergüenza.

- Yo quiero té – indicó el ruso.

- Y yo café – añadió el danés.

- ¡Dije soda! – exclamó el más joven mientras se alejaba a buscar lo que cada uno pidió mientras ambos el danés y el ruso se reían del comportamiento infantil del muchacho. Dinamarca entonces aprovechó que el joven, quien era bastante receloso con el eslavo, se había alejado.

- Bueno parece que ya es hora.

- Da, te agradezco mucho por tu ayuda con este tema, en serio. Si en algún momento hay algo en lo que te pueda ayudar sin comprometerme políticamente, dímelo. Puedo hacer casi todo menos cambiar leyes y hacer desaparecer diplomáticos conocidos mundialmente. Créeme ya lo eh intentado. – se rio sinceramente el eslavo quien le había cogido ya bastante confianza le danés. La verdad Rusia no era muy recatado, solo bastaba con que te acercaras un poco y el chico no dudaría en hacerse familiar. El problema es que nadie siquiera se arriesgaba a acercarse.

Tansty with the snow King |RusAme|Where stories live. Discover now