Capítulo Treinta

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Capítulo treinta.

Me gusta pensar que algún día, mi hijo será el que venza el cáncer. Qué me darán buenas noticias y entonces, tendremos un futuro por delante.

Algún día, solo debo esperar por ese día.


Me despierto con el vestido aun puesto, un pecho afuera, los tacones intactos, el cabello y el maquillaje seguramente hecho un caos y el cuerpo cálido de Andrew encima del mío mientras su respiración pausada está contra mi oreja.

La famosa erección matutina se encuentra contra mi estómago.

No sé en qué momento me volteé o me giraron boca arriba, tampoco cuando trepó sobre mí para dormir de esta manera en donde sus brazos básicamente me acunan la cabeza y su peso, la mitad, se encuentra sobre mí.

—Sí que la pasaste bien, Andrew Wood —susurro.

—Uhmm —murmura moviéndose sobre mí.

Durante un par de segundos se queja adormilado y yo permanezco debajo de su cuerpo, pero luego su respiración cambia haciéndome saber que se encuentra despertándose y aprovecho para hacerlo a un lado para respirar y tener algo de aire fresco, porque su calor corporal me estaba haciendo sudar. Él se queja y gira hasta quedar boca arriba, llevándose un brazo a los ojos.

— ¿Qué hora es? —pregunta con voz rasposa pasados unos minutos.

—No lo sé ¿Cómo te sientes?

—No tan mal cómo debería. Soy bueno con las resacas —Medio sonríe aun con el brazo cubriéndole los ojos.

—Afortunado —murmuro poniéndome de pie.

Me siento sobre la cama sacándome los zapatos de tacón, mis pies me odian, pero al menos puedo caminar cuando me pongo de pie yendo hacia el baño de mi habitación. No miento cuando digo que me asusto con el reflejo que me da la pared espejo del baño, estoy peor de lo que esperaba.

Es que ni siquiera puedo explicar el nivel de desastre que soy, qué bueno que Andrew se cubrió los ojos o hubiese pensado se fue con una loca. Soy metódica cepillándome los dientes y luego tomando lo necesario para desmaquillarme, que es justo cuando aparece Andrew vistiendo únicamente un bóxer gris, con los ojos hinchados y la marca de uno de mis aretes en la mejilla, el cabello hecho un desastre, pero viéndose maravilloso.

Él se ríe cuando ve mi lamentable estado y yo solo ruedo los ojos haciéndole saber que en el segundo cajón hay un cepillo de dientes nuevo. Mientras se cepilla los dientes me mira quitarme todo el maquillaje corrido del rostro, me observa volverme Leslie de nuevo y cuando termina con su higiene bucal, recarga la espalda de la pared, siguiendo con la mirada el cepillo domándome el cabello.

— ¿Por qué tienes una pared espejo completa en el baño? —pregunta, pero no me da oportunidad de responder—. Parece una invitación a hacer cosas perversas.

—Pregúntaselo a Eva, tal vez no esperaba que sus invitados fueran del tipo traviesos.

Termino con el último nudo en mi cabello y suspiro, al menos no me arranque demasiado cabello y ahora me veo decente. Mi reflejo me muestra a una mujer de ojos algo hinchados con leves ojeras, pero estoy libre de maquillaje y sin nudos en el cabello.

— ¿Lista?

—Lista —Le respondo viéndolo acercarse gracias al espejo.

Me hace el cabello a un lado y baja el rostro dejándome un beso en el cuello mientras sus manos se mantienen en mis hombros.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora