🔹️Capítulo (1)3 - El bastón

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Lali abre los ojos porque la música del celular le avisa que entró una nueva llamada. Resopla y saca los brazos de debajo del agua de la bañera en la que está sumergida. Con una mano corre un poco la espuma que le toca el mentón y se estira a tironear de una toalla para secarse las manos. Agarra el celular que dejó en la alfombra plástica al lado de la bañera, ve el nombre de Peter en pantalla, revolea los ojos y acepta la llamada.

-Decime que es algo urgente.

-Hola, buenos días -actúa.

-Son las siete y media de la mañana, Peter. No tengo ganas de hablar, ¿qué querés?

-No es necesario que sean las siete de la mañana para que no tengas ganas de hablar -su tono de voz es demasiado calmo y percibe que se levantó hace rato- ¿Estás ocupada?

-Aprovechando mis quince minutos de paz. ¿Podés decirme qué querés? -él parece que quiere hablar, pero no lo hace. Hay una pausa que la molesta- ¿No es un poco temprano para pedirme sexo?

-No seas boluda -y Lali se ríe porque lo imagina achinando los ojos con indignación.

-Entonces habla, tarado.

-Anoche Dante se quedó a dormir en casa y me pidió que hoy le haga la segunda con la ex -cuenta brevemente y ahora ella entiende porque casi la conversación susurrada- van a volver a verse, pero quiere que lo acompañe a una especie de cita en la que va a llevar a una amiga de ella para juntarla conmigo así el encuentro entre ellos no es tan tenso.

-¿Todo esto ahora? Es demasiado temprano.

-No, Lali. Más tarde. Prestá atención cuando te hablo.

-En ningún momento especificaste horario, estás hablando como si fueras un preso y a mí no me retas -no respira y escucha su risa. Golpean dos veces la puerta del baño- ¡Si sos Eugenia o Carla, pasá! -y la que entra es Eugenia vestida con un pijama del Pato Lucas, el pelo arrodetado, una vincha de toalla en la cabeza y la cara con crema negra.

-Dante está durmiendo en el sillón y no quiero que me escuche.

-¿Y vos donde estás?

-Abajo del escritorio -responde rápido y ella se ríe fuerte- en mi cuarto, boluda. Pero no me desvirtúes. Hoy tenés el casamiento de tu tía, ¿no?

-Sí.

-Bueno, voy con vos.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Porque si.

-Es tu amigo, Peter. Podés decirle que no aceptas la idea y que arregle solo su relación.

-Vos también sos mi amiga y me vas a salvar de ésta -pero Lali esboza una risa y juega con la espuma de su bañera. Eugenia continúa lavándose la cara y chequea las imperfecciones en el espejo- ¿Qué pasó? ¿Se cortó?

-No. Te imaginé con él haciendo las mismas cosas que hacés conmigo.

-¡Dale, estoy hablando en serio! -está realmente desesperado y ella no puede dejar de reírse.

-Bueno, está bien. Si tantas ganas tenés de aburrirte, vení. Nueve y media estate en la residencia porque a las diez pasa un auto que nos lleva directo a Bahía. Por favor, es elegante así que no vengas en ojotas, bermudas y con el morral.

-Tengo un smoking.

-No tenés comida en la heladera, pero tenés un smoking -acusa. Él ríe desde el otro lado de la línea y también lo hace Eugenia mirándose al espejo con pincita de depilar en mano.

-Gracias, sos lo más. En un rato estoy allá -y corta la comunicación antes de que ella se arrepienta.

-¿Era Peter? -pregunta Eugenia.

CUANDO EL AMOR ES DE ENGAÑOKde žijí příběhy. Začni objevovat