Capítulo 11: El Reencuentro

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Narra Lali.

Me desperté muerta de calor, se notaba que se estaba acercado el verano, así que me puse una camiseta grande con una foto de Titanic y unas ojotas. Mientras mi abuelo se había ido a comprar el pan, yo me puse a regar el pasto y a recortar los rosales de mi abuela Elsa.

—Ojalá estuvieras acá abu... No sabés la falta que me hace hablar con vos y que me des algún consejo de los tuyos. Viste que el abuelo hace lo que puede pero él insiste en que todos mis problemas se solucionarían si estuviera con Peter —reí.

Mi abuelo volvió pero se había olvidado de traer la empanada gallega así que agarré la bolsa de los mandados, porque sabía que iba a terminar comprando más que eso, y me subi a la bici para ir hacia el muelle. Me sentía feliz mientras el viento me daba en la cara y recordaba la cantidad de veces que había echo ese camino, a lo largo de los años, y como ahora podía valorar la hermosura de este pueblo.
Dejé la bici en la entrada de la feria y empecé a caminar por aquellos puestos buscando a don Pepe, más o menos todo seguía igual, menos algunas caras nuevas, así que todos me saludaban con una sonrisa. Pedí una empanada gallega rellena de pulpo, aproveché para llevarme un paquete de papas fritas Bonilla y también una tarta de queso. En ese momento escuché su voz detrás de mi.

—Pepe, ponele también ese pack de cervezas de Estrella Galicia porque vamos a brindar.

Me di la vuelta y ahí estaba, con un look de lo más canchero, el pelo largo y rapado de un lado. Sus ojos verdes que se habían puesto chinitos de sonreír y sus brazos, fuertes, que se abrieron de par en par para recibir mi abrazo. No puedo explicar la sensación de alivio que sentí al abrazarle y oler su perfume. Me dieron ganas de llorar de felicidad y no me aguanté.

—¿Qué hacés acá? —me alejé y seque mis lágrimas.
—¡Bienvenido a casa Pedro! —le dijo con Pepe con una sonrisa
—Gracias Pepe —agarró el pack de cervezas —¿Tan feo estoy que te ponés a llorar? —sonrió y me dio un beso en la frente.
—Idiota —le en el hombro —Me pone feliz verte ¡No me dijiste nada!
—Era una sorpresa, fui a tu casa y tu abuelo me mandó para acá.

Empezamos a caminar y mientras yo llevaba mi bici Peter cargaba con las cosas.

—¿Cuando llegaste?
—Anoche, llegué algo tarde. Solo pude limpiar mi habitación y nada más pero quiero trasladarme al garaje porque me parece que hay bichos.
—Pero te podés quedar con nosotros, mi abuelo va a estar encantado de tenerte en su casa ¡Sobran habitaciones!
—No quiero molestar —se rascó la cabeza.
—No molestas.

Mi abuelo lo invitó a comer, así que mientras yo ponía la mesa, Peter y él se tomaban una cerveza y charlaban en la entrada.

—Que lindo eh —me apoyé en el marco de la puerta —Dejando el trabajo a las mujeres.
—Le estaba diciendo a José que mañana les hago una buena paella Valenciana.
—Ay, si por favor ¡Que rico!
—Ya le dije a Peter que se puede quedar en la habitación de tu padre y que si quiere pagar con algo que nos haga a veces la comida.
—¿Viste? —le di en el hombro —Te dije que no había problema.

Comimos y escuchamos las aventuras de Peter en España, sus líos con los trabajos y las mujeres. Después se comer el postre, mi abuelo se fue a dormir la siesta así que con Peter fuimos a su casa para buscar sus cosas.

—Yo estoy libre estos días así que te puedo ayudar a limpiar y todo.
—Me vendría bien una mano. Lo primero que voy a hacer es apartar los muebles que puedo arreglar y tirar ya los que están llenos de humedad.

En el garaje metimos los muebles que Peter iba a lijar y pintar y fuera dejamos los que iba a llevar al vertedero. Entre los dos limpiamos la sala, la cocina y el comedor.

—Gracias —le dije cuando me pasó una cerveza fría y me senté en la entrada.
—A vos, por ayudarme —se sentó a mi lado.

El sol se estaba yendo y el cielo tenía un color naranja precioso.

—Me pone feliz que estés acá —le dije mirándole y acaricié su pelo —Siento como sino hubiera pasado el tiempo.
—Creo que nunca debí irme... Al fin y al cabo dejé mis sueños por problemas de nuestros viejos... Los míos consiguieron superar la crisis pero yo al final no saque demasiadas cosas positivas en estos años.
—No lo veas así, mirá las cosas buenas, los lugares que conociste, los amigos que hiciste... Los amores —reí —pero bueno te entiendo, acá estamos con casi treinta años y sin un trabajo estable ni sueños cumplidos.
—Me jode mucho porque nunca volví a agarrar una cámara... Me limite a trabajar y a intentar salir adelante pero aún así no tengo nada.
—A mi me pasa lo mismo, fui un fracaso... Dejé mil veces los estudios y para un trabajo estable que tenía, lo dejé para venirme acá —reí nerviosa —pero bueno de eso no me arrepiento. No me importa volver a trabajar de camarera.
—Al menos ahora podemos empezar de cero —brindamos —No sé si volveré a hacer películas pero tengo claro que a partir de ahora haré lo que sienta y lo que quiera, sin pensar en nadie más que en mi y mi felicidad.
—Brindo por eso —chocamos las botellas —y me sumo porque yo también quiero ser feliz y hacer lo que me haga feliz aunque todavía ni sepa que es.

Empezamos a mirar que había en las cajas del garaje y nos reímos mucho al encontrar fotos de nuestra infancia.

—¡Tu cámara! —la levanté para enseñársela —Y acá están los casettes.
—No enciende —dijo cuando la agarró —Estaba rota pero no quería tirarla. Déjala por ahí, ya veré si la puedo llevar a algún lugar.

Se había hecho de noche así que agarramos las bicis y fuimos hasta mi casa. Mi ya abuelo estaba durmiendo. Ayudé a Peter a hacer su cama y nos tiramos después en ella a comer helado de chocolate y mirar una peli, aunque no le hicimos mucho caso.

—Ahora que me acuerdo —le manche la nariz con helado —Vos me diste un beso hace doce años.
—¿Soñaste que te besaba? —sonrió y me manchó la nariz él.
—¡No, tarado, me diste un beso en el aeropuerto!
—Es verdad —se puso rojo —La verdad que fue un impulso.
—Pensé que habría sido sin querer —reí —¿Te gustaba? —le guiñé un ojo.
—Fue un beso re inocente, nada más. Era para que no me olvides y mirá como funcionó que te acordás de eso —soltó una carcajada —Imagínate si te hubiera dado un beso de verdad, te habrías ido a buscarme a España.
—¡Me habría ido mejor que acá!
—Obvio, yo jamás te rompería el corazón.
—Nos quedan diez años para encontrar el amor —le recordé —sino, sos todo mío Lanzani.
—Dudo que vuelva a sentir algo por alguna mina, creo que voy a volver a ser un pica flor hasta los cuarenta.
—La verdad que yo también tengo ganas de volver a experimentar el sexo libre. Después de estos años... Me siento poco atractiva. Necesito sentirme deseada.
—¿Qué te hizo ese pibe? —se puso serio.
—Romperme el corazón —aguanté las lágrimas —Pero me estoy queriendo otra vez.
—Querete mucho, sos hermosa —acarició mi mejilla —La verdad que yo te re daba, estás bastante bien —sonrió y me pellizco la mejilla.
—Vos tampoco estás nada mal, Pedro —reí.

Se quedó dormidito mientras hablábamos, estaba muy cansado, así que apagué la tele y lo tapé.

—Te quiero Pit. Buenas noches —susurré en su oído —Te extrañaba muchísimo —le un beso en la mejilla.

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Lo prometido es deuda, ustedes me regalaron 10 RT y yo les dejo el capitulo del reencuentro. Recuerden compartir aunque no lo pida 🙈
Espero que les haya gustado el cap 💚
Gracias mis laliters ❤️

Mi Lugar Favorito En El Mundo ||Laliter||Where stories live. Discover now