37. Disfrutar de las sensaciones

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—Hoy vamos a hacer las cosas a mi manera —anunció June.

Alexa lo miró desde abajo con una sonrisa. Estaba sentada en la cama mientras él seguía de pie sin quitarle los ojos de encima. No se arrepintió de estar allí por todo lo que sentía cada vez que June la contemplaba de esa forma. Era en momentos como ese que se sentía confundida porque no solo sentía por él, también por Travis. Por suerte este le dio luz verde para que acudiera a aquella cita que prometía ser especial, como mínimo.

—¿Qué quieres decir con eso?

—A que vas a disfrutar de todas las sensaciones que te haga sentir. ¿Recuerdas aquella noche en mi habitación del club? Pues eso no será nada comparado con lo que te espera esta noche... —Esbozó una media sonrisa que derritió a la chica—. Quiero que te comuniques conmigo, ¿vale? Tanto si es por las cosas que te gustan, como por las que no.

—¿Y crees que habrá algo que no me guste viniendo de ti? —cuestionó ella.

—No lo sé, por eso quiero que me lo digas. Ningún ser humano es igual a otro y lo que a uno le gusta, puede que el otro lo deteste.

Avanzó hasta ella e inclinó su cuerpo colocando sus manos a ambos lados del cuerpo de Alexa. Sin esperar a que dijera algo, la besó e hizo solo un poco de fuerza para que se tumbara sobre la cama. Después sus labios se desplazaron hacia el cuello y allí se entretuvo unos minutos antes de bajar hacia la zona del escote. June supo que aquello le gustaba por los suspiros que Alexa exhalaba. Antes de continuar, deslizó el tirante derecho del vestido beige que llevaba y repartió besos por su hombro mientras tanto. Después hizo lo mismo con el izquierdo antes de ayudarla a quitarse la prenda.

—Vas a conseguir que muera de deseo, June —confesó en cuanto vio que él hacía una pausa para quitarse la camisa.

—Mientras no lo hagas de verdad... —comentó él con una sonrisa.

Alexa quedó prendada de su sonrisa. No era la primera vez, pero después de tanto sin pasar tiempo con él era como si lo fuera. June se percató de su mirada y amplió su sonrisa.

—¿Qué pasa? —indagó.

Ella sonrió.

—Nada.

Pero su sonrisa la delató. Él se miró por si algo estaba fuera de lugar, pero nada en su cuerpo le dio a entender que así fuera.

—Me gusta tu sonrisa —aclaró ella al ver su expresión confusa.

June soltó una pequeña carcajada antes de colocarse sobre Alexa de nuevo. La miró a los ojos desde arriba y bajó su rostro para besarla de nuevo.

—A mí me gustas toda tú —dijo él tras degustar sus labios.

La voz le pareció tan sensual que el cosquilleo que sentía en su vientre se intensificó y bajó un poco más.

—¿Confías en mí, Alexa?

Y ella no se planteó el motivo de la pregunta, solo respondió:

—Confío en ti.


···


Darrell llevó a Naomi a su casa tras la cena aprovechando que esa noche Gabrielle estaría en el club.

—Nos conocemos desde hace años, pero siento que no sé mucho sobre ti. —Dirigió su mirada a la mujer—. Es lógico, por otra parte, porque no tengo que saber tus gustos sexuales. Al menos hasta ahora...

El cuerpo de Naomi se tensó al escuchar al marido de su amiga. Aún no podía creer que aquello estuviera pasando y que estuviera a punto de experimentar algo tan intenso con él. Toda su experiencia sexual se limitaba a lo convencional y dar un paso más en ese sentido la ponía algo nerviosa. Sobre todo si era con Darrell.

—Antes de mostrarte el mundo de sensaciones que te espera si aceptas, tenemos que dejar claras algunas cosas respecto a mis normas —agregó él.

—Soy toda oídos.

La invitó a su despacho y allí los dos se sentaron, cada uno en su lugar. Durante los siguientes minutos, Darrell le habló sobre lo que le gustaba como dominante, sus exigencias y lo que tenía para ofrecer a sus sumisas. Aclaró que en ningún momento la dañaría o se propasaría en ese sentido.

—Ser dominante no es una excusa para golpear a una mujer, y quien diga lo contrario es porque no está bien de la cabeza y se lo tiene que mirar.

Hablar sobre ese tema le cabreaba, pero intentó mantener la compostura pensando en lo que les quedaba por delante. No podía dejarse llevar por sus emociones negativas o tendría que dejarlo para otro momento.

—Me gustaría preparar un contrato antes de que llevemos a cabo la sesión. Aunque será algo muy suave, y por supuesto no tendrá nada que ver con el de sumisa en caso de que aceptes, me gusta dejar todo bien atado. No sé si me explico... —Naomi asintió como respuesta—. El contrato nos beneficiará a ambos, pero sobre todo a ti, ¿de acuerdo?

—Está bien —respondió con un movimiento afirmativo de cabeza.

—Perfecto.

Redactó un contrato estándar y básico que no le llevó tanto tiempo como él pensaba. En cuanto lo terminó, dejó que Naomi le echara un vistazo antes de imprimirlo y dejar que lo firmara.

—Solo tendrá validez esta noche —mencionó Darrell mientras le ofrecía el papel—. Si tras probar te gusta y quieres continuar con esto, ya nos encargaremos más adelante de redactar uno nuevo entre los dos.

La morena cogió el contrato y volvió a leerlo antes de firmar bajo la atenta mirada de Darrell. Apretó los muslos mientras se mordía el labio. Él sonrió al ver aquel gesto y se sintió complacido al ver que Naomi no subía su mirada sin que él se lo pidiera.

El juego estaba a punto de comenzar.


···


June se acercó a una de las cómodas de su habitación y sacó de uno de los cajones un pañuelo negro para cubrir los ojos de Alexa. Ella no se opuso cuando supo cuáles eran sus intenciones, al contrario, se incorporó sobre la cama para que tuviera más facilidad a la hora de atarlo por detrás de su cabeza.

—Tendrás libertad para quitártelo cuando quieras, yo no te obligaré a llevarlo puesto ni todo el rato ni un mínimo de tiempo. Está en ti querer jugar de una forma u otra —aclaró mientras terminaba de hacerle un nudo que no se deshiciera, pero que tampoco fuera difícil de quitar—. No hace falta que te lo diga —susurró en su oído—, pero podrás tocarme siempre que lo desees.

Un estremecimiento la recorrió entera al escuchar su susurro y al notar después su respiración acelerada en el oído. Se relamió antes de volver a tumbarse sin necesidad de ayuda y esperó. June se colocó sobre su cuerpo, con las piernas a ambos lados, y cogió las manos de Alexa para guiarlas hacia su abdomen. Acarició la zona, disfrutando de cada uno de sus abdominales sin prisa, y jadeó cuando sus manos se encontraron con la ropa interior del hombre. Tragó saliva conteniendo sus ganas antes de volver a subir las manos hacia sus pectorales. Se sentó en la cama para poder tener un mejor acceso al cuerpo masculino y sin pensarlo demasiado, acercó su rostro hacia la piel ardiente de June para repartir besos por ella.

June suspiró antes de separarla y volver a echarla sobre el colchón.

—Ponte cómoda y disfruta.


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La Fruta Prohibida: El club nocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora