Mi Lugar Favorito En El Mundo ||Laliter||

Capítulo 1: Primeros Amores

Año 2006

Narra Lali.

Eran las cinco de la tarde, estaba nublado pero se podían ver algunos rayos de sol. La temperatura era bastante agradable para estar en octubre y la zona del río estaba llena de familias, algunos en el muelle y otros tumbados en el césped tomando mate, leyendo, charlando... Yo me senté en uno de los bancos del final del paseo. Estaba muy nerviosa, porque hacía tiempo que uno de los chicos más lindos y populares del colegio, me había pedido una cita y al fin, después de hacerme la difícil, había aceptado. Sentía un nudo en el estómago de los nervios, me sudaban las manos y había empezado a rascarme los brazos. Lo hacía siempre que estaba muerta de nervios. Empecé a caminar de un lado a otro para intentar tranquilizarme pero nada servía.
Agustín tenía mi edad, jugaba en el equipo de rugby del colegio y era el hijo del alcalde de Cariló. Siempre estaba rodeado de gente pero estos últimos meses le veía mucho cerca del río, leyendo o fingiendo que lo hacía... Yo siempre iba ahí a leer y de repente él empezó a sentarse cerca mío. Al principio no hablábamos pero con el paso de los días comenzamos a charlar y al final, me pidió para salir.

Cinco y media.
Seis.
Seis y cuarto.
Seis y media.

Mi hermana Candela, me había maquillado un poco pero ya no me importaba acabar como un mapache, solo quería llorar y desahogarme.
Candela no quería que saliera con Agus, en realidad nadie quería que lo hiciera, pero yo estaba muy segura de lo que hacía cuando le había dicho que si, aunque ahora creía que tal vez, me había equivocado... Respiré profundo para intentar quitarle importancia pero me sentía muy triste e idiota.

—¡Te estuve buscando por todos lados, Mariana! —Me dijo mi mejor amigo y se sentó a mi lado.

Intenté ocultar mi cara pero se había dado cuenta de que lloraba así que sacó un paquete de pañuelos desechables y me lo dio.

—Te venía a decir feliz cumpleaños y a invitarte a ver una peli en casa. Mi viejo me trajo una colección de películas de los ochenta.
—Gracias pero... —Sonreí y lo abracé —¿Qué hacés acá? —abrí el paquete y quité un pañuelo para limpiar mis lágrimas —. Ya te dije que tenía una cita...
—Vi a Agustín en la cancha de fútbol con sus amigos... —Suspiró.
—Soy una idiota —. Susurré.
—Él es el idiota —. Me tendió su mano y me agarré para levantarme.
—No quiero ver una película de amor —Le hice "pucherito".
—¡Menos mal! —Me abrazó por lo hombros —De terror tampoco porque ya da bastante miedo tu cara —Soltó una carcajada y le pellizque el brazo.

Se detuvo delante de mi, sonrió y me acogió entre tus brazos. Me puse a llorar con más angustia que antes, mientras el acariciaba mi pelo y me daba besos en la cabeza.

Peter era mi mejor amigo desde que éramos unos bebés recién nacidos. Mi abuelo paterno, José, y su abuelo materno, Jorge eran amigos desde que este pueblo sólo era diez casas y una gasolinera, así que su madre, Carol y mi padre, Ricardo, siguieron esa tradición, al igual que nosotros. Éramos una gran familia, pasábamos juntos sábados de pizzas, domingos de asados, vacaciones, cumpleaños, fiestas...

La casa de los Lanzani estaba a cinco calles de la mía, siempre entrábamos por las escaleras de la parte trasera que daban a su ventana, las mismas escaleras que hace muchos años, usaba mi papá para entrar y ver películas con Carol.
Su habitación estaba llena de pósters de películas, tenía una cama de dos plazas, la mesa con su computadora y hasta un baño. Era mucho más ordenado que yo, así que pasábamos más tiempo en su casa porque le molestaba, extremadamente, pisar mi cuarto y tener que apartar millones de cosas para poder sentarse en la cama o incluso en la silla del escritorio.
Entré en el baño para quitarme el maquillaje y se metió detrás de mi, se sentó en el váter y se quedó mirándome a través del espejo.