Capítulo 8 (Parte 2): Cuando Dejas De Quererte

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Narra Peter.

Martina había tomado una nueva postura ante las diferencias que teníamos como pareja, y la nueva era llorar, lo que provocaba que nunca podamos hablar con tranquilidad y seriedad. Todo lo que yo decía y opinaba acababa desencadenado su llanto incontrolable y su facilidad para darme vuelta la cara de una bofetada, que si bien no me hacia demasiado daño, me hacía sentir indefenso.

—¡No me puedo creer que te tenga que consultar cuando planeo un viaje juntos! —se cruzó de brazos —Trabajas con Luis, que es como un segundo papá para mi, y le da igual que faltes si es porque estás conmigo.
—Quiero cuidar este trabajo y últimamente tus planes de viajes son todas las semanas y acabo yendo al laburo tres días de los cinco que debería —le recordé —Martina, basta, en serio. Tengo que cuidar este trabajo, sabés que depende de mi gran parte del dinero que entra en mi casa.
—Es que yo te puedo dar todo ese dinero sin necesidad de que trabajes ni hagas nada... —se acercó y acarició mi pelo —Solo quiero que estés conmigo todos los días y a todas horas —sonrió y me dio un beso pero la aparté.
—Me voy a ir a trabajar. Esta vez no voy a ir de viaje. Andate con tus amigas, que lo vas a pasar bomba y lo necesitas —la agarré, dulcemente, de la cara —Yo voy a estar acá cuando vuelvas... Esperándote para amarte mucho —le di un ligero beso en los labios.

Martina se soltó con rabia, me empezó a tirar los cojines que estaban encima del sofá y empezó a llorar.

—¡ME VAS A TERMINAR PERDIENDO!

No estaba dispuesto a seguir escuchándola así que me di media vuelta y me fui mientras ella seguía llamándome a los gritos.

Después del trabajo, el Chino pasó a buscarme. Ni miré el teléfono porque sabía que tendría mil mensajes y llamadas de Tini.

—Es que te dije un millón de veces que es una pendeja —me dijo el Chino y dio un trago a su cerveza.
—Ya lo sé... Por eso intento demostrar mi madurez e intento entender que tiene veinte años y para practicar ella las cosas que hace son lógicas. La criaron distinto a mi pero sé que poco a poco lo va a entender.

—¿Ya le dijiste lo del viaje con tus hermanos?
—No, todavía no... Y menos estos días que están siendo malos.
—No son días malos, la inocencia y la perfección le duró seis meses, el tiempo que tardaste en pedirle para salir. Desde que empezó a ser tu novia hizo con vos lo que quiso.
—Tampoco exageres.
—El amor te tiene ciego y eso no es bueno.

Si bien estaba muy enamorado y creía que podíamos solucionar todo tampoco me veía tan ciego como el Chino, y mis hermanos, me decían. Pero era difícil que entiendan una relación que no vivían y a una persona que tampoco conocían demasiado ya que Martina no compartía apenas tiempo con mi familia.

Cuando llegué a casa y miré el celular, leí sus miles de menajes. Al principio estaba enojada pero después se fue calmando y me mandó el horario de su vuelo. Al final se iba con sus amigas así qué puse la alarma para ir a despedirla al aeropuerto y me dormí.

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Llegué a la entrada del aeropuerto y la vi con sus amigas. Una de ellas me vio y le avisó así que enseguida dejó su maleta tirada y corrió a mis brazos.

—¡Te amo, te amo, te amo! —repitió mientras me abrazaba y me besaba —Creí que no vendrías... Lo siento tanto.
—¿Como no iba a venir? —sonreí —Pásalo bien, te voy a extrañar pero es una semana solo. Mandame fotos toda diosa en la playa —la abracé fuerte —Te amo —la besé —Te espero.
—No te olvides de mi en estos días.
—Nunca.
—Por favor... No me pongas los cuernos.
—Amor, basta... De verdad. Eso no va a pasar. Te quiero.
—Nos vemos en siete días —nos dimos el último beso —¡Te amo!
—¡Te amo más!

Mi Lugar Favorito En El Mundo ||Laliter||Where stories live. Discover now