Capitulo 20 parte 1

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Entonces... Toda la cosa de ser mamá, bueno, sí me tomó por sorpresa, y sí me hizo sentir muy insegura e impotente, y casi me arranco el cabello por las noches al pensar en cómo demonios íbamos a hacer Camila y yo para cuidar no sólo a uno, sino a dos bebés, pero han pasado dos meses desde que llegaron a nosotros y me di cuenta de que no es tan difícil, y no es tan malo como parece. Bueno, al menos no todavía.

Avalanna es un ángel, oh, mi ángel. Se porta tan bien que aveces pensamos que ya está dormida, pero en realidad está jugando con algo en total silencio. Pero Elvis... bueno, él es como un niño normal, o incluso uno peor que los normales. Es como si toda la maldad y locura de nosotras se hubiera ido directamente hacia él y Avalanna fuera un experimento que nos dieron de regalo para compensarlo. Mis tías se vinieron a vivir a Londres para ayudarnos con los bebés, lo cual agradezco, y Tay ha estado recibiendo un montón de amor y atención por parte de todos porque sienten que quizás pueda estar celosa por los niños, pero ella los ama.

Entonces, a pesar del llanto de Elvis, es fácil lidiar con ellos, y nos dejan dormir casi toda la noche completa, y hemos estado saliendo con los chicos casi todos los días, así que no veo el hecho de ser mamá como algo que me retenga de hacer lo que quiero o algo así.

Vivir con Camila ahora que ya no hay amor secreto, enfermedades o embarazo es algo malditamente perfecto. Aun no tenemos intimidad y eso me ha estado poniendo medio alterada y frenética últimamente, pero ella ya puede hacer cosas normales y sólo tenemos que esperar a que se dé el momento. Esperemos que pase pronto. Pronto, por favor. Estoy jodidamente rogándolo.


—¿No tienes que ir a trabajar? —preguntó Camila bostezando y alimentando a los niños con Gerber cuando me vio llegar con nada más un sujetador y un pantalón de pijama a la cocina.

—Anoche convencí a mi papá de que me dejara entrar más tarde —contesté riendo por su boca abierta y mirada incrédula. Tomé un Gerber de durazno y una cuchara y reí de nuevo—. Cierra la boca, nena.

—¿Sabes lo afortunado que es tu trasero perezoso? Diablos, sólo trabajas cinco horas, no haces nada y sigues ganando lo que hombres de cuarenta años trabajando toda su vida sólo podrían soñar. Ah, y tienes el descaro de pedir días libres —terminó riendo a carcajadas, haciendo que Elvis riera también, cómo si entendiera—, y te sigues comiendo la comida de bebé.

—Beneficios de ser la hija dolida del jefe. Me he estado aprovechando un poco de que mi novia está discapacitada, mis hijos acaban de nacer y de que mi papá me odió y me hizo sufrir varios años. Mi nuevo Ferrari es una muestra de que el dinero compensa el amor de padre —le guiñé un ojo— y esta cosa es la comida de bebé más deliciosa que existe, no me digas que no te has comido algunos.

—Bueno, sí —admitió, tirando a la basura los envases vacíos—. Creo que tú y yo nos los hemos estado acabando y no ellos. Y creo que no deberías estarte aprovechando tanto del dinero de tu papá, pero sé que lo seguirás haciendo así que dejemos el tema por la paz —besó las cabezas de Elvis y Avalanna y se acercó para sentarse sobre mi regazo a horcajadas— ¿Sabes qué encontré?

—¿Qué? —pregunté tomando sus muslos y colocándola más cerca de mí.

—Mi nueva lista —respondió con una sonrisa brillante. Algo en mi interior lloró y sonrió al mismo tiempo.

—¿Me dirás el primer punto?

—Todo a su tiempo, Chica de mis sueños, todo a su tiempo...

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{Camila}


Odio cuando Lauren se va a trabajar porque me quedo extrañándola como desquiciada desde que se va hasta que regresa y sé que de todos modos no hace nada. Sólo va, saluda a la gente y se queda sentada en la gigante oficina que su papá le dio hasta que se acaba su tiempo de trabajo. Es injusto para otras personas que se tienen que esforzar, pero acepto que estoy alegre de no tener que preocuparme por el dinero ni tener que preocupar a mi hermano tampoco.

—... aunque sea tan joven —concluyó Marilyn, la tía de Lauren . Asentí hacia ella sonriendo aunque no tenía ni la menor idea de lo que estaba hablando—. ¿Ya conociste a la mujer que es su secretaria? La saludé ayer. Ella se ve tan escurridiza como una serpiente.

—¿Qué? ¿De Lauren? —pregunté alterada.

—Sí, linda, de eso estamos hablando. Ella es rubia y no desperdiciaba un segundo para poner su mano sobre el brazo de mi sobrina... pensé que ya sabías de ella...

¡No! ¡No lo malditamente sabía! Ni siquiera sabía que tenía una secretaria, menos una escurridiza que pone su mano sobre su brazo. Tuve la necesidad de gritar algo como: ¡¿Por qué no me lo dijiste antes, maldita sea?! Pero sólo dije:

—No.

—¡¿Cómo es eso posible?! —replicó Evangeline, haciendo saltar a Elvis del susto por su arrebato—. ¿Hay una mujer tratando de quitarte a tu mujer y tú estás aquí como si nada? No, cariño, de ninguna manera. Ustedes no están casadas siquiera, no vas a permitir esto cuando apenas empieza. Tendrán mucho tiempo para engaños más adelante, ahora no.

—Um, no supongo que puedo hablar con Lauren cuando vuelva y...

—¿Y darle la oportunidad de arreglar la situación? ¡No, Camila! —alegó Alisa, interrumpiéndome—. Deberías ir ahora mismo ¡A H O R A  M I S M O! y presentarte sin darle oportunidad de nada. Ve por tu mujer, chica.

—¿Ahora mismo? —pregunté con voz bajita, acobardándome. Las cuatro mujeres asintieron hacia mí.

—Ahora mismo —afirmó Mia dándome una sonrisa alentadora—. Estamos aquí ahora cuidando a los niños. Deberías aprovechar.

–¡Yo te llevo! —exclamó Alisa levantándose de golpe y tendiéndome la mano para que hiciera lo mismo. Mia tomó a Avalanna de mi regazo y tomé la mano de Alisa.

—No creo que ese atuendo sea el correcto —murmuró Marilyn mirándome con una mueca cuando estuve parada frente a ellas. Bajé la vista a mi ropa. Un pantalón de jean y una blusa de béisbol. No estaba nada mal, a mi punto de vista.

—Para nada Camila, si vas a pelear con la exuberante rubia por una mujer no puedes ir vestida como una cría pequeña —Evangeline negó con la cabeza y Alisa me arrastró escaleras arriba sin esperar comentarios de nadie más.

—Esto es divertido, ir a la oficina a seducir a tu mujer... esperemos que haya algo de acción.

No dije nada porque si me negaba Alisa me haría sentarme a leer el kamasutra de castigo, así que sólo la seguí hasta nuestra habitación. Era gracioso pensar que todo eso había empezado hacía cinco minutos como un simple comentario de la sucia zorra secretaria de Lauren y ahora ya iba a ir hacia ella como si fuera una afirmación el hecho de que me estaba engañando con ella.

Esperaba que no lo fuera.

—Deberías de comprar ropa con más escote... —murmuró mirando con disgusto toda mi ropa en el armario. No contesté de nuevo. A pesar de todo. Seguía siendo una niña, lo era. Hablar de seducir mujeres y ponerme ropa escotada y tener sexo como si nada no eran platicas que hubiera tenido antes. No era algo normal para mí, no podía solamente actuar como si lo fuera.

Me puse nerviosa cuando sacó una tanga que tenía en mi ropa interior. Regalo de Kevin ¿pueden creerlo? Kevin me regaló lencería sexy. Algo dentro de mí me dijo que Lauren fue la que pensó en eso, su sonrisa cómplice cuando Kevin me entregó el regalo me lo confirmó. No era como si Lauren la celosa fuera a aceptar sin ningún problema que alguien me regalara lencería.

Siendo honesta, no quería ir a seducirla con lencería sexy. No quería que nuestra segunda primera vez fuera por despecho en su oficina. Aunque, bueno, si llegaba a funcionar y el momento llegaba ahí, pues no me iba a negar tampoco. Pero yo quería que fuera bonito, especial, y al menos en una cama.

—Ponte esto, rápido —me dio ropa y salió de ahí para que me pudiera cambiar.

Para empezar, eran la tanga y el sostén negros a juego que me había dado Kevin. Maldición. Odio las tangas con todo mi corazón. Ni siqueira las encuentro sexis, esto es tan estúpido. Me dio también una blusa azul de manga larga con escote hasta el ombligo, en realidad no era hasta el ombligo, pero era muy abierto cuando mis senos eran normales, o sea que ahora eso era algo que me dejaría muy, demasiado al descubierto sin duda alguna, y una falda negra demasiado corta que usé sólo una vez, cuando mi amiga Vale me la regaló para el cumpleaños de mi novio Drake.

Ugh.

Real life, Real love (segunda temporada de TPBL) Adaptación camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora