Capitulo 14 parte 2

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—¡Lauren , deja de hacerte tonta! Se te va a hacer tarde —murmuró Camila entre besos, alejándome con sus pequeñas manos pero al mismo tiempo correspondiendo a mis labios impacientes—. Vamos, vete ahora mismo, y me compras un pastel de queso con fresas de regreso.

—Agh, está bien, mujer impaciente —gemí frustrada cuando me paré de nuevo. Siendo honesta quería hacer cualquier cosa menos alejarme de ella, pero tenía que ir a la empresa esa cuanto antes.— ¿Donde está mi hermana, por cierto?

—Dormida, no te preocupes, estuvo jugando con Dinah y Christopher todo el día. En cuanto se fueron ella cayó rendida.

—Oh, de acuerdo —suspiré y me agaché para besar su frente—. Nos vemos en un rato. Te amo.

—Te amo más, Lauren. ¡Y no olvides mi pastel de queso con fresas! —gritó cuando ya iba a saliendo de la habitación. Puse los ojos en blanco y cerré la puerta.

Mi mala suerte de mierda comenzó cuando olvidé donde estaba la empresa de mi papá y tomé calles de la ciudad por las cuales nunca antes había pasado en toda mi vida completa. Me tomó más de una hora y media rodear la ciudad y regresar a mi apartamento para empezar de cero. Le pedí a una señora ayuda y me dijo la dirección, pero ya no servía de nada apurarme porque de todos modos mi papá me iba a regañar por llegar tarde.

Y mi suerte fue empeorando y empeorando desde ahí.

Llegué al edificio que ahora estaba demasiado malditamente moderno, por lo menos mucho más de a como yo lo recordaba. Tenía como diecisiete pisos y parecía estar mayormente construido por cristales. Luce asombroso, por lo menos no voy a trabajar en un lugar feo.

“Jauregui Legacy Built” Ese era el nombre de la empresa. Un edificio genial y gigante tenía mi apellido ahí en letras gigantes y yo no me había dado cuenta nunca. En serio. Tenía como cinco años que ni siquiera iba a ese lado de la ciudad.

Salí de mi auto y coloqué el seguro antes de cerrar la puerta sin dejar de admirar el edificio que, cuando mi papá se retirara de ahí, sería totalmente mío. Y yo tendría que aparecerme por ahí con ropa muy elegante, no con la ropa que llevaba en ese momento, pantalones caídos color tinto, camisa negra lisa, unos Supra negros. Lo peor de todo era que no tenía más que un solo traje del cual se me perdió la chaqueta, y tampoco tenía ningunos zapatos negros de vestir. Tendría que comprar más ropa o ir con la mía, y eso no sería nada bueno.

Definitivamente voy a ser la vergüenza de la empresa.

El aire helado me hizo estremecer y regresé a mi auto para sacar mi chamarra. Busqué y busqué mis llaves en mis bolsillos mientras me congelaba a cada segundo que transcurría, pero no las tenía por ningún lado, y después cuando me di cuenta de que no tenía las llaves conmigo, no quise aceptar que las había dejado adentro del auto porque iba a hacer algo idiota como romper el vidrio con mi cabeza para sacarlas, así que sólo suspiré tremendamente frustrada y caminé tratando de ignorar el frío hasta que entré al edificio.

Por supuesto que la oficina de mi papá estaba hasta el ultimo maldito piso y el ascensor hijo de puta estaba fuera de servicio, entonces me tuve que subir por las malditas escaleras todos los malditos desgraciados hijos de puta veinte pisos, no eran diecisiete como yo había pensado, eran malditos veinte y yo los tuve que subir por las escaleras.

Y cuando llegué, apenas podía respirar como corresponde, me empecé a preguntar si el asma era una enfermedad contagiosa porque realmente sentía que mis pulmones no tomaban el aire necesario que necesitan para mantener a una persona gorda y floja como yo con vida. Me tomé unos segundos para tomar aire con mis manos recargadas sobre mis rodillas porque si no me ponía en esa posición, como levantando el culo, de verdad me iba a ir al piso.

—¿Lauren, eres tú? ¡¿EN SERIO?! —gritó Lucia, la secretaria de mi papá, en cuanto me acerqué a ella, recuperada de mi ataque de asma—. ¡NO LO PUEDO CREER!

—Um, sí. Soy yo —contesté con una leve sonrisa. Ella se veía exactamente igual que la ultima vez que la vi, y yo sólo tenía catorce años. Quizás su cara se veía más mayor, pero su cabello rojo seguía igual de largo y brillante, y sus ojos azules eran igual de divertidos de como los recordaba—. Eres cómo un vampiro, estás igual que la ultima vez que te vi.

—¡Pero tú ya eres toda una mujer, no lo puedo creer! —chilló mientras se levantaba de su escritorio y se abalanzaba sobre mí para abrazarme con fuerza. Le correspondí el abrazo toda sonriente. Lucia estaba más pequeña que yo, y cuando tenía míseros catorce ella solía burlarse de mí todo el tiempo porque era muy bajita—. Lauren, te conocí cuando tenías solamente once años y eras una cosita pequeña y ahora estás tan grande…

—Lo sé, ya no soy una mona molesta, apestosa y enana ¿cierto? —pregunté entre risas mientras nos separábamos. Ella rió y golpeó mi brazo sin dejar de mirarme como si tuviera dos cabezas.

—Sigues siendo una mona molesta y apestosa, sólo que ahora creciste como tres metros más desde a ultima vez que te vi.

—Hay una cosa llamada pubertad y tú me hiciste creer que jamás llegaría a mí —me quejé fingiendo estar herida. Lucia puso los ojos en blanco sin quitar su sonrisa—. Oh, lo había olvidado. Necesito hablar con mi papá ¿Está ahí adentro?

—Sí, te ha estado esperando desde hace tres horas —me regañó, le di una sonrisa abierta y un ultimo abrazo antes de caminar por el lugar que en mis tiempos era todo como rústico, paredes cafés y mueblería de madera, pero todo cambió y ahora las paredes eran blancas, todas ellas, y los muebles también lo eran. O blancos o negros o grises, y todo estaba demasiado iluminado y se veía realmente genial.

Toqué la puerta dos veces antes de abrir, mi papá estaba sentado en su silla, mirando a su computadora. Cuando me vio se levantó rápidamente y me miró con los ojos entrecerrados.

—Tenías que haber llegado hace una maldita eternidad —se quejó, mirándome con esos ojos fríos y tomando su chaqueta del sofá blanco—. Ahora tengo que ir a una junta directiva y tú me vas a acompañar.

—No fue mi culpa, olvidé el camino y me perdí… papá, no puedo acompañarte a una junta directiva. No sé absolutamente nada, ni siquiera sé de que van las Televisiones comunicadas —admití haciendo una mueca. Mi papá se quedó parado un segundo mirándome con lastima, tristeza o algo muy parecido, negó con la cabeza y luego rió.

—Telecomunicaciones —me corrigió, pero fruncí el ceño porque era lo mismo acomodado de otra manera. Televisiones comunicadas, telecomunicaciones, creo que se podría decir de muchas maneras ¿no? —Sólo quédate callada, Lauren ¿sí? Y trata de poner cara de chica inteligente, haz como si hubieras heredado, además de mi buen aspecto y mi dinero, mi cerebro.

—Como sea, ¿Qué voy a hacer si me preguntan algo?

—Nadie te preguntará nada y si lo hacen tú sólo asientes con la cabeza y levantas una ceja, eso siempre funciona —aconsejó saliendo de su oficina—. Tomate el resto del día, Lucia. No hay nada más por hacer.

—De acuerdo —contestó y me guiñó un ojo de forma juguetona cuando le pasé por enfrente.

Todo el camino mi papá trató de informarme aunque fuera sólo un poco acerca de qué eran las telecomunicaciones, y no era lo que yo había pensado, televisores comunicándose entre sí o algo parecido, era como… una empresa que se encargaba de los comerciales de la televisión y cosas así. Tampoco entendí mucho.

Cuando llegamos a la piso donde estaba la sala de juntas les eché un vistazo a los cinco hombres de negocios por el cristal, entre ellos estaba Harold, el papá de Kevin, seguí caminando detrás de mi papá y luego me distraje viendo por la pared-ventana. Si me esforzaba mucho incluso podía ver el edificio de mi apartamento donde mi novia hermosa me estaba esperando, con mis bóxers puestos y con el cabello despeinado y esa cara preciosa que…

Un golpe realmente fuerte me sacó de mis pensamientos, un golpe REALMENTE muy, demasiado fuerte me sacó de mis pensamientos y me dejó aturdida un momento mientras mi mente procesaba lo que acababa de ocurrir. Mi frente dolía como el infierno, mi nariz creo que estaba rota, mi papá rió a mi lado y luego más risas llegaron a mis oídos confundidos.

Abrí los ojos y me separé del maldito cristal parpadeando rápidamente y llevando mi mano a mi frente para sobarla. Me estrellé en un cristal en frente de cinco hombres de negocios. Y no sólo fue un golpecito que pudiera pasar desapercibido, yo casi me saco la mierda completa con el golpe, el cristal seguía retumbando, igual que mi cabeza.

Ahora realmente estoy segura de que voy a ser la vergüenza de esta empresa.

Okay perdon por no subir capitulo desde hace uffff! pero es que me da flojerita. Ahora si subire capitulos mas seguido.

Real life, Real love (segunda temporada de TPBL) Adaptación camren G!PWhere stories live. Discover now