Capitulo 15 parte 1

10.7K 419 7
                                    

{Camila}

—No estés asustada con todo esto, es natural. Ademas, no te estoy diciendo que lo hagas ahora mismo, en cuanto ella llegue y en mi cara, son unos cuantos consejos para más adelante nada más, sé que eres aun una niña, sólo te digo que hay ciertos trucos que la van a sorprender en la cama, digo, si ustedes se van a casar, que creo es obvio, y bueno, como te estaba diciendo, después de que dejas que ella…

—Es que… es que yo no… pues agh, nosotras sólo lo hicimos una vez. Una sola vez y nunca más de nuevo —la interrumpí alejándome un poco de ella en el sillón, por protección y acariciando a Edwaren dormido a mis pies con nerviosismo. Ella era Adisa, una tía de Lauren que era toda una experta sexual que me quería dar mil consejos y yo estaba asustada porque nunca jamás había siquiera escuchado hablar de las cosas que me estaba diciendo—. Y… y ni siquiera hice nada, sólo abrí mis piernas y ya. Ella hizo todo el trabajo, ni siquiera me enteré de lo que pasaba.

—Ay, mi vida, que lindura —murmuró enternecida y se empezó a reír a carcajadas, sin dejar de verme de una manera dulce con sus ojos verdes—. ¿Y era su primera vez? Aw, tan lindo.

—Bueno, era mi primera vez, no la de Lauren ,ella es una puta, pero fue nuestra primera vez juntas y… Um, sí. Además me pase la mitad del acto llorando, así que…

—¿O sea que fue la primera y única vez, y saliste embarazada? —adivinó, con las cejas casi saliéndose de su frente y una sonrisa burlona en la cara. Asentí sintiéndome tonta y como una niña pequeña—. Que mala suerte.

—Lo sé —puse los ojos en blanco—. Ya estoy acostumbrada, y realmente estoy contenta con mis bebés. No me arrepiento.

—Los bebés siempre son una bendición —vociferó con la vista perdida y su mano voló a mi vientre—. ¿Me dejarás ser su tía favorita que los malcríe, cierto?

—Por supuesto —sonreí—. Aunque estoy muy segura de que voy a ocupar más que tú seas la consciente con ellos, la que los regañe y eso. Creo que yo voy a ser como una hermana… ¿sabes? No tengo nada de experiencia con niños, nadita. No sé nada, ademas soy muy joven y… bueno, tengo miedo.

—¿Miedo de qué, o a qué?

—Miedo, pues, a muchas cosas. Hace rato estaba pensando en todo eso —tomé aire y dejé que mi vista vagara por toda la sala—. Tengo miedo a crecer, tengo miedo igual que Lauren a la vida adulta, tengo miedo de no saber que hacer una vez que mis bebés nazcan, tengo miedo porque sé que voy a necesitar a mi mamá más que nunca y me va a hacer mucha falta, tengo miedo de que no vayamos a ser buenas madres, yo y Lauren , nosotras somos… somos raras ¿sabes? Incluso ahora que somos novias, seguimos siendo mejores amigas, hacemos tonterías, decimos tonterías, y los bebés necesitan crecer con una familia de verdad, con gente mayor, madura, inteligente y… no sé, gente que no sea como nosotras, porque ¿qué puedo enseñarles yo y qué puede enseñarles Lauren? Hasta hace poco, cuando estuve a punto de morir, fue cuando maduré, y sólo un poquito. Antes de eso era incluso máááás tonta, infantil y estúpida. Todavía tengo que descubrir un montón de cosas, como tu dices, soy una niña. Soy un bebé teniendo bebés y eso no está bien. ¿Y sabes qué? Cuando supe que estaba embarazada, nadie me regañó, nadie me dijo lo estúpida que fui… mi hermano se enojó, claro que lo hizo, pero no tenía derecho de decir nada porque su novia estaba embarazada también. Mis papás me hubieran dado un sermón larguísimo, me hubieran dicho lo inconsciente y malditamente estúpido que es embarazarte a tus diecisiete años. Y lo necesitaba, porque es verdad, necesitaba con todas mis fuerzas que me regañaran, por más estúpido que suene.

—Linda, linda, relájate —murmuró ella y se acercó para abrazarme. No me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que abrí mi boca para sollozar poquito y las lagrimas se metieron a mi boca, y luego me hicieron ahogarme—. Y respira, por favor.

—Listo —dije, entre riendo y ahogándome—. Lo siento, sabes como es esto de las hormonas, el llanto y todo eso.

—Claro, lo entiendo —murmuró dejando de reír—. La mamá de Lauren tenía tu edad cuando lo dio a luz ¿sabías eso?

—No —contesté, frunciendo el ceño y reconociendo en mi interior que en realidad no sabía muchas cosas de su mamá.

—Sí. Me recuerdas mucho a ella, muchísimo —admitió y sonreí—. Ella era tan alegre siempre, tan bromista y risueña… cuando se embarazó de Michael yo sólo tenía quince años y Clara me contaba todo, ella estaba asustada, igual que tú o quizás más, la diferencia era que Clara sí quería abortar y tú no eres tan tonta para pensar en eso. La convencí de que no hiciera nada estúpido, pero aun así ella lloraba todas las noches y se lamentaba por todo. Ella creía que su vida se iba a acabar, Michael era de Londres y tenían que vivir aquí, y aunque Clara lo amaba con toda su alma, sabía muy bien cómo era, sabía que casarse con él iba a significar que viviría en Londres, que tendría mucho dinero y que estudiaría en una universidad mejor, pero también sabía que tarde o temprano Michael la iba a engañar, sabía que iba a ser justo como su padre, trabajando todo el tiempo. Y tenía tanta razón. Y estuvo en depresión hasta el día en que nació Lauren . En cuanto la sostuvo y la vio por primera vez se dijo que iba a ser fuerte por ella, que iba a tratar con todo su corazón de ser la mejor madre para ella, aunque no supiera en que demonios se estaba metiendo. Ser madre no tiene nada que ver con rectitud, disciplina, inteligencia y madurez. Los niños no necesitan esa mierda de la familia, lo aprenden en la escuela. ¿Sabes que van a ocupar esos niños? Amor. Es lo único que ocupan. Si eres amorosa con ellos, si estás atenta a lo que necesitan, a sus problemas, si estás presente siempre y los enseñas a respetar, a ser buenas personas, a amar, entonces estarás haciendo bien tu trabajo.

—Creo que… —el sonido de la puerta abriéndose abruptamente, chocando con la pared y luego los gemidos y quejidos de Lauren entrando al apartamento me interrumpieron y mis hijos dieron mil vueltas dentro de mí al pensar en el pastel de queso con fresas—. ¡Hola, bebé! ¿Trajiste mi pastel?

—¡El pastel de queso con sus malditas fresas! —Gritó enojada cerrando la puerta de nuevo.

—Uh-oh parece que tuvo un mal día —se burló Alisa.

—Fue a visitar a su papá, a la oficina.

—¿En serio? ¿Y ya se llevan mejor o siguen con su estúpido problema? —preguntó ella haciendo una mueca—. La ultima vez que vine a visitarlo no podían estar juntos en la misma habitación sin pelearse.

—Ellos arreglaron sus diferencias, ya se llevan mejor —la tranquilicé—. Pero Lauren va a tener que trabajar con él en la oficina y no estoy segura de que eso la haga muy feliz. Si todos los días llegará como hoy, no me va a gustar mucho ese trabajo. Además, debió haber llegado al mismo tiempo que tú, hace cuatro horas.



{}



Después de unos minutos Lauren llegó de nuevo, sólo que esta vez no venía gritando tonterías y llorando como bebé. Entró con un pastel completo y grande en sus manos.

—Aquí está tu maldito pastel —murmuró y me levanté para tomarlo de sus manos—. Sólo quiero dormir, no sabes todas las cosas malas que me pasaron hoy, creo que quiero llorar. 

—Supongo que no me has visto ¿cierto? ¿O sólo me estás ignorando? —le preguntó Alisa y se levantó también. Lauren levantó su vista asombrada hacia ella y sonrió débilmente. Se veía tan cansada la pobrecita, y yo la extrañé tanto todo el día. 

—No te había visto, tía —dijo cuando se soltó de su abrazo—. No te lo tomes a mal, pero ¿qué demonios haces aquí? 

—Cuando mi mamá me informó que tu novia estaba embarazada tomé un vuelto inmediato para acá. Toda la familia está viniendo ¿sabes? ¡¿Cómo es posible que no nos hayas dicho nada en todo este tiempo?! 

—¿Toda la familia? —repitió Lauren , con la boca abierta y luego se dejó caer en el sillón con sus manos despeinando su cabello—. ¿Cómo en la tierra se enteró toda la maldita familia de esto? Y para tu información, hace menos de un mes que me enteré.

—Bueno, creo que eso es mi culpa —admití con voz baja y tímida—. Yo le dije a tu tía, ya sabes, la que vive frente a mi casa.

—¡¿Por qué hiciste eso?! —casi gritó, levantando sus manos frenéticamente hacia mí y con su cara toda enojada—. Camila, ¿por qué?

—Le tuve que decir eso para que me diera permiso de traerme a tu hermana —contesté dejando el pastel en la mesita. Me senté a su lado y la abracé fuertemente—. No me odies.

—No te odio, tonta —murmuró, apretando su brazo a mi alrededor—. Es que, mira, tengo más de diez tías ¿entiendes? Y ninguna de ellas es como Alisa, ellas son como... mira, tú lo vas a descubrir y ese va a ser tu castigo por hacer eso. 

—No seas así, Lauren —lo regañó Alisa riendo y sentándose en la mesa frente al sillón—. No son tan malas. Todas nosotras te queremos como si fueras nuestra propia hija.

—Ese es el problema —renegó, quejumbrosa y llorona como siempre, y enterró su cara e mi cuello—. Imagínate a once mamás molestas. Con una queriéndome así era suficiente. 

—No te quejes de eso —la golpeé en el estomago, ella se rió y se levantó rápidamente, y de repente Edwaren dio un chillido horrible que me asustó y salió corriendo por el pasillo llorando—. ¡AY, MICCHELLE! ¡COMO SIEMPRE, MOLESTANDO A MI CERDITO! 

—Yo no le hice nada a propósito, no sabía que estaba ahí dormido —se excusó Lauren , pero yo ya estaba corriendo detrás de ella por el pasillo.

Real life, Real love (segunda temporada de TPBL) Adaptación camren G!PWhere stories live. Discover now