🔸️Capítulo 8 - Despedida

2.1K 146 25
                                    

Peter vuelve a encender las luces del aula cuando termina el corto audiovisual que eligió para exponer en clase y tiene que reprimir la risa sobre los ojos achinados y los bostezos de algunos alumnos. No hay manera de poder disimular el cansancio físico y mental. les informa que estén atentos al e-mail porque va a enviar las consignas sobre la guía de preguntas que deben responder para la clase siguiente. Cuando agrega que no llevará nota porque solo se hará un debate en clase, más de uno exclama alivio. Luego les da el visto bueno para que puedan irse y todavía no logra acostumbrarse a la molestia que le genera el ruido de los bancos y los útiles que caen en las mochilas cuando todos se levantan eufóricos para volver a casa. Pero desde su escritorio desvía la vista hacia donde está Candela, terminando de anotar en el cuaderno lo que él escribió en la pizarra blanca. No es que haya algo en ella que le llame la atención; o sí. Lo que le llama la atención es que ya van a cumplirse dos semanas en que Candela asiste sola a la clase.

−Candela... −la llama cuando quedan pocos alumnos. Ella levanta la cabeza para corroborar que el ayudante de cátedra le pide que se acerque con un movimiento de mano. Entonces ella traga saliva porque se pone nerviosa, mientras guarda las cosas en la mochila aprovechando a que los segundos pasen para que el aula se vacíe, y después se levanta.

−Hola -habla tímida y presiona un poco los labios. Se mueve incómoda y él lo nota- ¿Pasó algo? ¿Hubo algo mal en mi exámen?

−No, no pasó nada. Además, te sacaste un diez.

−Ya sé, pero capaz descubriste que algo estaba mal corregido...

−No, quedate tranquila -y le sonríe para que ella pueda volver a recuperar el aire- te llamaba por algo que no tiene que ver con la materia, y antes de preguntártelo te quiero pedir perdón porque no me compete e incluso si no querés responder estás en tu derecho... −Candela asiente rápido- pero, ¿sabes si Mariana, tu... tu amiga, dejó la materia?

−Que yo sepa, no.

−Porque ya faltó a dos clases y saben que en la tercera inasistencia quedan libres. Es una lástima porque le fue bien en el parcial.

−Sí, pero no creo que la haya dejado. Tampoco sé si estuvo ocupada, pero supongo que volverá a partir de la semana que viene.

−Okey -responde y sonríe un poco- perdoname por la molestia.

−Está todo bien. Cualquier cosa te aviso, así le das de baja en la cátedra en el caso de que no siga -y él asiente- chau...

−Buen fin de semana -y la mira hasta que desaparece detrás de la puerta, quedándose en la soledad del aula y volviendo a corroborar los mensajes no leídos de su celular.

Candela se cruza con una compañera de otra materia en la fila de la fotocopiadora y queda charlando hasta que la atienden. Después pasa por la maquinita de café para servirse un capuccino y sale esquivando el gentío que se acumula en la entrada. Ésta vez no espera a que el auto de siempre la pase a buscar, así que se suma a la ida de dos chicas para caminar hasta la parada del colectivo que la deja a una cuadra de la residencia. Pasa por un kiosco para comprar una bolsa grande de caramelos, después toca timbre y espera segundos extensos hasta que una desconocida le abre la puerta con una sonrisa cansada y en pijama.

−Te traje los apuntes -Candela deja caer su mochila sobre la mesa de la cocina. Lali está frente al horno revolviendo una salsa blanca- también te compré las fotocopias que hay que leer para la clase siguiente.

−Muchas gracias. Te quedás a cenar, ¿no?

−Obvio. ¿Los demás ya comieron? -y se acomoda en una de las sillas cruzando las piernas.

CUANDO EL AMOR ES DE ENGAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora