🔹️Capítulo (1)8 - Lo que guardamos

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Candela cumple años y organiza una pequeña reunión en su departamento. Teniendo en cuenta que se trata de un monoambiente, no invita a todas las personas que le hubiera gustado por lo que las divide en días y horarios. También había conversado con el encargado del edificio para pedir la terraza, pero el mes anterior algunos vecinos se quejaron por las fiestas con música fuerte que hicieron retumbar las paredes y del desorden que ninguno se hizo cargo y del cual al día siguiente el portero se levantó más temprano para limpiar. Así que Candela, acostumbrada a no hacerse mala sangre con las reuniones sociales -porque su psiquis las odia-, arma una merienda perfecta en el balcón de su departamento. Mientras ella acomoda las magdalenas en un platito, Lali está sentada frente al horno, esperando a que un budín termine de cocinarse. Todavía está en pijama porque anoche se quedó a dormir para iniciar la celebración de una nueva vuelta al sol en un pijama party, entre conversaciones extensas, helado y películas clásicas en mute porque era más interesante lo que podían contarse.

-No puedo creer que hayas invitado a Fátima -exclama Lali con un codo clavado en la rodilla y sin perder de vista el budín que tampoco va a irse a ningún lado.

-¿Cómo no voy a invitarla? Es mi amiga -Candela toma distancia y observa que su torre de muffins esté pareja.

-Está todo el tiempo hablando de sus viajes al exterior y de sus experiencias que nadie le preguntó -se queja y Candela esboza una risa porque tiene razón.

-Pero más allá de eso, es una buena persona.

-Nunca me enteré si lo es porque solo la escuché hablando de las tareas domésticas que aprendió a hacer cuando vivió en Estados Unidos. ¿Tuvo que irse hasta allá para saber lo que era una escoba?

-Intuyo que no te cae muy bien -dice con una cuota de sarcasmo y traslada el plato a la mesa del balcón en donde también hay platitos y vasos descartables.

-No es que me caiga mal... -piensa y presiona el botón de la luz interna del horno porque empieza a titilar- siento que es una pobre infeliz que solo sabe ostentar y vivir según patrones ajenos y ni siquiera se dio el permiso para conocerse ella misma.

-Bueno, con eso tampoco estás diciendo que te cae muy bien -acota y Lali esboza una risa- ¿Se quemó la luz?

-No sé, está fallando -lo prende y apaga varias veces. Candela se inclina para mirar el interior del horno y corroborar que la luz funcione.

-Después lo chequeo. El budín ya está... -avisa. Lali se levanta, agarra una manopla de silicona y saca la budinera del horno- qué rico olor. Pensé que no cocinabas ni una salchicha.

-No lo hago, pero ésta es una receta que me pasó la abuela de Peter y quería probarla -explica y deja la budinera sobre una tabla de madera que Candela le alcanza.

-¿La abuela de Peter? ¿Cuándo la conociste?

-En el cumpleaños de la madre.

-¿Ya oficializaron y nunca me enteré? -bromea. Lali la mira de reojo sin soltar la budinera y Candela expulsa una risa.

-Me llevó porque no quería ir solo a enfrentar a la familia que lo odia por haber engañado a Malena.

-¿Y te llevó justo a vos? -cuestiona enarcando una ceja.

-Lo mismo le pregunté, pero ninguno se dio cuenta y la pasé muy bien -y se concentra en desmoldar el budín. Candela asiente despacito con la cabeza, pensativa- no hagas caras, solo fue eso.

-Yo no hice ninguna cara -se defiende entre risas.

-Tu silencio habla -la acusa y deja caer el budín en la base de madera.

CUANDO EL AMOR ES DE ENGAÑOWhere stories live. Discover now