Capítulo 32

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"Todo ha salido bien. En una hora la pasan a una habitación".

Thomas suspiró, aliviado, cuando leyó el mensaje. Había estado muy nervioso; intentaba tranquilizarse diciéndose que las apendicitis eran cirugías de rutina, que no eran complicadas, pero él sabía que incluso lo más sencillo podía tornarse peligroso. Gracias a Dios que todo había salido bien.

Los niños estaban viendo una película en el salón principal. Ben había preguntado en par de ocasiones por su mamá, pero Tom le explicó que había decidido que él pasara el resto del día con ellos. El niño se alegró en parte por poder jugar con Tim, pero aquello le parecía sospechoso. En su regazo acariciaba a Cotton, que ya había crecido bastante, pero cada cierto tiempo volvía a preguntar por Danielle.

Thomas no sabía qué decirle, pero esperaba que Mónica pudiera darle después alguna orientación al respecto. A las cinco de la tarde llegó Rob de su trabajo; a pesar de que era sábado le correspondía el turno de guardia en aquella casa de Beverly Hills. No era un empleo muy agotador, y en ocasiones podía ser aburrido.

Thomas se alegró al verle, y le pidió pasar un momento al despacho para decirle lo que estaba sucediendo.

—¿Dónde está Mónica? —preguntó el moreno.

—Está en el hospital con Danielle. La han operado de apendicitis.

La expresión de Rob era muy elocuente. ¡Aquello no se lo esperaba!

—Ha salido todo bien, —continuó Tom—, pero necesito ir a verla. ¿Crees que puedas quedarte con los niños?

—Por supuesto, camarada. Cuenta conmigo.

—Gracias, amigo. Llamaré a George para que me lleve. Me da pena con él pues es su día libre, pero lo necesito.

Mónica estaba a su lado, con una sonrisa, transmitiéndole todo el ánimo del mundo

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Mónica estaba a su lado, con una sonrisa, transmitiéndole todo el ánimo del mundo. La cirugía había salido bien. Fue hecha por vía laparoscópica, con lo cual tenía tres pequeños piquetes en su abdomen.

Danielle estaba un poco aturdida todavía; sentía menos dolor, solo cuando se movía, y en la muñeca tenía puesta una vía con el antibiótico que le estaban suministrando. No había sido nada agradable para ella aquel momento, mucho menos sin sus padres. Por fortuna, Mónica se había comportado como una verdadera hermana.

—Todo estará bien —le repitió Mónica con una sonrisa.

Danielle sonrió brevemente.

—Gracias por lo que has hecho por mí, Mónica.

—No es nada, cariño. Somos como una gran familia, ¿recuerdas? Michael me ha dicho que probablemente mañana te den de alta.

—Es muy buen saber eso... —susurró Danielle—. Por favor, ¿crees que puedas llamar a los Robson? En ausencia de mis padres cuidarán de mí hasta que ellos lleguen. El martes le dan el premio a papá, no es justo que los preocupe o les haga venir antes por mi cirugía.

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