Capítulo Nueve

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Capítulo nueve.

—Me duele mucho —lloriquea mi hijo.

— ¿Dónde duele? —pregunto apretando los labios con preocupación.

—Mi pancita. Me duele mi pancita.

Su labio inferior tiembla y se acurruca contra mi pecho. Beso su frente y se encuentra tan caliente. La fiebre no baja. Su pediatra lo vio hace dos días y aun así no ve mucha mejoría; la fiebre va y viene, los dolores de su pancita se calman con el medicamento, pero regresan en ocasiones.

Él llora humedeciendo mi camisa y siento mis ojos humedecerse porque no me gusta que sufra. Así que le tarareo una canción y acaricio su pancita con cuidado, intentando causar algún alivio.

No sé cuánto tiempo transcurre, pero cuando beso su frente noto que su temperatura ha bajado y que se ha quedado dormido con su boca fruncida y lágrimas secas en sus mejillas. Mi bebé está teniendo mucho malestar y pese a lo que dijo su pediatra, no se está controlando.

Decido que no iré a trabajar mañana, que buscaré la opinión de otro médico que pueda ayudarnos porque las noches de Arthur se han convertido en llanto y dolores. Mi pobre bebé.

—Tranquilo, mi amor, arreglaremos esos dolores y estarás bien —Lo acuno con más fuerza.

Se queja y se incorpora solo un poco cuando comienzan las arcadas y luego viene el vómito. De inmediato lo inclino hacia adelante mientras vomita y se queja con sus ojos cerrados. Palmeo su espalda sin importarme estar cubierta de vomito. Cuando termina, lloriquea y tiene estremecimientos.

— ¿Qué sucede?

Volteo hacia la puerta encontrándome con la mirada de Elanese. Solo cuando ella me mira con sorpresa y alarma, noto que estoy llorando.

—Dile a papá o a Eva que prepare el auto por favor, necesitamos llevarlo a un médico. Arthur no está bien.


4 de febrero, 2016.

A diferencia de cada encuentro que tengo con Andrew, Grace es puntual. Cuando llego, ella ya se encuentra ahí pareciendo enfrascada en algo en su laptop, así que cuando la alcanzo, no se da cuenta hasta que estoy a su lado de pie y me aclaro la garganta.

Alza la vista sorprendida y luego sonríe notando que soy yo, se pone de pie para saludarme, pero soy más rápida y le doy un breve abrazo, luego le extiendo una pequeña caja y ella lo toma con sorpresa, pero con también con emoción.

— ¿Por qué es esto?

—Porque sé que ayer fue tu cumpleaños ¡Feliz cumpleaños atrasado!

—No tenías que hacerlo —dice con una gran sonrisa feliz.

Es divertido ver su emoción cuando toma asiento, abre la caja y toma una broches para el cabello que pensé que podrían gustarle. Recién comparto más que saludos con Grace por lo que me era muy difícil saber qué comprarle y que no se viera exagerado, es decir, no es cómo si iba a regalarle un anillo de oro, pero quería tener un gesto sincero. En una compra improvisada vi los dos bonitos y delicados broches para el cabello, se prestan para cualquier ocasión.

— ¡Me encanta! Los usaré mañana —dice con entusiasmo—. ¿Vendrás? No es que te esté presionando ni esté diciendo que antes no estuvieras invitada, solo reafirmo, no quiero que llegues a pensar... Entonces ¿Vendrás?

—Andrew me invitó a ir con él. Me gustan las fiestas, no voy a una desde la súper fiesta de mi hermana.

—Escuché que esa fue una fiesta muy grande —Se ríe—. Dexter dice que es de sus mejores recuerdos. Siempre nos dice que nos perdimos una gran fiesta.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora