🔸️Capítulo 6 - Filosofía y algo más

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−Primero hay que tener en cuenta que Nietzsche es un filósofo -Peter está sentado en el escritorio con una pierna cruzada en la esquina, la otra estirada y los brazos a medio cruzar sobre la panza. La clase está en su mejor auge y responde al comentario de una alumna- pero es cierto que él también se preguntaba ésto: ¿Cómo es posible que los débiles hayan vencido a los fuertes? Él consideraba que los fuertes tienden a separarse uno de otros con la misma necesidad natural con que los débiles tienden a juntarse, y que, por ésta razón, la moral de esclavos es inseparable de las masas o rebaños.

−¿Algo así como que la unión hace a la fuerza? -pregunta un jóven de la primera fila que tiene clavado el codo en la mesita.

−No, precisamente -se detiene en un punto invisible para pensar- si ustedes se reúnen para desligarme a mí del cargo como ayudante de cátedra, no lo van a lograr por el solo hecho de ser más, sino que tendrían que lograr que, siguiendo éste ejemplo, yo pierda mi potencia.

−Entonces el dicho es una falacia -comenta otra jóven que ceba mates con un termo violeta y se lo alcanza a su compañera de la izquierda.

−Tampoco creo que sea una falacia, si quieren tirar una pared la unión sí va a hacer a la fuerza -y genera una risa minúscula y grupal- pero a nivel social, si quieren corromper a alguien no basta solamente con unirse, sino demostrar con argumentos que ese otro no es capaz.

−A veces no hace falta argumentar mucho porque la inutilidad queda en evidencia.

−Estoy de acuerdo, pero creo que también hay que pensar que agrediendo o atacando a la otra persona le terminás dando más poder. Y lo que uno tiene que lograr es lo contrario... es la manera más acertada de lograr que la unión social haga la fuerza.

−¿No es un poco fascista? -consulta otra chica que está al fondo y habla con la boca llena porque come bizcochos de grasa.

−Para mí no, y creo que para Nietzsche tampoco. Mirá, él decía que, aunque se logre vencer a esa potencia, los esclavos van a seguir siendo esclavos porque por más que se impongan, van a seguir actuando conformes a la lógica del resentimiento. Por eso es que no hay que entender la voluntad de poder como un deseo de dominar porque ejercer el poder no significa que vayan a cambiar las cosas. Sí, uno puede unirse para oponerse a algo que perjudica a la mayoría o a los más débiles en lo que sería una escala social, pero unirte y vencer al poderoso no nos va a dar el poder a nosotros.

−El poder siempre lo tienen unos pocos -acota Lali en voz baja, pero lo suficientemente firme como para que la escuchen. Está tan concentrada clavando la punta de la lapicera en el espiral del cuaderno que cuando levanta la cabeza, lo ve a Peter observándola y esperando a que continúe- Nietzsche no creía en la democracia. Eso tampoco lo convertía en un autoritario, pero él consideraba que la democracia es un sistema erróneo que decantaba al Estado en el afán de conseguir una suerte de igualdad totalmente utópica que nunca se va a lograr.

−Exacto -y sonríe mínimamente desde su lugar- ¿Pero entonces qué harías si la autoridad no es ética y la democracia es insostenible?

−No lo sé -sube un hombro- supongo que inventaría un nuevo sistema.

−Si lo vas a hacer avisanos así nos unimos, convencenos y hacemos la fuerza -agrega, y ella esboza una sonrisa, después baja la vista a su manualidad y él continúa.

Los cuarenta minutos que quedan de clase se pasan rápido porque tienen que reunirse en grupos de cinco o seis estudiantes y responder preguntas que el debate prolonga, hasta que Peter corrobora en su reloj pulsera que es la hora de irse. Lali se queda en el aula porque espera a que Candela regrese del baño, así que mientras guarda el cuaderno y los alumnos le pasan por delante hacia la salida, cruza una mirada con Peter que le vuelve a sonreír disimuladamente y ella revolea los ojos al mismo tiempo que se muerde el labio y reprime la risa. Pero Candela llega cuando ella está por acercarse al escritorio y pedirle al profesor que deje de mirarla así porque sudan las manos, le duele el estómago y le vibra la entrepierna. Así que solo se limita a colgarse la mochila en la espalda, entregarle la suya a Candela, saludar cordialmente antes de salir y buscar su puchito de después de cursar para evaporarse un poco en el aire de la ciudad.

CUANDO EL AMOR ES DE ENGAÑOWhere stories live. Discover now