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Condujo por varias calles, frenando abruptamente en algunas esquinas y acelerando innecesariamente en algunas calles, no sabía controlar bien el vehículo, pero eso no le impidió alejarse de su departamento, necesitaba respirar con tranquilidad.

Se detuvo en un parque, de una manera bastante descuidada, a cualquier conductor le daría un infarto si veía lo mal estacionado que podía llegar a estar un vehículo.

Caminó algunos pasos, sintiendo el frío de la noche sobre la piel de sus manos, probablemente la temperatura no sobrepasaba los diez grados centígrados, pero no se sentía mal con eso, lograba distraerlo al menos un poco de toda aquella situación.

Acarició su mejilla suavemente, recordabando el golpe que Frank le había dado, y se sonrojó por la vergüenza, estaba un poco desorientado aún por todo lo que había pasado.

Sacó su celular de su bolsillo y vió que  tenía varios mensajes, pero decidió ignorarlos, y busco el contacto de Frank.

Presionó el icono de llamada antes de siquiera pensarlo demasiado, y esperó por una respuesta, pero no llegó ninguna, tan solo el sonido agudo que indicaba la posibilidad de dejar un mensaje en el buzón de voz.

—Hola Frank—titubeó, notando que era un poco extraño saludar como si nada hubiese ocurrido—, sólo quería decirte que lo siento—su voz se quebró como había esperado que sucediera, sin poder evitarlo—, lamentó haberte lastimado, realmente no quería que las cosas sucedieran así, pero sucedieron y es mi culpa, te pido perdón—pensó en acabar allí el mensaje y dejarlo finalmente en paz, pero continuó—, por favor responde.

Terminó su mensaje y siguió llorando por un momento, pensando en las cosas un poco más, tal vez Frank había actuado impulsivamente, dudaba mucho que siquiera tuviera consciencia del alboroto en el que se había metido al volver su pelea en algo completamente público, pero no podía juzgarlo, eran sus sentimientos y no tenía derecho a juzgar su sentir.

Luego de un largo rato de temblar ligeramente por el frío, el número de Lindsey apareció en su pantalla, haciéndolo suspirar con un poco de alivio, aún tenía a su amiga.

***

Frank se encontraba en su hogar, yendo de un lado a otro, sin saber qué más hacer, las llamadas de su familia llegaban sin parar a su teléfono, pero no respondía a ninguna, solo estaba bebiendo café en la mañana del veinticinco de diciembre, apenas siendo las siete, pero no podía dormir mucha más que eso.

Se dedicó a tener un pequeño momento para él mismo, oyendo los pájaros cantar y admirando el comienzo del día, pensando en lo que había hecho.

Viéndolo desde ese lugar, se sentía como mínimo mal, aún le daba mucha pena el pelirrojo, y se encontraba en un debate interminable con él mismo, en donde su parte sensible le repetía que Gerard estaría pasandola pésimo y sufriendo, y su parte aún molesta se alegraba por ello.

Tomó su teléfono y revisó su Whatsapp, respondiendo brevemente algunos de los mensajes, y luego notó que tenía un mensaje en su buzón de voz. Le pareció un poco extraño, teniendo en cuenta que casi nadie solía dejarle mensajes por ese medio.

"Hola Frank" la voz temblorosa y tímida del pelirrojo se escuchó en su cocina, haciendo que permanezca en su lugar, sintiendo un escalofrío en la espalda al oír su tono. Cada palabra le hizo revolver sus sentimientos uno a uno, para finalmente dejarlo descansar en el silencio absoluto.

Trató de dejar sus pensamientos de lado, intentando con todas sus fuerzas no pensar en el asunto, pero mientras más lo intentaba más pensaba en ello. Y los mensajes de Jamia, como los de sus compañeros de trabajo no ayudaban demasiado.

Debía volver al taller en la segunda semana de enero, porque en ese momento tenían vacaciones, pero no sabía si podría ver la cara de Donald Way de nuevo, la vergüenza lo comería vivo, y tan solo pensar en ver nuevamente a Gerard le alteraba un poco los nervios.

Se mantuvo inquieto durante toda la mañana, sin responder los mensajes que no involucraran a su madre preguntando cómo estaba, y tan solo descansó en la comodidad de su sala observando la televisión.

Le causaba mucha vergüenza verse a él mismo en la pantalla, en especial por las imágenes que transmitían incansablemente, pero agradecía que no se metieran demasiado con él, y el foco de la atención fuera Gerard y Dallon.

El último poniendo tal broche de oro al escándalo que había incluso opacado su discusión con el pelirrojo, y en cierta parte lo agradecía, pero de todas formas sintió algo de pena.

Gerard no pudo defenderse de ninguna manera, y tampoco había ningún tipo de información de su parte, simplemente había dejado lo ocurrido sin decir nada, y era lo mejor, porque continuar con ese juego haría que no se terminara nunca.

—Jazmín, ¿puedes traer mi cartera?—Gerard ajustó el cinturón de su abrigo y descendió del vehículo, observando a su asistente tomar con cuidado su bolso Fendi—, acompañame.

Caminó un par de metros y tomó su cartera para colgarsela al hombro, abriendo la puerta del maravilloso atelier de su padre.

Enero ya estaba finalizando sus días ajetreados de trabajo, y Gerard tenía un tiempo libre para visitar aquel lugar, y tal vez volver a ver a Frank, aunque eso le causara un lío de sentimientos en su interior.

El gran escándalo que fue tapa de revista no duró más de una semana, porque la noticia del embarazo de una actriz opacó las demás, y lo agradecía, había deseado que se olvidaran de ellos lo antes posible. Gerard no hablo ni una sola vez sobre el tema en ningún canal, ni en sus redes sociales, aunque le llovían los comentarios sobre el tema.

Dallon y él habían calmado los ánimos después de una semana intensa, y pudieron hablar de una vez por todas sobre lo que había pasado, Gerard le deseó lo mejor del mundo y pidió perdón, sintiéndose aliviado después de todo.

Y Frank, sabía que Frank había vuelto a trabajar allí como siempre, pero aún no había podido verlo, hasta ese día.

I really need you tonight. [Frerard]Where stories live. Discover now