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La mente de Frank permaneció completamente en blanco por extensos segundos, nada llegaba a su mente y por lo tanto nada salía de su boca.

Sintió que su cuerpo estaba en una pequeña crisis, el calor inundaba su rostro, pero al mismo tiempo un escalofrío recorría su espalda.

Sus ojos ni siquiera podían divagar, y se mantenían fijos en la mirada intensa que el contrario posaba en él. Gerard demostraba a través de sus pupilas los deseos que tenía, y la tensión que había en el ambiente.

Frank apoyó la taza de café en la mesada, apenas notando sus acciones.

Justo después de ver la suave expresión de Gerard se sintió al igual que una gelatina, sus piernas temblaban levemente y el pelinegro no parecía querer quitar esa casi imperceptible sonrisa. Ese pequeño gesto que seguramente hacía sin notarlo le estaba dando vueltas el estómago, siempre ponía esa expresión cuando solían besarse por mucho tiempo y simplemente descansaban luego, admirando el rostro contrario.

Dio un suspiro mientras recordaba esos besos, y Gerard no soportó más simplemente admirando esos ojos entrecerrados y mejillas rojizas. Tomó su rostro con suavidad, aprovechando el breve momento para acariciar la piel de Frank con sus dedos.

El castaño se dejó llevar, cerrando sus ojos por completo, sintiendo la respiracion tenue del contrario, y en menos de un segundo, sus labios.

El suave roce delicado que formaron ambos los hizo sentir gozo en su mente, volviendo a ese lugar en donde la tranquilidad reinaba, y no existía ningún disturbio, tan solo la agradable sensación de la boca contrario contra la propia, con el calor que aquello les provocaba.

Frank dejó escapar un leve sonido, con su voz más ronca de lo que hubiera deseado, justo en el segundo después de notar la lengua del pelinegro en su boca.

El tiempo transcurría, con ambos completamente concentrados en sentir el cuerpo ajeno tan cerca, que al separarse y oír el chasquido de sus labios, apenas notaron que realmente estaban besándose.

—Podría haber salido mal—comentó Frank, aún con sus manos apoyadas en los hombros del contrario—, considerando que tenía un café y podía callarte con eso... en tu cara.

—Entonces tuve suerte—Gerard sonrió de manera delicada, apenas dejándolo notar—, fuiste muy generoso.

—Aún no sé si me arrepiento—hablaba casualmente, con un dejo de gracia en su voz, haciendole entender al pelinegro que no lo decía en serio.

—Quizás...—tomó un poco de aire, algo nervioso por la situación— debería besarte de nuevo, solo para que puedas decidirte.

—Ajá—sus ojos ya se estaban cerrando cuando vió a Gerard mirar sus labios, y por inercia sus dedos descansaron tranquilamente en el cabello oscuro del contrario.

***

Frank apoyó su cabeza en la dura madera, comenzando a sentir frío en sus pies. Estaba frente a su maquina de coser, en la habitación relativamente pequeña donde se encontraban sus cosas de costura.

No le encantaba demasiado crear diseños y trabajarlos por sí mismo, solo le gustaba su trabajo en la casa de novias, así que estresarse hasta altas horas de la noche con clientes/as que le exigían no eran su cosa favorita.

Pero allí estaba, haciendo un vestido. Ni siquiera había querido hacerlo, pero su madre pensaba que él era el mismísimo Karl Lagerfeld y lo ofreció para ser el diseñador del vestido de segundas nupcias de una de sus amigas.

Y no había podido negarse. En el momento que fue planteado sonó bastante bien, pero no había logrado ordenar su horario y tan solo faltaban escasos días para entregarlo.

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⏰ Last updated: May 03, 2021 ⏰

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I really need you tonight. [Frerard]Where stories live. Discover now