Capítulo Trece

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Capítulo trece.

¿Cómo puedo hacer esto?

¿Cómo podría tener este tipo de conversación con mi hijo de siete años?

¿Cómo no tenerla cuando estamos a pocos días de iniciar un proceso tan difícil e invasivo en su cuerpo?

No importa cuántas veces intente consolarme, cuántas palabras motivacionales me digan los demás, nada de eso importa. En el trabajo alguien me dijo "esta es una prueba para demostrar tu fortaleza" "Dios te puso esta batalla porque sabe que puedes con ella". Quiero gritarles que no me interesa demostrar mi fortaleza y que Dios ha sido un osado que me ha puesto una batalla que no pedí. En este momento no consigo consuelo en Dios, en palabras de aliento o todas las sugerencias de grupos de apoyo que me ha dado el doctor.

Muchos dicen que estos primeros meses debo ser optimista y tener mis ánimos a cien, pero no imaginan cuán difícil es entender y aceptar que tu hijo de tan solo siete años tiene cáncer de páncreas. No es fácil comprender que tienes que someterlo a quimioterapias y medicamentos invasivos que dejarán sus efectos en su pequeño cuerpo.

No es ni un poco fácil tener que explicarle por qué debemos ir al hospital de manera seguida a partir de hoy. ¿Cómo le hablo de todos los efectos secundarios de la quimioterapia de la que me informó el doctor?

Soy consciente de que debemos ir con un psicólogo para afrontar todo esto. Siento que esto es un enorme monstruo intimidándome y que me ha dejado paralizada, quiero actuar y ser fuerte, pero todo lo que he hecho es llorar y recriminar que sea mi hijo quien pase por esto ¿Por qué no puedo ser yo?

— ¿Y...? —Me apremia Arthur a continuar.

Tiene el ceño fruncido procesando lo poco que he dicho, se encuentra sentando en la silla del comedor, donde aún no alcanza el suelo, balanceando los pies. Un gran bosteza lo ataca y luego parpadea continuamente cómo si luchara por quedarse despierto.

— ¿Recuerdas las películas donde el héroe lucha contra el monstruo? —asiente—. Ahora es nuestro turno, cielo. Hay un pequeño monstruo con el que lucharemos con mucha fe y fuerza para que te sientas muy bien pronto ¿De acuerdo?

— ¿Quiénes lucharemos?

—El abuelo, las tías, tú y yo.

— ¡Genial! Lo haremos en familia —Sonríe—. ¿En dónde está el monstruo? ¿Qué debemos hacer?

Lucho contra las inmensas ganas de llora que me embarcan mientras estiro una mano acariciándole el cabello, algo que en algún momento se irá.

—Cielo ¿Recuerdas que te has estado sintiendo mal?

—Sí. Me duele mucho la panza, a veces todo da vueltas, mami y no se siente bien nada. La comida ya no me gusta mucho. ¿Estoy enfermo, mami?

Todo lo que hago es asentir con lentitud. Una de sus manos cubre la mía ahora en su mejilla y sonríe.

—Tranquila, mami. Seguro es una gripe, si tomo la medicina maluca estaré bien y tendré mucha hambre de nuevo.

—Es un poco más complicado. Tendremos que ir al hospital muy seguido para que estés mejor.

— ¿Qué harán en el hospital? —Entrecierra los ojos hacia mí—. ¡Van a puyarme!

—Lo-lo siento...

—Mami, no llores.

Baja de la silla y viene hacia mí, trepa a mi regazo y me abraza mientras me promete que no llorará cuando lo puyen, que será un buen niño para que venzamos monstruos y se comerá toda su comida.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora