🔹️Capítulo (1)4 - Up

1.9K 144 31
                                    

Adrián ya estaba en el restaurante cuando Lali llegó a la hora exacta en que la citó para conocerse personalmente después de tantas semanas conversando vía chat. Se levanta para saludarla con un beso cortés en la mejilla y después le corre la silla. Ella se siente halagada y ni siquiera lo corrige diciéndole que sabe sentarse sola. A veces nos basurean tanto y soportamos a demasiados inútiles que no vamos a perder tiempo en hacer correcciones éticas sobre la igualdad de género solo porque te corren una silla. Adrián es lindo y es muy correcto para hablar. Es lo que más llama la atención de Lali. Tienen una conversación fluída y entiende rápidamente sus chistes con doble sentido. Comparten la cena sin interrumpirse y se cuentan anécdotas de la semana que conducen en debates extensos. Tan extensos que nunca se dan cuenta de la hora y pasan una hora y media más hablando después de haber consumido el postre. Un camarero tuvo que acercarse a la mesa para pedirles que se vayan porque estaban prontos a cerrar y ellos se rieron mientras juntaban sus bolsos y camperas.

Adrián la lleva a tomar un helado y caminan bajo la noche puertomaderense esquivando a los turistas que deambulan y disfrutando del viento que les golpea en las caras y los pelos. Sentados en un banco, él le confiesa que le parece mucho más interesante personalmente y que tiene una sonrisa contagiosa. Ella se limita a agradecerle, pero no es recíproca, solo le pregunta si le parece extender la noche en un hotel. Y Adrián asiente, claro. ¿Cómo iba a perderse la oportunidad de tener sexo en la primera cita si los dos fueron a buscar eso? Encuentran cerca un lugar donde pasar la noche -quizás Adrián ya lo tenía agendado y por eso la invitó a comer a esa zona- y él paga la noche. Ella sonríe porque desde que salió de su casa solo gastó para el taxi y después se deja llevar por la mano de él hasta la habitación que le asignan. Adrián apenas cruza la puerta, se empieza a desnudar y a Lali le hace reír su desesperación, pero no va a juzgarlo porque ella también está sacándose el vestido y tiene ganas de llevarlo a la cama desde que se levantó para recibirla en el restaurante. Él se anima a agarrarle la cara con las dos manos y la besa despacio. Ella siente como las plantas de los pies le queman y cierra los ojos para dejarse llevar. La ayuda a desquitarse de las prendas y le toca cada retazo de piel porque quiere excitarla. Ella le contornea el cuerpo con las manos y rasguña sus hombros bajando hasta su pecho antes de cruzarle una pierna por encima de la cintura y dejarse arrastrar por él que la tumba sobre la cama. Pero ella se da cuenta que él nunca la penetra y murmura en voz baja cuando está poniéndose el preservativo.

-¿Estás bien? -le pregunta y Adrián asiente mirando hacia abajo, como quien le habla telepáticamente a su miembro para que reaccione.

-¿Me esperás un segundo? -le consulta un poco tímido. Ella asiente y lo ve irse corriendo desnudo hasta el baño. Escucha las quejas de Adrián y también un par de cachetazos que no quiere saber a dónde se los está dando.

-No te la puedo creer -susurra cuando deduce el hecho y se tira hacia atrás sobre la cama. Es que todo lo que en la vida de Lali siempre se encamina perfectamente bien, siempre puede terminar mal.

Peter está sentado detrás de su escritorio bastante abstraído de lo que sus alumnos debaten luego de que él haya expuesto la relación de Karl Marx con el comunismo. La clase estaba tornándose muy tranquila hasta que un jóven levantó la mano para mostrar una posición contraria que llevó a una discusión con otra compañera que parece militar al filósofo. Entonces él está ahí, actuando escucharlos pelear porque no le interesa ninguna otra idea que no sea la que los propios escritores dejaron expuestas en sus máximas. A veces solo quiere dedicarse a dar clases y no escuchar los debates, pero es lo que pasa en toda carrera social así que se limita a hacer de cuenta que es algo importante para discutir, aunque todos los cuatrimestres haya un par que pelee por lo mismo. Su celular enciende la pantalla cuando le llega un nuevo mensaje y lee el nombre de Lali. «¿Estás dando clases?» le consulta. «Sí y no» responde rápido, escribiendo con un solo dedo. «Estoy en un telo esperando a que al flaco se le pare» resume y Peter se muerde el labio para reprimir la carcajada. «Te deseo suerte con eso» logra contestarle justo cuando una alumna levanta la voz para llamarlo y volverlo a ubicar en el contexto de la clase.

CUANDO EL AMOR ES DE ENGAÑOWhere stories live. Discover now