Capítulo Diez

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Capítulo Diez.


— ¿No puedes dormir?

Miro con ojos cansados a papá, son poco más de la una de la madrugada y me encuentro sentada en el sofá intentando leer un expediente del trabajo. Dejándose caer a mi lado pasa un brazo por sobre mis hombros, no puedo evitar suspirar.

—Tenía problemas para conciliar el sueño. Arthur se siente mejor, pero no dejaba de darle vueltas en mi cabeza al asunto, luego me sentí mal porque ¿Qué pasa si mi negatividad está atrayendo cosas malas?

— ¿No crees en el diagnóstico del doctor? Dijo que era una fuerte gastritis e infección en la orina, estamos dándole e tratamiento al niño.

Quiero creerle, por supuesto que no quiero que sea algo grave, pero también veo cómo tras un par de días los malestares en Arthur son intermitentes. Quiero que se sienta mejor y disminuir la angustia que no me ha dejado dormir.

—Me sentiré más cómoda con una segunda opinión —confieso—. He estado pidiendo opiniones para visitar algún gastroenterólogo que sea confiable. Creo que mientras más pronto obtenga un diagnóstico preciso, más rápido podré saber cómo actuar.

»Además, si confirma lo que la pediatra dijo y ese doctor dijo, me sentiré mucho más tranquila.

—Está bien, cariño, eso parece razonable. ¿Qué te parece una cita después del cumpleaños?

En dos días Arthur cumple siete años, aun no puedo creer lo mucho que ha crecido, queremos que tenga un lindo día, teniendo en cuenta el par de semanas con malestares que ha tenido. Mi hijo, quien usualmente tiene muchísima energía, ha estado los últimos días lleno de fatiga y un poco débil. Mi preocupación no hace más que incrementar, incluso cuando la pediatra aseguró que no era nada grave, todavía tengo en la boca de mi estómago una sensación muy amarga.

—Poco después de su cumpleaños iremos y todo estará bien —afirmo con demasiada fuerza.

—Tengamos fe de que será así, Leslie.


Hace mucho tiempo no pisaba una pista de baile y todavía más lejano tengo el recuerdo en el que mi cuerpo fluyera con la música en compañía de un excelente bailarín. Andrew es muy bueno. No es una molesta estatua esperando que haga la cosa de sacudir cómo si bailara con una pared, no, Andrew se mueve al ritmo de la melodía y me hace sudar con sus movimientos tentadores. Pese a ser un hombre alto y con complexión un tanto fuerte, sus movimientos surgen sin ninguna dificultad o torpeza.

Pero esta noche he visto a bailar a los cinco BG.5 lo que me hace saber que los cincos son muy talentosos o los hicieron tomar clases de baile, porque aun cuando cada uno de ellos tienen su toque personal al bailar, la verdad es que son más tentadores que el mejor de los pasteles, me pregunto de si después de una bailada las novias-esposas no quedan locas hormonales con ganas de mucho sexo...Debería preguntárselo a Ela, porque sí que me siento algo encendida con todo este baile.

Podría culpar la falta de sexo, pero la verdad es que he pasado tiempos más extensos de sequía en donde la cosa de "dártelo a ti misma" me funcionaba bien, pero ahora tengo un gran cosquilleo despertando que no disminuye o se aplaca, que pide más.

Una, dos, tres, pierdo la cuenta de las canciones que bailamos, pero sé que estoy riendo y disfrutando de algo que no me permití en un buen tiempo. Ahora, he de confesar que la cercanía de su torso con el mío en lentas rotaciones de caderas no es sana y la manera en la que posterior a ello su pecho se presiona en mi espalda mientras su mano descansa en mi abdomen, es pecaminosa.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora