Capítulo Dieciocho

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Capítulo dieciocho.

— ¿Por qué me ves así? —Le pregunto a Arthur.

Su sonrisita divertida me hace entrecerrar los ojos mientras nos vemos, acostados. Nos encontramos en mi cama, arropados y hemos terminado de leer un cuento. Como siempre, juega con un mechón de mi cabello que finge es su bigote.

—Estás bastante guapa, mami. Los doctores te ven cómo a una pizza.

— ¿Soy una pizza?

— ¿Lo eres? —pregunta entusiasmado.

—No, tontito. Soy de carne y hueso cómo tú, un ser humano.

—Tal vez...

— ¿Si?

—Podrías salir con uno de los doctores, les gustas a todos.

Rio y él me sonríe cómo alguien que ha tenido una gran idea. Cuando mi risa se calma, dejo un beso en la punta de su nariz.

—Gracias por preocuparte, cielo, pero no busco un novio en este momento.

—Bueno, dime cuándo busques uno y elegiremos al mejor. Trabajo en equipo.

Alzando una mano la deslizo por su calvicie luego retiro la mano para acariciarle con el pulgar el escaso vello que aún está presente en lo que antes eran unas cejas gruesas. Físicamente mi pequeño ha cambiado tanto, ahora es más delgado, la palidez habitual de su tez clara ahora es sorprendente, tiene moretones ahí en dónde le suministran los tratamientos, las ojeras se volvieron parte de su rostro y hay un hundimiento perceptible en donde antes solo habían un montón de mejillas para apretujar, pero sigue siendo mi hijo con un corazón hermoso, el alma de un guerrero y unos ojos hermosos que no dejan de brillar.

El nudo ya familiar se instala en mi garganta y lucho contra las lágrimas mientras le sonrío, me devuelve el gesto.

—Eres hermoso, valiente, inteligente, increíble, maravilloso y un montón de cualidades más, cariño —Se lo digo en cada instante de mi vida en el que encuentro la oportunidad—. Eres un niño perfecto y te amamos, lo sabes ¿Verdad?

—Mi mami es la mejor —asegura.


1 de marzo, 2016.

— ¡Eso no es cierto! —digo a mi teléfono con indignación.

— ¿Qué no es cierto? —pregunta Elanese.

Deslizo el teléfono hacia ella, quien no tarda en leer el artículo y comenzar a reír, a mí no me resulta nada divertido leer cómo se dedicaron a hacer un artículo de "la conquista de Andrew" y sus múltiples retoques físicos. Según el artículo cuento con una rinoplastia, hilos tensores y otra cosa que ni siquiera sé que es. Está claro que cada quien se hace cirugía de lo que quiere con su dinero – siempre con responsabilidad – y los demás no deberían involucrarse en ello, pero me choca que digan que tienen pruebas cómo si me conocieran o lo señalaran cómo si de haberlo hecho eso fuese algo malo o un atentado contra la humanidad.

—Dice en los comentarios que tienes una nariz muy bonita y que nadie nace con la nariz así —Se ríe—. Espera... —Hace una pausa— ¡¿Qué?! Alguien dijo que tienes las tetas hechas, pero otro le respondió que no creía, pero que "la de Dexter" sí tiene silicona ¡Malditos! ¿Y que si tuviera implantes? ¿Lo habría hecho con su dinero? ¡Y tengo nombre! ¡No soy ninguna "La de Dexter"!

»Espera, hay más. Esta gente pasa el tiempo hablando mierdas suponiendo sobre lo que nos hemos hecho o no...Qué manera de perder el tiempo —desliza el teléfono de regreso hacia mí—. A veces tengo cierta molestia sobre estar expuesta, no me acostumbro a que desconocidos hablen de todo sobre mí.

La inspiración de Andrew  (BG.5 libro #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora