6. Atracción inmediata

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Travis se acercó a una mujer rubia de ojos azules que no había dejado de mirarlo desde que entró por la puerta. Él no se percató de eso hasta que, al echar un vistazo alrededor, la vio sentada sola en la barra. Estaba a unos metros del hombre que había puesto toda su atención en Alexa, pero no se preguntó nada al respecto.

Para gustos, colores.

En cuanto llegó, se sentó en un taburete vacío y cercano a ella, bebió otro trago de la copa hasta terminarla y la dejó vacía sobre la superficie de madera. La mujer no desvió sus ojos del chico y se deleitó con las pecas que pudo distinguir con la tenue luz del lugar. Él se giró finalmente para observarla y sonrió de medio lado. Los dos bajaron la mirada hacia sus identificaciones.

—Así que tenemos al primer hombre sobre la tierra en La Fruta Prohibida... —comentó ella con una sonrisa.

—Y a la señora del inframundo... —mencionó, tomando la mano de la mujer y besando su dorso—. Un placer.

—Te invito a otra copa. ¿Qué estabas bebiendo?

—Sex on the beach.

La mujer llamó al camarero y le pidió un especial de la casa. Cuando él lo tuvo delante, cogió el vaso y observó el líquido con curiosidad.

—Es el especial de la casa: Edén. El que mejor va contigo. —Le dedicó un guiño.

Travis lo probó y quedó fascinado ante la mezcla de sabores en su paladar. Miró a Perséfone y esta sonrió, pasando un dedo por sus dedos y cerrando un instante los ojos. Cuando dejó el vaso en la barra de nuevo, sin desviar sus ojos de la rubia, pasó la lengua por sus labios para terminar de recoger lo poco que se había quedado en ellos. Pero antes de que pudiera acabar, ella se acercó y paseó su lengua con lentitud. Sus ojos no dejaban de emitir cierto destello de deseo y lujuria que no pasó desapercibido para Travis. Perséfone apoyó la mano derecha sobre una de las piernas masculinas y fue subiendo poco a poco hasta llegar a una zona peligrosa. Todas sus alarmas saltaron de forma que su propio cuerpo reaccionó ante la caricia cadenciosa de la mujer. Esta se acercó a su oído para hablarle solo a él.

—Ven conmigo si quieres volver al paraíso que te arrebataron por tomar la fruta prohibida.

Un estremecimiento recorrió toda su espalda mientras escuchaba a la mujer, quien se separó con lentitud en cuanto terminó de decirle aquello. Quedó a escasos centímetros de él y le guiñó el ojo. Travis solo asintió y, tras ver cómo estaba su novia, siguió a la rubia a través de la puerta que daba a las distintas salas y habitaciones.


···


Lucien se encontraba de vuelta en la zona que él consideraba segura del club de su hermano. Orquídea estaba frente a él, dentro de la barra, aunque de vez en cuando tenía que atender a sus obligaciones. Durante unos minutos en los que ella quedó algo liberada gracias a su compañero Trébol, le dedicó toda su atención.

—No me has respondido aún —mencionó.

Ella se mordió el labio durante una fracción de segundo antes de inclinarse sobre la superficie. No apartó sus ojos de él en ningún momento.

—Si esperas a que salga, la tendrás.

El hombre quedó callado y asintió. Tomó otro trago de su bebida, otra copa de Edén, y observó las estanterías que había tras la chica.

—¿Por qué entraste? —preguntó ella.

—Soy socio.

Por un momento permaneció en silencio sopesando las palabras del hombre y la sombra de la decepción se cernió sobre Catherine. Aquello la sorprendió.

La Fruta Prohibida: El club nocturnoWhere stories live. Discover now