Capítulo 7 (Parte 1): El Amor Que Desearías Que Fuera Eterno

791 67 56
                                    

Año 2018

Narra Lali.

La alarma ya había sonado seis veces, pero no podía volver a apagarla, ya tenía que levantarme y empezar el día. Me preparé rápido y fui a golpearle la puerta a Eugenia.
A ella le costaba, casi tanto, como a mi, levantarse antes de las doce del mediodía.

—¡Me voy ya, te espero a las tres! —le recordé y agarré mi bolso.

Bajé las escaleras demasiado rápido, tanto que tropecé y estuve a punto de caerme, pero un chico muy alto, de ojos azules, me agarró a tiempo.

—No deberías bajar tan apurada, te podrías haber lastimado —me dijo preocupado —¿Estás bien?
—¡Si! Gracias, perdón, voy muy justa de tiempo hoy —le dije mientras seguía bajando —¡Bienvenido al edifico..! —me paré y miré hacia arriba esperando que me dijera su nombre.
—¡Soy Santi!
—Yo soy Lali, encantada —sonreí y seguí mi camino.

Me subí al coche, le di al aleatorio de Spotify y empezó a sonar "Eclipse". El tráfico era un horror, era lo que más odiaba de la capital. Perdía demasiado tiempo yendo al trabajo y volviendo a casa. Un tiempo muy valioso que podría estar usando en otras cosas que me interesaran de verdad.

Llevaba tres años trabajando de dependienta en una tienda de lencería llamada "Besarte Mucho", no era el trabajo de mi vida, pero de algo tenía que vivir y después de haber dejado tres carreras. Había decidido que estudiar no era lo mío y que tenía que poner los pies en la tierra y buscar un trabajo que me permita ser independiente pero ya no estaba dispuesta a servir copas a borrachos babosos. Cuándo encontré este trabajo me fui a vivir con mamá, porque me quedaba cerca de su casa, pero a los pocos meses mi compañera, Eugenia, se había quedado con una habitación libre en su departamento, y si bien estaba un poco más lejos, merecía la pena irme y empezar a vivir sola, bueno, con una amiga. Eugenia era un desastre para el orden y la limpieza pero era buenísima cocinando así que nos habíamos repartido bien las tareas porque sino fuera por ella yo viviría a pizza con ketchup y sino fuera por mi ella viviría en un basurero.

—¡Buenos días! —saludé a María, la encargada, y a Luisana, otra de las empleadas, que ya estaban poniéndose el uniforme.
—Ya les dejé el horario del mes que viene —nos avisó Mery —Si necesitan hacer algún cambio, me avisan, pero por favor, lo más posible.
—No creo que necesite ningún cambio —contesté.
—¿Al final te apuntaste a clases de pole dance? —me preguntó Lu.
—Si, empezamos a ir con Euge, pero ella esta semana va por las mañanas y yo de tardes.
—¿Y qué tal? —preguntó Mery —Yo después del segundo embarazado siento que el gimnasio no me ayuda a recuperarme.
—Para mi es un millón de veces mejor, el gimnasio me aburría demasiado. Deberías venir a probar, la primera clase es gratis.
—Tomo nota —sonrió —Ahora, a trabajar. Voy a abrir que ya faltan dos minutos.

La mañana se pasó bastante rápido porque Mery me había mandado al almacén a alarmar mercancía nueva, así que podía estar tranquila, escuchando música y sin tener que aguantar a clientes pesados. Euge llegó media hora antes de su turno y vino directa a verme.

—El vecino nuevo pasó su número de teléfono por debajo de nuestra puerta —se cruzó de brazos y levantó una ceja.
—¿En serio? —reí
—En serio —puso cara de asco—Por favor Lali, decime que no te vas a acostar con ese tipo.
—¿Qué tiene de malo? —reí.
—Desde que te conozco te he visto caer en la decadencia con tus citas, vos sos un diez y siempre salís con cuatros —contestó con, total, seriedad.
—¿El vecino es un cuatro?
—¡ES UN MENOS DÍEZ! —se llevó las manos a la cabeza—No podés pasar de cuatro a menos diez ¿Tan desesperada estas? ¡Yo te escucho muy alegre cuando usas el satisfayer todas las noches!
—¡Eugenia!
—Boluda, en serio, no salgas con ese tipo. No me gusta nada.
—No lo conocés.
—Ni falta que me hace.

Mi Lugar Favorito En El Mundo ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora