🔹️Capítulo (1)9 - Cuidame

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La lluvia golpea en el techo de chapa del patio interno de la pensión y el ruido molesta un poco para quienes están en la cocina sucumbidos en un dígalo con mímica. Cada vez que Mercedes cumple años, le gusta celebrarlo en la pensión porque sus huéspedes cumplen el rol de sobrinos y la divierten más que los de sangre. Cocina banquetes dulces que siempre sobran para seguir comiendo en la semana y compra cotillón que obliga a ponerle a cada uno. También le gusta porque la hacen reír a carcajadas, a veces al punto de doler la panza y tener que ir corriendo al baño, como ahora que Alan intenta representar mímicamente "El resplandor" y su equipo no resuelve la incógnita porque, claramente, si no reconoces la escena icónica entonces es porque no la viste.

Lali está sentada en una esquina de la mesa con un tenedor clavado en la porción de torta de chocolate y dulce de leche que hizo con Belén como regalo de cumpleaños. No participa del juego porque su equipo perdió y tiene que esperar un nuevo turno, pero se entretiene observando a Alan que ya está harto y le queda poco tiempo. Al lado de su plato tiene el celular y cada tanto se anima a desbloquear la pantalla, como quien está esperando un mensaje o un llamado específico que no llega. Pero sentado al lado de ella también está Iván. Iván que tocó timbre en la pensión temprano, sorpresivamente, cuando ella estaba anudando globos. Belén le permitió pasar y Mercedes lo invitó a su celebración porque "más gente, mejor". Él cada tanto la mira y le comparte una sonrisa. También apoya una mano en su pierna y la presiona en son de caricia. Como si la confianza que gestaron años atrás nunca se haya ido. Y ella está incómoda, claro, y le encantaría echarlo sin pelos en la lengua, pero no quiere arruinar cumpleaños ajeno.

-¿Te acordás cuando para un cumpleaños tuyo fuimos a la playa? -Iván recuerda y la corre de la escena en donde Alan grita el nombre de la película luego de que el tiempo haya expirado y que ninguno haya adivinado.

-Sí.

-Al otro día no podíamos levantarnos porque nos engripamos -y se ríe un poco. Lali sonríe y baja la vista a su porción de torta, al mismo tiempo que chequea de reojo la pantalla del celular la cual sigue sin encenderse- ¿Cuándo fue?

-Para mis veinte.

-Cierto... -y hace una pausa melancólica- ese día pasaron muchas cosas además del resfrío.

-¿Cómo te está yendo en el curso? -le cambia de tema porque no tiene ganas de hablar sobre todo lo que hicieron por primera vez en la cama.

-Muy bien -responde- estoy aprendiendo un montón -y mete otro espacio en blanco que ella no quiere deducir- estoy pensando en quedarme más tiempo en Capital -le confiesa y Lali levanta rápido la cabeza.

-¿En serio? ¿Por qué? -y eso sonó más una queja que una felicitación.

-Me está yendo bien en el curso, estoy viendo si poder seguir estudiando e inscribirme en algún instituto para tener un título profesional. Y Walter me recomendó traer mi negocio de Bahía para acá, porque la ciudad es más grande y cree que voy a tener más oportunidades de crecer económicamente.

-¿Y vos qué pensás?

-No la considero una mala idea -dice- ¿Te puedo hacer una pregunta? -Lali asiente, aunque quisiera decirle que no- ¿Crees que alguna vez nosotros vamos a recuperar lo que perdimos?

-¿Qué perdimos?

-Sabés de qué te hablo, Lali -y sonríe un poco, con ternura.

-No sé, Ivo. Tampoco lo estuve pensando... creo que lo que pasó en su momento ya pasó, y que ahora somos personas nuevas.

-Y capaz éstas personas nuevas ya aprendieron de sus errores y pueden tener la capacidad de reiniciar lo que perdieron -dice. Lali le mantiene la mirada porque está atónita- venir a Capital para mí no es solo venir a estudiar, un gran porcentaje también tiene que ver con vos... -y eso es lo último que ella quería escuchar. Está tan desorbitada que ni siquiera ve cuando Eugenia pasa por detrás de Iván y se detiene a escuchar la confesión.

CUANDO EL AMOR ES DE ENGAÑOWhere stories live. Discover now