❝ Capítulo XI ❞

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Les informo que la historia si la hice taegi, pueden pasarse por mi perfil para leerla, se llama "El costo de tu sonrisa".

Después de que el médico les diera algunas indicaciones y jurara no decirle nada al rey los cuatro chicos se encontraban en una de las mesas de la cocina tomando chocolate caliente. YoonGi se había tranquilizado y había dejado de lloriquear, TaeHyung mantenía el seño fruncido mirando a NamJoon y pensando seriamente en decapitarlo, el último mencionado mantenía la mirada baja y de vez en cuando miraba de reojo a ambos omegas, SeokJin había dejado de quejarse del dolor pero obviamente seguía molesto con todos los presentes. El pelimorado tomó su taza y bebió el contenido de golpe como si de alcohol se tratase, dejó el objeto vacío sobre la mesa con un suave golpe y al mismo tiempo se ponía de pie y a la vez se alejó de la mesa arrastrando su pierna.

—¿A dónde vas?—se atrevió a preguntar el causante de su estado.

—Te importa una mierda—respondió fulminandolo con la mirada.—¡JENNIE!

La alfa al escuchar que el Omega le llamaba se dio prisa en llegar hacia donde provenía su voz, al ver el vendaje de su pierna–el cuál también tenía algo de sangre–se le acercó algo asustada e intrigada.

—Ayúdame y llévame a mi habitación, por favor.

La pelinegra pasó uno de los brazos del omega por su cuello para servirle de soporte y dispuesta a salir de ahí se dió media vuelta junto con el pelimorado pero se detuvo al escuchar al otro omega.

—¡Espera! E-es mi culpa que estés así...de-déjame ser yo quien te ayude...

SeokJin sonrió sarcásticamente.—Es tu culpa, si y por lo mismo no quiero que te me acerques.

Todos miraron a SeokJin un tanto sorprendidos, incluso Jennie. El pelimorado se sintió un poco mal al ver al rubio reflejar tristeza en su rostro pero en parte era cierto, si el Omega hubiera esperado otro poco para revelar su mentira todo hubiera sido diferente, aunque también admitía que era suya pues no estuvo atento a la llegada de TaeHyung y por eso le habían descubierto.

—Entonces deja que te ayude yo—hablaron ambos alfas al unísono para después mirarse con odio.

—Ustedes imbéciles son a los últimos a los que les pediría ayuda, háganme un favor y váyanse al infierno.

La alfa al ver que el omega comenzaba a avanzar le imitó y ayudó a caminar. Fue más difícil subir las largas escaleras, SeokJin nunca se había fijado que parecían ser eternas, después de discutir con Jennie que no quería que nadie le cargara para subir por fin lograron llegar a su habitación donde sin dudarlo un segundo entraron ahí. Una vez que la puerta fue cerrada el pelimorado se dejó caer con cuidado sobre su comida cama, miró a la pelinegra y habló.

—Si no es mucho pedir...¿Podrías apoyarme mientras esté en este estado? Pediré que te paguen el doble o el triple si es necesario.

La contraria negó.—Eso no hace falta, lo haré con gusto.

SeokJin sonrió, anteriormente en una corta charla con ella le había comentado que había logrado aprender medicina y que originalmente quería ser una doctora del pueblo pero la ley del rey donde establecía que, sin importar que fuera alfa, una chica no podía ejercer una profesión de hombres se lo había prohibido. Cuando TaeHyung reinara le pediría que cambie esa absurda ley y le conseguiría trabajo a Jennie, y fue por eso por lo que ahora le había pedido ayuda, pensó que era mejor que ella le cuidara y no alguien más.

Mientras tanto  TaeHyung se encontraba mirando al pálido y al moreno con seriedad y con un pequeño dolor en el pecho.

—Quiero que hagan sus maletas ahora, saldremos en la mañana.

¿Princesa?   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora