El Verano al Final de las Estaciones |XXVII|

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Llegando al lugar, que no era más que un camerino abandonado que nadie visitaría, Rusia se sentó en el taburete. Dejándole a su hermana el butacón, que aunque un poco polvoriento, era más cómodo que asiento de madera. Rusia podía ser denso, pero era sutilmente perspicaz cuando de sus hermanas se trataba. Podía ver que la chica estaba sumamente nerviosa y desde que había llegado no hacía más que mirar el suelo. Mientras, estrujaba con sus blanquecinas manaos el vestido azul que tanto le gustaba portar. Porque si, el vestido de gala de Bielorrusia era el mismo cada vez. Era "El" vestido. Mientras que muchas mujeres se avergonzarían de llevar muy seguido el mismo atuendo, Bielorrusia portaba el mismo vestido a varios eventos, luciéndolo con mucho orgullo. Ese vestido fue un regalo de su hermano cuando Ivan el Terrible creó la nación. Obviamente no era el mismo. Con el paso de los años las modas cambiaban et a la joven le iba quedando pequeña la prenda. Así que cada década iba con un costurero y le indicaba de rehacer el vestido a su medida. Además, lo mandaba a cambiar ligeramente para que se acoplara un poco a la moda moderna. La chica lo usaba como su coraza, su armadura de acero frente a las dificultades. Si, dificultades como la que estaba por afrontar ahora.

- ¿Bielo? ¿Hay algo que te moleste? ¿Te sientes bien? – cuestionó el hermano preocupado, dado que desde que había decidido de detener el amor incestuoso de su hermana, no había podido dejar de preocuparse por esta. El temía que hubiese podido ser muy rudo con ella. No quería hacerle daño, estaba cansado de hacerle mal a los demás.

- N...no es nada de eso – susurró la joven que habitualmente no temía alzar la voz ­– Yo solo tengo...¡Yo tengo algo que contarte! – exclamó retomando su siempre presente valentía y seguridad, haciendo que el mayor sonriese, "Esta niña siempre fue más valiente que yo."

- ¿Y bien, que es? – continuó ahora, mucho más calmado el ruso.

- ¡Encontré a la persona que quiero proteger! – respondió segura de sí misma, con los ojos claros, más sus manos aun apretujaban aún con fuerza el vestido, esperando la reacción de su hermano. Rusia se quedó en blanco por un momento, tratando de procesar lo dicho para después estallar en carcajadas.

- Era eso. Me asustaste Bielorrusia pensé que te había pasado algo.

- Esto no es tema de risa, hermano. – regañó la joven sonrojada.

- Coffcoff... Tienes razón – se reprendió el ruso. – ¿Quién es aquel o aquella a la que decidiste proteger?

- Bueno, después de esa conversación contigo, decidí que esperaría hasta que la persona indicada llegara – a este punto la chica, ya más relajada, comenzó a jugar con sus blanquecinos cabellos. – Sin embargo... nunca me di cuenta de que él estuvo frente a mis narices todo este tiempo.

- Conque "él", ja...

- ¡Hermano! – exclamó la joven avergonzada, se sentía raro contarle a su hermano sobre su amor hacia alguien más. Después de años de pedir matrimonio uno creería que ya no tendría vergüenza al hablar con el mayor. Sin embargo, ahora que se trataba de alguien más, no podía evitar sentir algo de pudor. – Bueno, como te decía, él, siempre estuvo ahí para mí cuando más lo necesitaba. Fue una de las pocas personas que nunca se rindió conmigo. Él veía más allá de la yo que peleaba, él vio más lejos de la yo que causaba terror. Yo lo ignoré por tanto tiempo y él sin embargo...él no se rindió. Él no es fuerte como yo o como hermano, sin embargo en eso está su valentía, aunque no sea como nosotros el me mira sin terror en los ojos. ¿Hermano, fue eso lo que te enamoró de USA?

- Bueno en parte, USA nunca me temió, pero tengo que admitir que su mirada desafiante siempre fue cautivadora.

- Bueno hermano, esa persona siempre me miro como el resto mira a hermana Ucrania. Todos aman a hermana Ucrania. Pero yo... yo... yo solo los tenía a ustedes. – en ese momento se formó un silencio, no uno incomodo, sino uno solemne. Un silencio que transmitía empatía y comprensión entre los hermanos, quienes habían pasado por experiencias similares. – Entonces yo, creo que encontré en él mi hogar lejos de casa. Por eso lo quiero proteger, ahora él es el lugar al que puedo regresar en las noches de invierno.

Tansty with the snow King |RusAme|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora