❝ Capítulo III❞

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Pasaron los años y nuestros protagonistas fueron creciendo, conforme pasaba el tiempo su belleza resaltaba más.

Todos en el palacio Min estaban estresados e iban de arriba a abajo por todo el palacio, ¿la razón?, justo hoy era el cumpleaños número 17 de los mellizos, sumándole que los reyes y los príncipes Kim vendrían así que el día de hoy todo tenía que quedar a la perfección, no podía haber ningún error, ni siquiera uno pequeñísimo.

La reina se dirigía hacia la habitación del mellizo menor, había optado por despertarlo personalmente pues conocía muy bien a su pequeño y estaba segura que ninguna chica de la servidumbre podría despertarle. Dio tres golpes a la puerta para acto seguido abrirla y entrar, desde la puerta se podía observar un pequeño bulto bajo las sábanas de la cama, dio un suspiro y se dirigió a abrir las cortinas de las ventanas para que entrara algo de la luz que emanaba el sol.

-Yoonie es hora de levantarse.-dijo retirando las sábanas de él.

Solo se pudo escuchar como el pálido dejaba salir un gruñido por haber interrumpido su descanso.

-Date prisa, YanGmi ya ha preparado el desayuno y más tarde se llevará acabó la fiesta para celebrar tu cumpleaños y el de JiMin-dijo para después salir de la habitación.

El pálido se paró de la cama con mucha pereza, se dirigió al cuarto de baño para poder asearse y dejar que la espuma de la tina le cubriera cada parte de su cuerpo, relajándolo al mismo tiempo. Cuando terminó de limpiar su cuerpo se dispuso a dar el cuidado diario que daba a su piel, salió envuelto en una bata de ceda blanca, miró aquello que sus padres le habían ordenado ponerse, no entendía porqué debía disfrazarse, suspiró. A pasos lentos se dirigió hacia aquel atuendo, tomó entre sus manos aquel vestido celeste y la peluca, no quería pero debía usarlas. Se puso la lencería de color blanca, hasta en eso su madre quería que combinara, se puso el vestido y después los taconcillos para después mirarse al espejo. Le gustaba como se veía sin necesidad de usar la peluca, aún así se la colocó, se puso algo de maquillaje natural y un poco de la fragancia que su madre le había prestado. Estaba listo.

Bajó al comedor para poder tomar su desayuno, se sorprendió un poco al ver que era el único que faltaba de tomarlo.

-Príncipe Min, la reina me ha pedido recordarle que debe usar un tono más suave al hablar y tener un buen comportamiento cuando los invitados lleguen, recuerde que casi nadie sabe que es un chico.

Asintió, estaba harto de que le recordaran eso desde hace meses. "No eres una chica pero debes actuar como una, es por tu bien", "Sí fueras chica todo sería más fácil".

Terminó de comer el desayuno y se puso de pie, la criada aún seguía ahí, sólo esperaba que ella no le estuviera siguiendo todo el día.

-Recoge la mesa y dile a mi madre que no se preocupe...y por tu bien más vale que no me sigas...

La chica asintió e hizo una reverencia antes de que el pálido se fuera, sabía bien qué debía seguirlo y mantenerse a su lado,no podía desobedecer a la reina, pero de alguna u otra forma buscaría la manera en convencerla de que no había visto al príncipe. Por otro lado, el menor salió y se dirigió hacia el segundo jardín, donde por suerte encontró a quien buscaba. Se acercó al más alto y cubrió los ojos del contrario con ambas de sus manos, lo único bueno de los taconcillos era que le permitían estar más alto.

-Buenos días~-dijo para después separarse del más alto con una sonrisa.

-Buenos...días...

El mayor estaba seguro de que si no fuera por la voz del más bajo realmente le hubiera confundido con una chica. Le sorprendía ver como aquel atuendo le quedaba de maravilla y como la cabellera negra le quedaba aún mejor que el color rubio que poseía originalmente.

-Dios...te ves...te ves hermosa...o hermoso...

-¿Tu crees? Aún sigo sin entender el porqué debo vestirme así.

-Tranquilo Gi, debes tener paciencia y dejar que el día de hoy fluya, estoy seguro que mañana volverás a usar tu ropa normal.

Ambos se sonrieron, YoonGi agradecía que su amistad con NamJoon no se viera afectada por el pasar de los años y mucho menos por la actitud que el omega poseía.

-Por cierto, ¡Feliz cumpleaños! Se supone debo esperar a que abras los obsequios de los demás pero quiero que luzcas el mio.

El alfa tomó aquella delgada caja en sus manos y se la entregó al omega, éste último quedó boquiabierto al ver aquel regalo. Era una gargantilla, pero no una gargantilla cualquiera, era una gargantilla hecha de finos y pequeños diamantes incrustados en un borde de plata.

-Sé que es algo que tu padre te puede dar sólo que es algo que en cuanto lo vi pensé en ti, puedes usarla aunque seas un chico pero creo que hoy se te vería perfecta.

Retiró con delicadeza la gargantilla de las manos del pálido y la envolvió sobre su cuello, una vez que la cerró se alejó para poder permitir que el pálido viera lo hermosa que su cuello la hacia lucir. "La" pelinegro le agradeció y justo en ese momento, su mellizo apareció junto con Jeon. Su mirada se posó en ambos, ninguno de ellos tenia que hacerse pasar por algo que no era, JiMin seguía siendo el chico omega, JungKook el hijo de una de las cocineras y mejor amigo del príncipe, NamJoon uno de los más valientes del reino y su mano derecha, ¿Y él? Él se hacía pasar por una chica.

-Nam hyung, el rey le busca, dice que al ser la mano derecha de YoonGi debe hablar con usted.

Asintió, se despidió de ambos príncipes y se dirigió junto con el alfa menor hacia el estudio del rey. Por el contrario, JiMin y YoonGi habían aprovechado para ir a la cocina y robarle algunos postres a las cocineras.











-¿Me está diciendo que YoonGi debe casarse con aquel príncipe? Pues lo siento mucho su majestad pero no lo permitiré.

-NamJoon...lamento decirte que eso no lo decides tu, sino yo. YoonGi te presentó ante mi como su mano derecha a los 6 años ¿No es así?

-Sí...pero no entiendo eso qué tiene que ver.

-Fácil, yo ya decidí y si te he informado es debido a que como su mano derecha deberás acompañarle al palacio de los Kim. Ahora, retírate por favor.

El moreno hizo una reverencia y salió del estudio, si no podía evitar ese compromiso, al menos le acompañaría en todo momento y tal vez con algo de suerte, lograrían evitarlo.













La puerta de la habitación se abrió ruidosamente, los reyes se pararon de sus tronos y miraron a la chica, detrás de ella venía el mellizo mayor y NamJoon.

-¡¡¿ERA POR ESO?!! ¡¿POR ESO QUERÍAN QUE PARECIERA UNA CHICA EL DÍA DE HOY?!

El rey y la reina se miraron, sabían que NamJoon le contaría a YoonGi y aún así parecían no estar afectados.

-¡¡QUIERO QUE AMBOS SEPAN QUE NO ME CASARÉ!!

-Padre, debe haber alguna manera en la que podamos anular el compromiso.

-No la hay, los tres deberían tranquilizarse.

-¿Tranquilizarme? ¿CÓMO QUIERES QUE LO HAGA SI ME ACABO DE ENTERAR QUE ME CASARÁN A LA FUERZA?

-¡SUFICIENTE! Te guste o no te casarás con el menor de los Kim, no permitiré que por tu negación se derrame sangre de nuestro pueblo.

-Tu no decides eso.

La reina se sorprendió, durante esos 17 años el pálido jamás le había contradecido o alzado la voz.

-Quién lo decide es mi padre, además, el trato que hicieron fue que se casarían con una chica. ¿Qué crees que pasará cuando se enteren que soy un chico? No sólo yo iré a la horca, si me hundo,ustedes también lo harán, abran los ojos.

Antes de que la reina pudiera hablar, el rey le hizo señal para que callara.

-No pienso retractarme, te casarás con el príncipe Kim y la boda será pronto.

Dicho esto los tres chicos salieron de la habitación, un alfa preocupado y sintiéndose mal, un omega sabiendo que le esperaba lo mismo y otro omega hecho una furia.

¿Princesa?   Where stories live. Discover now