Capítulo 7 (Parte 2): El Amor Que Desearías Que Fuera Eterno

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Barcelona, España.

Narra Peter.

Salí del trabajo demasiado cansando así que no me sumé a tomar unas cañas con los demás y opté por ir directo a casa. La carretera de al lado de mi edificio siempre estaba demasiado oscura así que cuando me apareció una mina, en bicicleta, de frente casi no me dio tiempo a reaccionar. Metí un frenazo y la vi esquivar el coche pero caer encima de la acera al apartarse. Me bajé para ayudarla, tenía las rodillas lastimadas y un poco el codo pero parecía que estaba bien.

—¡Me podrías haber matado, imbécil! —apartó mi mano, que se la había tendido para ayudarla a levantarse y se puso en pie sola.
—Tenés un carril bici justo a unos metros e ibas en dirección contraria, nena —contesté algo molesto.

Ella se quedó mirando a su alrededor, vio el carril bici y se llevó las manos a la cabeza.

—¡Perdón! —me miró —Soy nueva por esta zona... Disculpame.
—¿Querés que te ayude a llegar a tu casa?
—No creo que sea buena idea...
—Bueno, perdón tenés razón soy un desconocido que casi te atropella —sonreí y me detuve a mirarla con más atención.
—Me llamo Martina —me tendió la mano y sonrió.
—Yo soy Peter, encantado.

Fui conduciendo muy despacio para poder acompañarla a su piso, vivía cerca del mío pero no había aceptado subir a mi coche así que caminaba despacio a mi lado mientras se apoyaba en su bicicleta.

—Hace un año que vivo en España pero antes estábamos en Málaga.
—Conocí Málaga el año pasado ¡Me encantó! Ahora tengo ganas de recorrer Galicia, fui una vez sola a Pontevedra pero me gustaría recorrer todo lo posible.
—Acá vivo —se frenó —Gracias por acompañarme y por desinfectar mis heridas.
—Siempre llevo un botiquín en el coche.
—Encantada Peter —empezó a caminar hacia su portal.
—¡Martina! —se dio la vuelta —¿Te gustaría que salgamos algún día?
Apuntá mi número y podés llamarme Tini —sonrió y se pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja.

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A la mañana siguiente el Chino pasó a buscarme para ir al laburo, aveces íbamos en su coche y otras en el mío.

—Te juro que ya no sé qué hacer para que Úrsula me de bola. Lo intenté todo.
—Tal vez deberías aceptar, que a lo mejor, no le interesás.
—Me tira indirectas ¡te lo juro! No son paranoias mías... Vos sabés que yo soy pibe respetuoso con las mujeres pero ya no sé qué hacer ¿Vos que onda? ¿Qué pasó con Blanca?
—Me dejó un mensaje diciéndome que volvió con su ex —reí y él hizo una mueca de dolor —Y si, lo veía venir pero no me importa, solo lo pasábamos bien. Además, ayer conocí a una chica.
—¿Ayer? ¡Si laburamos todo el día en la obra!
—Volviendo a casa, casi la atropello.
—¿Y te dio su número aún así?
—Y si —reí.
—¡Si es que nadie se resiste a esos ojos verdes y esa cabeza rapada!
—Alto look eh.
—Alto look, estás más fachero.
—Ya parecía el náufrago, tenía que cortar esos pelos.

Después del trabajo, llamé a a Martina.

—¿Si?
—¿Martina?
—Si, soy yo ¿Quién es?
—Soy Peter, el que casi te atropella.
—¡Ay, Peter! —soltó una risa —Casi no te atiendo porque creí que eras algún vendedor ¿Quién sigue llamando antes que mandar un WhatsApp?
—Perdón —reí —es que no tengo WhatsApp ni redes sociales.
—Ah, sos de esos psicópatas.
—Bueno, no tanto —reí —Pero no me entiendo bien con esas cosas.
—Bueno, menos mal que atendí entonces. Me alegra que me hayas llamado, pensé que tendrías alguna de esas reglas absurdas de los chico, como esperar tres días para hablarme.
—No podía esperar tanto... Te quería preguntar si querías salir el sábado.
—Estaría bien, me gustaría.
—¡Genial!

Mi Lugar Favorito En El Mundo ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora