Capitulo 19 parte 2

9.1K 448 20
                                    

{Camila}
...

Preferiría volver a morir que volver a parir. Con eso lo digo todo.

Traté de mover mis piernas para ponerme cómoda pero sentí un tirón que empezó en mi amiga y terminó en mi espalda y decidí que iba a ser mejor no moverse más. Me quejé bajito, sintiendo todo mi cuerpo cortado y dolorido y empecé a abrir mis ojos lentamente, sonaba imposible pero incluso hacer eso me dolía. No en el cuerpo, pero en la cabeza. Y no era para menos, estuve gritando y sufriendo casi 12 horas, creo que era de esperarse que me dolerían hasta las uñas.

—¿Amor? —preguntó Lauren a mi lado, y se levantó del sillón donde estaba sentada. Ella tenía ropa diferente, así que no sabía decir si habían pasado sólo unas cuantas horas desde el parto, o más—. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas que llame a alguna enfermera?

—Sí —logré contestar con voz ronca—, tengo mucha sed.

—De acuerdo bebé, ahora vengo —se agachó para besar mi frente y salió de la habitación. No gustó verla así de seria, me había sonreído pero no tan felizmente, fue de alivio, no de felicidad. Y me sentía en desventaja porque no sabía muy bien lo que había pasado. Sólo recuerdo que Elvis salió de mí y que mi corazón empezó a hacerse más lento, que mis ojos se hacían pesados, luego recuerdo estar a punto de perder la conciencia, y no dejaba de pujar.

Enseguida entró una mujer pequeña y mayor con una sonrisa muy cálida cargando una bandeja con un vaso grande de agua, Lauren la seguía, caminando lentamente. La mujer aplastó un botón en mi cama y me empezó a subir. Oh, no, no, no, esto duele demasiado.

—Perdón linda, pero si tomas acostada te puedes ahogar —se excusó, pasándome el vaso—. Di a luz cinco veces y ninguna de ellas fue mejor que la anterior. El dolor es común, no te preocupes.

Traté de hacer un sonido con mi garganta pero no pude. Mi mano estaba demasiado débil para sostener el vaso y la mujer me tuvo que ayudar a mantenerlo ahí hasta que me tomé toda el agua. Mi garganta se sintió mucho mejor, logré carraspear y sonreírle levemente.

—Gracias —susurré—. ¿Y... y mis cosas bonitas donde están?

—Ellos están bien, linda, no te preocupes —acarició mi mano—. Estuviste inconsciente tres días. Pasaste por un momento muy difícil pero ahora todo está bien. La pequeña dulzura, Kim... Kimmosavy, estuvo en peligro pero ahora está muy bien. Y Theo... um, el pequeño es un niño fuerte y hermoso, está perfectamente bien.

—¿Qué le pasó a Avalanna? —recalqué su nombre y a pesar del dolor me senté más recta—. ¿Por qué estuvo en peligro?

—Camila, cálmate —dijo Lauren acercándose a mí—. Está bien ahora, eso es lo que importa. Kimmosavy es pequeña, como tú, tiene ojos grises y Theourendolph los ojos cafés, ambos tienen un montón de cabello negro.

—Ni creas que se quedarán con esos nombres —logré decirle y darle una mala mirada— ¿Por qué estuve inconsciente tanto tiempo? Demonios, odio esta sensación ¿He muerto de nuevo?

—No, pero estuviste cerca —apretó mi mano, mirándome profundamente y resopló, espantando la mirada preocupada un segundo—. ¿Puedes, por favor, dejar de casi morir? Se está haciendo viejo y no me gusta preocuparme tanto.

—Trataré, pero no prometo nada.


{}

No morí de nuevo, y mis dos hijos nacieron bien, lo cual fue genial.

Avalanna tuvo unas cuantas complicaciones graves porque cuando ella estaba saliendo yo perdí la conciencia y tuvieran dificultades para sacarla sin mi ayuda, además era más pequeña que un niño normal de su edad, al parecer Elvis se comió todo el alimento que debía ser repartido entre los dos y ahora él es un niño demasiado grande. El doctor dijo que eso era algo común con los gemelos y que ella crecería perfectamente siempre y cuando le diera mucha leche materna, bueno, eso sería incomodo pero lo iba a hacer. Además, a Lauren  se le ocurrió contarme que estuve todo el maldito embarazo en problemas, todo hubiera podido haber salido mal, y yo ni siquiera lo sabía. Aunque una parte se alegró por no saberlo, porque todo es más fácil cuando uno ignora algunas cosas.

Pasó una semana antes de que me dejaran siquiera levantarme sin ayuda. El dolor seguía ahí aunque ya no era tan fuerte, no pude ir a ver a mis hijos pero Lauren me enseñó muchas fotos de ellos. Eran hermosos. No voy a mentir, la mayoría de los recién nacidos son feos, pero mis hijos no. Quizás porque ya había pasado mucho tiempo y la hinchazón se había ido, pero ellos eran preciosos. Los ojos de Avalanna eran grises, grandes y bonitos, y en todas las fotos salía mirando a Lauren fijamente, con algo parecido a una sonrisa en sus tiernos labios. Elvis salía dormido en todas las fotos, o llorando, y era el bebé llorón más hermoso de todos.

—Mañana podremos regresar a casa, con los mocosos —murmuró Lauren con la voz contenta, abrazándome por detrás y besando mi cabello. Sonreí y me relajé más contra ella—. Estoy tan agradecida de que todos estén bien.

—Yo también —contesté, volteando ligeramente hacia atrás para mirarla—. Nunca vuelvas a esconderme algo como lo del embarazo ¿está bien? Estuviste todo este tiempo guardándotelo, hubiéramos podido al menos sufrir juntas.

—No quería que te preocuparas y todo fuera peor. Además, tú estuviste el año pasado teniendo ataques y jamás me lo dijiste hasta que me abandonaste, y creo que eso fue peor.

—Por dios, supéralo de una vez, amiga —me reí bajito.


{}


—Oh, preciosa, eres una ternura —murmuré bajito y con tremenda voz de idiota, inclinándome hacia mi hija para besar su pancita suavemente y jugar con sus manitas—. ¿Por qué eres tan hermosa? Ah sí, porque eres mi hija, por eso.

—Que modesta —se burló Lauren poniendo sus manos en mis caderas sin aviso alguna, asustándome.

—Bueno, es verdad —me recompuse, acomodé a Avalanna más al centro de la cama y me volteé hacia Lauren para pasar mis manos por su cuello y apretarme a ella.

Mi cuerpo rápidamente volvió a su estado natural, bueno, excepto mis pechos, ellos se quedaron demasiado grandes porque aun tenía que alimentar a mis hijos y eso, y no era para nada como que yo los odiara, los amaba por completo, y Lauren también, por supuesto.

Se sentía genial poder volver a abrazarla sin ningún impedimento entre nosotras, y creo que ella sentía lo mismo, lo podía decir por cómo seguía pasando sus manos por todas partes, haciendo ruidos con su garganta y juntándonos cada vez más. Me reí contra sus labios, pensando que estaba actuando como una ninfómana adicta al sexo, y entonces recordé que su ultima vez fue también mi ultima vez y me dio un poco de lastima. Bajé mis manos lentamente, acariciando por donde pasaban y las moví hasta que estuvieron pasando por su espalda, debajo de su camisa. Apenas Lauren se despegó de mis labios para besar mi cuello cuando un chillido nos interrumpió.

—Maldita sea, Theourendolph —se quejó, apartándose a regañadientes de mí—. Camila, te juro que llora a propósito, ese pequeño diablo, sólo porque sabe que es algo malditamente molesto.

—Cierra la boca y ve por él.

Me miró mal antes de irse caminando rápidamente hasta su habitación.

—Agh, algún día voy a cobrármelas, pequeño demonio —la escuché murmurando tiernamente desde la habitación de Elvis y sonreí. Debió haberlo levantado porque dejó de llorar inmediatamente—. ¿Eso era lo único que querías, cierto? ¿Arruinar mi momento? Sabes, tarde o temprano va a llegar mi venganza, nunca te voy a dejar tener sexo, hasta que te cases, de puro coraje.

Real life, Real love (segunda temporada de TPBL) Adaptación camren G!PWhere stories live. Discover now